Pero una cosa es este despliegue de frases versallescas y otra bien distinta la realidad. Trías se presenta como víctima –el nacionalismo catalán tiende al victimismo permanente-   cuando no lo es.   En una grabación o vídeo para la campaña municipal de las elecciones del 22 de mayo de 2011 le preguntaron acerca de sus equipos favoritos y él respondió jactándose por ser del Barça -lo que es perfectamente legítimo- y  añadiendo la salvajada de que “no deja de ser una desgracia que un familiar o yerno sea del Espanyol o madridista”.

Retirada a tiempo
Tuvo la inmensa fortuna de que sus ideas de hooligang no se conocieran días antes de los comicios. Algún colaborador de la campaña se dio cuenta de la metedura de pata y retiró el vídeo a tiempo. Su desprecio absoluto hacia el otro gran club de Barcelona, el RCD Espanyol, y también hacia el Real Madrid, le hubiera podido costar muy caro. Ganó los comicios pero con dificultades enormes porque depende de otras  fuerzas políticas. De haberse sabido públicamente esa pasión futbolística desordenada de Trías, probablemente no habría conseguido los votos  necesarios y no habría  sustituido al alcalde Hereu, su predecesor.

Abroncado por los periquitos
En su momento, pidió disculpas. Sin embargo, no yendo ahora al partido, lo único que demuestra  es que no tiene agallas. No se atreve. Es  verdad que sería abroncado casi seguro por miles de  periquitos. Pero él no es sólo –en términos futbolísticos- el alcalde de los socios o seguidores del F.C. Barcelona. Lo es también, le guste o no a Trías, de los socios y los seguidores del RCD Espanyol y de los muchos ciudadanos de Catalunya que son futbolísticamente madridistas.  Debería ir al estadio blanquiazul, aguantar el chaparrón y, explicando bien y a fondo su torpeza dialéctica, probablemente sus insultos a los pericos y a los merengues terminarían difuminándose   para siempre.

Alcalde hasta de los madridistas
Por fortuna, Sr. Alcalde de Barcelona, esta maravillosa ciudad –a la que Miguel de Cervantes llenó mediante El Quijote de elogios por su condición de anfitriona-  ha crecido admirablemente, desde la transición democrática, no, por cierto, gracias al sectarismo nacionalista y a su obsesión por reclutar a los “nuestros”: a los nacionalistas, soberanistas e independentistas. El Barça no es de ustedes. Es de todos los barcelonistas, obviamente. Como el Espanyol es de todos los periquitos. Unos y otros son barceloneses y ciudadanos de Catalunya. Son muchos los que también conjugan su dimensión  catalana con su dimensión española. O europea. Trías debería saber de una vez que gane el que gane este domingo, Barcelona habrá ganado.