Que España olvida a sus ilustres, es un hecho consumado. La historia está llena de hombres y mujeres que a pesar de haber logrado grandes proezas acabaron silenciados. ¿Pero por qué? ¿Qué extraña razón hay para ocultarlos?
Me atrevo a plantear dos opciones. La primera es la ignorancia de los gobernantes, que no acostumbran a homenajear a nada que no tenga un rendimiento político.

Y la segunda es por la incomodidad que plantean algunas estas figuras cuyas proezas fueron conseguidas muy en contra de los dirigentes de su época.
Así que imagínense qué ha podido pasar con un científico de primer nivel, enemigo del absolutismo y cuyas aventuras ponen de manifiesto una de las grandes lacras de la España: La burocracia.

Félix de Azara ha sido recordado con una exposición en la Real Academia de Medicina de Madrid. Un buen homenaje, pero desde luego que bien hubiese merecido más

INFélix de Azara ha sido recordado con una exposición en la Real Academia de Medicina de Madrid. Un buen homenaje, pero desde luego que bien hubiese merecido más. 

Hablamos del militar Félix de Azara, un oscense nacido en pueblo de Barbuñales en 1742. En contra de lo que pudiera parecer sus principales méritos no los alcanzó en el mundo bélico si no en la ciencia.
Y es que buena parte de las ideas de la Ilustración penetraron en España a través del ejército así lo vemos en la Academia de Matemáticas de Barcelona donde nuestro protagonista alcanzó el título de ingeniero delineador de los ejércitos nacionales, plazas y fronteras.
Previamente había estudiado en la universidad de Huesca pero su vocación dentro de la artillería se vio frustrada porque tenía más de 18 años y por lo tanto no pudo ingresar en el Colegio de Artillería de Segovia.
De este modo nos encontramos a Félix de Azara  realizando distintos proyectos en fortificaciones, ríos y estructuras militares como las trincheras de Orán donde apunto estuvo de perder la vida.

Félix de Azara llegó a ser brigadier, tal como lo retrató otro aragonés, Francisco de Goya

Félix de Azara llegó a ser brigadier, tal como lo retrató otro aragonés, Francisco de Goya. 

En 1780 había ascendido a teniente coronel de Ingenieros se encontraba en Guipúzcoa donde se le encomendará una tarea que cambiará su vida y la historia. El objetivo estaba claro delimitar las fronteras entre España y Portugal, pero al otro lado del océano, es decir entre los actuales Brasi, Urugay y Argentina.
Desde 1781 hasta 1801 Félix de Azara estuvo en tierras americanas, pero no porque fuesen necesarias dos décadas, si no porque sencillamente la administración española y portuguesa no se pusieron de acuerdo en el proyecto.
Los litigios, el pasotismo y en definitiva la burocracia tuvieron retenido a la mente brillante de Félix de Azara en plena Amazonía. Consciente de la situación tras 12 años Azara pidió al ministro Antonio Valdés que le relevasen del cargo o como el mismo dijo: “este destino equivalente a un triste destierro”. Pero desde las oficinas nadie le hizo caso, aún le quedaban 7 años más viendo pasar el tiempo.

Los bandeirantes no solo  estaban trastocando el mapa de España y Portugal si no que su desprecio hacia los indígenas chocaba frontalmente con la visión de Azara

Los bandeirantes no solo estaban trastocando el mapa de España y Portugal, sino que su desprecio hacia los indígenas chocaba frontalmente con la visión de Azara. 
Cualquier otro hubiese pasado los años en un cómodo destino sin mucho que trabajar pero la mente inquieta de Azara le obligó a ponerse a la tarea y con su propio dinero comenzó no solo una expedición cartográfica si no todo un estudio científico de primera magnitud.
Hizo mapas de Corrientes, de Misiones y Paraguay y en su continuo caminar describió también animales, plantas y gentes de los lugares que fue visitando.
Aunque su modo de trabajar sorprendió a todos. Al no ser un naturalista al uso, describió todo con más detalles y datos que de costumbre, habló de los nombres que los indígenas daban a los animales, los comportamientos que las distintas especies tenían en su hábitat natural, y pudo describir cada animal en vivo y no como un mero cadáver como hacían los zoólogos en la metrópoli.

Algunos de los animales que cazó Azara se enviaron a la metrópoli embalsamados en aguardiente

Algunos de los animales que cazó Azara se enviaron a la metrópoli embalsamados en aguardiente, pero el haberlos observado en vida y anotar su comportamiento convirtió a nuestro protagonista en uno de los primeros etólogos de la historia de España. 

Los pobladores humanos de aquellos territorios también suscitaron su curiosidad y llegado un momento cuestiona claramente la presunta superioridad del hombre blanco. Sus estudios son tan sorprendentes que llega incluso a plantear la posible evolución de las especies.
Es normal que el propio Ramón y Cajal reconociese que muchos de los descubrimientos atribuidos a científicos franceses apareciesen décadas antes en las investigaciones de Félix de Azara.
Y he aquí la cuestión. ¿Tuvo noticia de estos descubrimientos Charles Darwin? Desde luego que sí, en su obra magna “El origen de las especies” admite conocer la obra del aragonés considerándole “exacto en sus observaciones”.
A saber por tanto, cuantos genios quedan ocultos en nuestras bibliotecas, archivos y legajos con descubrimientos fascinantes que aun pensamos que no ocurrieron pero que sus mentes brillantes ya divisaron.