Mucho se ha hablado de paternidades en el Vaticano, papas como Inocencio I que fueron hijos de otros papas, en este caso de Anastasio I y sumos pontífices con vástagos a tutiplén, tres se le atribuyen a Julio II y siete a Alejandro VI.

Lógicamente estos desmadres llegaron a dar lugar a una nueva forma de poder en la que las amantes de los papas ejercían una enorme influencia, es la llamada pornocracia cuyo máximo esplendor se sitúa en lo que los historiadores eclesiásticos han denominado el “Saeculum obscurum” (Siglo oscuro). Ahora bien ¿Qué ocurría mientras tanto con los eclesiásticos españoles? ¿Hubo arzobispos con hijos? Veamos como hay más de los que nos imaginamos.

El Papa Sergio III

El Papa Sergio III, padre del también papa Juan XI. 

HIjos bastardos

En un repaso rápido podemos encontrar hijos bastardos en las diócesis de: Zaragoza, Santiago de Compostela, Oviedo, Córdoba, Sevilla, Toledo, Badajoz, Salamanca, Cádiz, Valencia, Jaén, Segovia, Osma, Plasencia y Málaga. De lo que es fácil suponer que a poco que investigásemos en profundidad podría haberlos prácticamente en todas.

No hablamos de que tal o cual religioso dependiente de una diócesis fuese hijo bastardo, sino directamente hijos bastardos de arzobispos que a su vez también acabaron ocupando su respectiva cátedra en alguna otra diócesis.

Para entendernos podríamos hacer dos grandes grupos: Por un lado hijos bastardos que acabaron siendo obispos y por otro hijos bastardos de estos jerarcas eclesiásticos. En el primer grupo nos encontraríamos, lógicamente, a hijos bastardos de alta alcurnia, pocas esperanzas tendría en llegar lejos en la Iglesia el fruto de un vulgar adulterio, sin embargo el desliz de un monarca o el descuido de un noble se recibía con otro agrado al ir acompañado de buenos dividendos.

Solo hace falta ver el retrato del rey Felipe IV para dispar las pocas dudas que podrían existir sobre quién era el padre del obispo de Málaga

Solo hace falta ver el retrato del rey Felipe IV para dispar las pocas dudas que podrían existir sobre quién era el padre del obispo de Málaga

Tal es el caso del obispo de Badajoz, Juan de Ribera, hijo bastardo de don Pedro Afán Enríquez de Ribera y Portocarrero, conde de los Molares y duque de Alcalá, o del obispo de Puebla, Juan de Palafox y Mendoza, descendiente ilegítimo de los señores de Ariza.

En esta misma categoría entrarían Alonso Enríquez de Guzmán y de Orozco (obispo de Osma, Plasencia y Málaga) cuyo padre fue el rey Felipe IV. También hijo de reyes fue el arzobispo de Zaragoza Juan de Aragón, hijo del monarca aragonés Juan II y por tanto medio hermano de Fernando el Católico, por si esto fuera poco también este monarca tuvo un hijo bastardo que acabó en la cátedra de Zaragoza, Alonso de Aragón quien por no perder la costumbre también tuvo un hijo habiendo sido proclamado arzobispo.

Incluso reyes de fuera de España situaron aquí a sus “hijos naturales” asi lo vemos con Maximiliano de Austria (el padre de Felipe el Hermoso) que logró convertir a sus dos hijos bastardos, Jorge y Leopoldo, en obispos de Valencia y Córdoba respectivamente.

También este último, Leopoldo de Austria, tuvo un hijo bastardo, al que puso por nombre Maximiliano que como ya era tradición, siguió la carrera paterna y acabó siendo obispo de Cádiz, Segovia y Santiago.

En otro segundo rango estarían aquellos bastardos que lo fueron de patriarcas de la iglesia como los dos hijos de Diego de Anaya y Maldonado que fue obispo de Tui, Orense, Salamanca y Cuenca.

Pero si una paternidad llama la atención es la del arzobispo de Toledo, Alfonso de Fonseca y Ulloa, quien a su vez era hijo del arzobispo, de Compostela, Alfonso de Fonseca y Acebedo, continuándose el linaje otra generación más con Diego Acebedo y Fonseca (hijo y nieto de arzobispos y confidente de Felipe II y Carlos I).

El arzobispo de Compostela fue padre del de Toledo

También hubo arzobispos que tuvieron hijos arzobispos, en este caso el arzobispo de Compostela fue padre del de Toledo.

La archidiócesis de Toledo

La archidiócesis de Toledo, que recordemos es primada y, por tanto, preminente ante el resto, también destaca por la prole de hijos sacrílegos. Si antes hablábamos de Alfonso de Fonseca y Acebedo como arzobispo con hijos, también deberíamos hablar del polémico Alfonso Carrillo gran valedor de Isabel la Católica y que también tuvo al menos dos hijos bastardos: Troilos Carrillo y Lope Vázquez de Acuña. Su sucesor en el cargo, Pedro González de Mendoza, le duplicó en número con sus cuatro vástagos.

También tuvo hijos bastardos el arzobispo don Fernando de Austria quien habiendo sido ordenado sacerdote en la infancia, por puro interés político, nunca supo ceñirse al voto de castidad.

Así podríamos seguir hasta el aburrimiento en unos tejemanejes que más allá de evidenciar la incontinencia sexual de muchos jerarcas de la Iglesia esconde una razón mucho más sencilla, la cantidad ingente de dinero que suponían muchos de estos cargos. Prebendas económicas que no tardaban en convertirse en devaneos amorosos y nueve meses más tarde en el humano instinto de dejar una buena vida a los descendientes aunque para ello hubiese que trastocar la ley.

Hijos del marqués de Denia, el legítimo como obispo de Toledo y el bastardo de Oviedo

Esta proliferación de hijos sacrílegos creó verdaderas familias de poder, como los hijos del marqués de Denia, el legítimo como obispo de Toledo y el bastardo de Oviedo.