Este viernes, la opinión pública era un clamor ante la última barbaridad de Vox: una caza de brujas al más puro estilo Joseph McCarthy contra los trabajadores de las Unidades de Violencia de Género de la Junta de Andalucía, desde el año 2012 hasta la actualidad. 

Según recoge el escrito presentado ante la Presidencia del Parlamento andaluz, los ultras solicitan una “relación detallada con nombres, apellidos, número de colegiados en sus respectivos colegios profesionales, si estuvieren dados de alta en ellos con la reseña de dichos colegios profesionales, y si no también, de todos los psicólogos, trabajadores sociales y médicos forenses que han integrado las Unidades de Valoración Integral de Violencia de Género; Equipos Psicosociales de los juzgados de Familia y equipos de menores en las ocho provincias de Andalucía, entre el año 2012 y 2019 completos”. 

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Es una de las muchas peticiones de información que están realizando y realizará Vox, para fiscalizar y comprobar el destino que se le ha ido dando a las ayudas y fondos concedidos en los últimos años”, señaló a ElPlural.com Alejandro Hernández, portavoz de Vox en Andalucía. 

Vox sigue a lo suyo

Ante esta barbaridad, hasta el propio presidente de la Junta, Juanma Moreno Bonilla se llevó las manos a la cabeza y no dudó en cargar contra la formación ultraderechista: "Ni un paso atrás". No obstante, al popular se le olvidó que si hoy en día Vox campa con tal libertad en Andalucía, es en gran parte gracia a que PP y Cs, estos últimos en menor medida, se encargaron anteriormente de blanquearles ("no son extrema derecha, sino derecha") con tal de llegar al poder. 

Sin embargo, si alguien se pensaba que este clamor popular y el posterior tirón de orejas haría rectificar a Vox, una de dos; o es muy ingenuo/a, o no sabe todavía qué es Vox. Los ultras, lejos de pedir perdón o matizar esta medida, han sacado pecho a través de sus redes, y como ejemplo traemos un hilo que han difundido desde la cuenta oficial de la formación ultra en Andalucía, en el que se felicitan por cumplir una de sus "promesas más aplaudidas durante la campaña andaluz", que "fue la de desmontar el chiringuito creado en torno al feminismo supremacista". 

Asimismo, según el hilo, "la finalidad de esta petición" es la de diferenciar entre los profesionales que realizan correctamente su trabajo, y aquellos que "son meros agentes políticos de la izquierda dedicados a potenciar y promocionar la industria de género"

Por último, afirman que las voces que se han alzado contra esta polémica medida únicamente responden a una explicación: "Mantener vivo el negocio de género".

Una sucesión de burradas que ya ha conseguido que algunos sectores del PP, los más alejados del discurso de Pablo Casado, se quiten la venda de los ojos y empiecen a exigir responsabilidades a su formación.