En 48 horas, Madrid ha sufrido los efectos de las derechas. Vox no consiguió que se borrara un mural en Ciudad Lineal (Madrid) que distinguía a grandes mujeres de la historia por su contribución al feminismo, pero ahora un desconocido grupo de locos furiosos ha cruzado esas caras con pintura negra, recogiendo desde el anonimato el legado de Vox. Este partido fue el que había presentado la propuesta de borrar toda esa ilustre pintada.

Como los rostros de Rigoberta Menchú, Frida Kahlo o Rosa Parks, y otras ocho grandes feministas, no se merecían ese trato, el alcalde del PP, José Luis Martínez Almeida, ha ordenado recuperar la mirada de esas líderes, acaso arrepentido porque en su día votó en favor de eliminarla.

Como no podía ser menos, Isabel Díaz Ayuso, la  presidenta popular de la Comunidad de Madrid, se apresuró  impedir que la ministra de Igualdad, Irene Montero, diera una charla con motivo del 8M en el Instituto de Educación Secundaria Gómez Moreno, en San Blas (Madrid). La Comunidad había planteado algunas excusas previas. Primero, alegó impedimentos a causa de la pandemia. Después, faltaron “detalles”, de tipo técnico. Pero, cuando las alumnas denunciaron la situación en un vídeo, el gobierno de Ayuso se quitó la careta y manifestó que la Comunidad no iba a permitir “ningún evento de adoctrinamiento en centros educativos públicos en horario escolar”. También señaló que no era idóneo que una dirigente política acudiera a plantear cuestiones ideológicas sin el conocimiento y el permiso de los padres, madres o tutores legales.

Esta argumentación coincide, y no por casualidad, con las demandas de Vox de implantar el pin parental en las escuelas. De momento, la ultraderecha está presionando con el tema  la  autorización de los padres para condicionar los debates presupuestarios.

Cuatro días antes, Javier Ortega Smith, concejal de Vox, había visitado el prestigioso Instituto Ramiro de Maeztu sin censura alguna. La Asamblea de Estudiantes protestó de inmediato en Twitter: "Los valores de nuestro alumnado y de la cantera del club son incompatibles con su intolerancia”. En el Ramiro de Maeztu, estudió la entonces alumna Letizia Ortiz, hoy Reina, y entre sus profesores figuraba el que fue su primer marido.

Los acontecimientos vividos en Madrid en torno al Día de la Mujer, indican el doble rasero que emplea el PP para decidir quién adoctrina. Sin problemas si es de su cuerda y todos los problemas del mundo cuando se trata de una cuerda a su izquierda, con lo que demuestra que la posición de Vox en el Ayuntamiento y en la Comunidad le está costando muy cara. Algo que el presidente popular, Pablo Casado, debería tomar muy en serio.