Todo lo que van a leer a continuación se cuenta en el PP. Que nadie mire hacia otro lado. Porque es la explicación que ha dado José Manuel Soria a ‘los suyos’, sus compañeros de dirección en Génova, quienes más le importan porque de ellos viene a depender también su futuro político, ahora en entredicho. Y en ese sentido, son ‘el público’ que más interesa al ministro en funciones de Industria, Energía y Turismo.

Un "maniobra política" contra él

“Lo que ha dicho a Rajoy, y lo que va repitiendo a todos en el partido desde que lo supo es que todo es “una maniobra” contra él.., lo que difiere es cómo lo explica”, contaba una fuente política cercana al Presidente del Gobierno a ELPLURAL.COM. Y nos explica la diferencia. A Rajoy no le podía decir lo que realmente piensa, que le han castigado por querer intervenir en su sucesión.

Al presidente, con el que habló tan pronto como conoció el hecho, le dijo que se trataba de una maniobra política para atacar al Gobierno. No podía entrar en detalles sobre las características de esa maniobra, nos dice esa fuente. Pero a otros compañeros, nos dice, sí les insistió en explicar que le castigaban sacando ahora unos papeles de 1992 porque se había movido para presidir el Partido durante la transición al postmarianismo.

El hombre puente al postmarianismo

Porque ese es su convencimiento, o el que le viene bien utilizar para explicarse: que le están castigando por haberse dejado querer en una operación en la que él jugaría el rol de presidente del Partido mientras se establecía un sucesor para Rajoy como salida a la actual crisis política. Un sucesor que en algún medio se apuntó, podría ser de Guindos, y que le apuntaba a él, Soria, directamente como impulsor de la idea.

En sus explicaciones ante los medios de comunicación, lo que insinúa el ministro en funciones es que La Sexta y El Confidencial se habrían prestado a ese juego. En una emisora de radio, no sin razón, le insinuaron lo preocupante que resultaba pensar que existiera esa conspiración contra él. Incluso le preguntaron qué ganaba nadie poniendo su nombre en ese documento. Y el ministro se limitó a contestar con un escueto “no lo sé”.

Firma peritada

El problema para el ministro es que lo que aparece en los documentos de U.K. Lines no es su nombre, es su firma. Y que quien aparece como su sucesor es su hermano. Y que ambas firmas, según La Sexta y El Confidencial, han sido cotejadas por calígrafos que no han dejado lugar a dudas sobre la autenticidad de las mismas.