Uno de los temas más frecuentes en las leyendas históricas es el de aquellos personajes que profetizaron su propia muerte. Matemáticos, astrónomos o escritores han arrastrado tras su fallecimiento este tipo de relatos. Y este mes de octubre es un buen momento para hablar de ello, con motivo del aniversario de la muerte de Santa Teresa. Este año, además, se celebra el cuarto centenario de su canonización.

Hay casos confusos, como el del médico y matemático italiano Gerolamo Cardano, el cual gracias a su interés por la astronomía y la estadística terminó coqueteando con el mundo de los augurios y la astrología judiciaria. Sus vaticinios sin embargo fueron puestos en duda, excepto el de su muerte, del que dio buena cuenta el historiador Jacques Auguste de Thou. De Thou había conocido en vida Cardano y en su libro Historia mei temporis relató: “cuando sólo le faltaban tres días para cumplir los setenta y cinco años, en el mismo día y año que había predicho, a saber, el 21 de septiembre de 1576, murió”. Ahora bien, también reconoce que: “para no errar en su predicción aceleró su muerte negándose a comer”.

 La muerte de Cardano, ha sido considerada como un suicidio matemático en pos de cumplir su profecía.

Otra muerte anunciada sería la del matemático Abraham de Moivre cuyo augurio se basó en las horas del sueño. Según cuenta la leyenda, este matemático francés cayó en la cuenta que al envejecer cada vez dormía más. Su endeble salud incrementaba en varios minutos sus horas diarias de sueño, de modo y manera que calculó cuanto tiempo faltaría dormir eternamente. El resultado fue sencillo, su muerte llegaría el 27 de noviembre de 1754, como finalmente ocurrió.

 

Abraham de Moivre habría vaticinado su muerte en basa un cálculo matemático de las horas del sueño. Aunque aún está por demostrar documentalmente.

Ahora bien, no deja de ser una anécdota más cercana a la leyenda que a la realidad, como sucede con el escritor Mark Twain y la enternecedora cita que se le atribuye como profecía: “Entré con el cometa Halley en 1835. Viene de nuevo el año que viene y espero salir con él. Será la mayor decepción de mi vida si no salgo con el cometa Halley”.

Y lo cierto es que tanto en el día de su nacimiento, (el 30 de noviembre de 1835) como el de su muerte (el 21 de abril de 1910) el cometa Halley se aproximó a la Tierra. Ahora bien, la anécdota no fue conocida hasta que en 1912 su biógrafo Albert Bigelow Paine la dejó plasmada por escrito.

 

¿De verdad dijo Mark Twain que moriría cuando llegase el cometa Halley?
 

La profecía de Santa Teresa de Jesús

La profecía que sí quedó por escrito y de manera indudable tiene que ver con la fecha del 4 de octubre de 1582, día en que murió Santa Teresa de Jesús en el salmantino pueblo de Alba de Tormes. La monja más famosa de Castilla murió en olor a santidad y por ello gran parte de sus pertenencias se guardaron como verdaderas reliquias. Muestra de ello es uno de sus breviarios, un libro que las carmelitas de Medina del Campo guardaron con celo. Lo que pocos podían imaginar, es que en el interior de sus páginas se encontraba una nota manuscrita por la inconfundible caligrafía de Teresa haciendo una profecía veinte años antes de su muerte. El texto dice así:

“A diecisiete días de Noviembre, octava de San Martín, año de mil y quinientos y sesenta y nueve, vi, para lo que yo sé, haber pasado doce años, para treinta y tres que es lo que vivió el señor faltan veinte y uno.
Es en Toledo en el monesterio del glorioso San José del Carmen. Yo por ti y tu por mí. Vida. Doce por mí, y no por mi voluntad se han vivido”.

'La cifra de la muerte', una de las reliquias más extrañas de las muchas que hay de Santa Teresa.

De esta maraña de números, en los que se compone la llamada “cifra de la muerte” obtenemos al menos un dato en claro, y es que esta nota se escribió el 17 de noviembre de 1569 en Toledo. El resto de números dice que han pasado 12 años, más 33 que son los vividos Cristo y que por lo tanto solo faltan 21 años más. Esto se podría entender como una operación matemática 12+33+21+1(el año en el que hace la profecía)=67años, es entonces cuando surge la duda ¿67 años para qué? Es entonces cuando echamos mano de la documentación y comprobamos que 67 son los años con los que Teresa murió. ¿Casualidad? ¿Profecía? Cualquiera sabe, desde luego mejores pistas no se pudieron dejar.

Par saber más, puede visitar la web de Miguel Zorita.