Recientemente se inauguraba en el Museo del Prado la exposición de la magnífica colección Frick, en la que destacan los más célebres hispanos, Velázquez, Murillo y especialmente Goya, de cuya obra hoy nos vamos a ocupar.

Colección Frick con reconocibles lienzos hoy expuestos en el Museo del Prado

Colección Frick con reconocibles lienzos hoy expuestos en el Museo del Prado.

Nos referimos a una pintura titulada a veces como “un oficial” o el “conde de Teba” aunque ambos títulos están incompletos. Efectivamente se trata de un militar, a la vista está el traje de húsar, no obstante, no es un militar cualquiera y ciertamente, también es el conde de Teba, pero pocos le conocieron así en vida, pues su título más famoso fue el de conde de Montijo.Por si esto de la nobleza se vuelve lioso podemos resumirlo de una manera muy sencilla, era el tío paterno de Eugenia de Montijo, la esposa de Napoleón III.

Todo apunta a que Goya lo pintó hacia 1804, es decir cuando el retratado tendría unos 31 años

Todo apunta a que Goya lo pintó hacia 1804, es decir cuando el retratado tendría unos 31 años.

Tras pasar por distintos dueños, el cuadro acabó en manos del coleccionista José Lázaro Galdiano, quien a su vez, en 1914, se lo vendió a Henry Clay Frick a cambio de una armadura y desde entonces reposaba en Nueva York hasta ahora, cuando Eugenio Eulalio Palafox Portocarrero, uno de los grandes liantes de la historia de España ha regresado a la ciudad que le vio nacer.

Personajes conspiradores e intrigantes los ha habido siempre, y a veces se les puede seguir la pista con cierta facilidad, algo que no es tan sencillo con nuestro protagonista.

Para empezar porque, en contra de lo que pasó con otros nobles, él tuvo una magnifica educación liberal, gracias a su madre, gran tertuliana y promotora de periódicos ilustrados de la época. Imbuido en estas ideas el futuro conde tradujo el Bruto de Voltaire pero tiempo después se convirtió en defensor de Fernando VII, al mismo tiempo que ganó puestos dentro de la masonería y por si fuese poca contradicción conspiró contra la Junta Central del Gobierno de España durante la guerra de la Independencia.

Este batiburrillo de ideas nos hace ver que el conde de Montijo no era un aristócrata más. Y es que cuando uno concentra tanto poder las enemistades personales se vuelven políticas y ahí es cuando todo se empieza a complicar.

En el año 1805 su madre, María Francisca de Sales Portocarrero, fue desterrada por orden de Godoy, la burda excusa que empleó el primer ministro fue el segundo matrimonio de esta señora que según Godoy era morganático y por lo tanto contravenía la ley. La razón verdadera es que María Francisca estaba colando ideología demasiado progresista en España mediante sus tertulias de señoras.

María Francisca de Sales Portocarrero de haber vivido unos años más seguramente hubiese aclarado muchas ideologías a su hijo


María Francisca de Sales Portocarrero de haber vivido unos años más seguramente hubiese aclarado muchas ideologías a su hijo.

El motín de Aranjuez

El futuro conde de Montijo, no supo ver más allá y convirtió en personal la enemistad contra Godoy, buscando alianzas en los enemigos de este que no eran otros que Juan Escóiquiz Morata (profesor de Fernando VII), un tal Pedro José Maté y otros tantos personajes de turbia moral.

La prueba evidente de que el conde de Montijo se dejó liar lo vemos pocos años después, en 1808, cuando durante el motín de Aranjuez luchó activamente para derrocar a Godoy disfrazándose de villano “el Tío Pedro” que arengaba a la plebe con su colega Maté camuflado bajo el aspecto de “Zamarrilla el Manchego”.

En el motín de Aranjuez el conde de Montijo participó como el Tío Pedro

En el motín de Aranjuez el conde de Montijo participó como “el Tío Pedro” pero ¿cuántas veces más no manipuló la opinión pública? ¿Y cuántos nobles más no participaron de estos altercados a lo largo de la historia?

Durante la guerra de la Independencia también se inventó títulos que no tenía, e intentó salvar los trastos una y otra vez, metiéndose en tales líos que el 3 de noviembre de 1820 solo se pudo definir como: “ni realista jamás ni demócrata” sino ricohombre de Castilla. Un rango de época medieval en el más valía el que más tenía. Por lo tanto, después de volver locos a absolutistas y liberales, españoles y franceses, llegó a la conclusión de que solo se fiaba de su dinero, como si los absolutistas y demás facciones conservadoras se hubiesen movido por otro anhelo a lo largo de la historia…