En escasos días se conmemora la colocación de la piedra fundacional de la catedral de Burgos. Por ello nos vamos a centrar en la gran protagonista de este evento. Pero no me refiero al templo, si no a la misma piedra caliza con la que se edificó este colosal monumento.
Grandes obras de la arquitectura han hecho famosas a sus canteras, Stonehenge enalteció las colinas de Preseli (cerca de Pembrokeshire) o el Egipto faraónico a las canteras de Tourah y Massarah.
Por eso hoy convendría viajar a ese año de 1221, pero no a Burgos, si no a poco más de 20 kilómetros (unas tres leguas como se decía entonces) en dirección sureste. Allí, entre los actuales municipios de Hontoria de la Cantera, Tornadijo y Cubillo del Campo se encontraba (y sigue estando) una de las mejores vetas de piedra caliza de toda la Península Ibérica.

La cantera del Pozo es una de las que actualmente se muestran en las visitas guiadas que ofrece Patrimonio de la Luz

La cantera del Pozo es una de las que actualmente se muestran en las visitas guiadas que ofrece Patrimonio de la Luz, una estupenda propuesta cultural a favor de revitalizar estas míticas canteras.

Su ductilidad, pureza y su característica blancura (de la que se dice, dañaba a la vista) parecen ser los motivos principales para que desde antiguo se utilizase en estelas funerarias romanas, en ermitas visigóticas ( como Quintanilla de las Viñas), monasterios románicos (como San Quirce de los Ausines) y cómo no, la catedral de Burgos.
Es, por tanto, muy probable que la primera catedral románica de Burgos ya estuviese hecha con caliza de Hontoria (no en vano la ciudad tiene infinidad de edificios hechos con tal material: Las Huelgas, el Arco de Santa María, la Cartuja de Miraflores… y de ahí que esa primera piedra fundacional fuese de caliza de Hontoria  o Fontoria, también llamada así por los documentos medievales.

La cantera del Pozo es una de las que actualmente se muestran en las visitas guiadas que ofrece Patrimonio de la Luz

Utilizadas como presidio en la posguerra y polvorín en el franquismo, las canteras han sido recuperadas como localización para anuncios y eventos y desde luego como extracción de su magnífica caliza.

Esa primera mole de 253 kg sabemos que se colocó el 20 de julio de 1221 bajo la atenta mirada del jovencísimo rey Fernando III, su esposa Beatriz de Suabia y el obispo de la ciudad, Mauricio. Se situó casi en el corazón de la catedral, de hecho, sirvió de cimiento al pilar suroeste que hoy sostiene el cimborrio y en ella se labró la frase en latín “Sobre esta piedra edificaré mi iglesia”.
Desde esa piedra de los cimientos, hasta lo más alto de las agujas talladas por Hans de Colonia salió de las canteras que comparten Hontoria, Cubíllo del Campo y Tornadijo. Y su historia es fascinante.

Fernando III, su esposa Beatriz de Suabia y el obispo Mauricio fueron los anfitriones de la colocación de aquella primera piedra el 20 de julio de 1221

Fernando III, su esposa Beatriz de Suabia y el obispo Mauricio fueron los anfitriones de la colocación de aquella primera piedra el 20 de julio de 1221.

Desde que Alfonso VI donase los terrenos para construir la catedral los retos arquitectónicos fueron constantes. El solar es una de las laderas que se alzan hacia el castillo y esto hace que haya un enorme desnivel entre la cara norte y la sur del templo (tanto como para dar lugar a la Escalera Dorada) y no solo eso, el terreno tiene gran filtración de aguas que desembocan en el río Arlanzón y eso para la piedra puede ser fatal.
La humedad, más la contaminación que pude filtrase en la piedra proporciona una especie de enfermedad llamada “el mal de la piedra” que hace que los monumentos pétreos se desmenucen.
Un buen ejemplo lo vemos con otra roca empleada en la catedral como es la piedra de Briviesca, elegida por el escultor Felipe de Vigarny por su porosidad, siendo así más fácil de tallar, pero a la vez más vulnerable a este tipo de males. Muestra de ello es su evidente deterioro.
Durante siglos los fabriqueros de la catedral (encargados del mantenimiento) han tenido que luchar contra todo tipo de desgracias como el hundimiento del cimborrio en la madrugada del 3 al 4 de marzo de 1539 o la precipitación al vacío de la estatua de san Lorenzo la tarde del 12 de agosto de 1994.

El cimborrio de la catedral de Burgos es sin duda una de las obras cumbres de la arquitectura universal

El cimborrio de la catedral de Burgos es sin duda una de las obras cumbres de la arquitectura universal.

Para luchar contra la humedad se buscaron ingeniosas soluciones como la cámara bufa, todo un corredor que durante decenas de metros surca el subsuelo de la catedral para alejar las aguas subterráneas.
Descubrir los secretos que aún alberga esta catedral nos hace valorar aún más a sus ingenieros, canteros, financiadores y en definitiva creadores de lo que en sí mismo es, un homenaje a la inteligencia humana.