Van pasando los días y cada vez falta menos para que nazca el proyecto político de Yolanda Díaz, que arrancará bajo el nombre de ‘Sumar’ y que será un punto de inflexión en la carrera política de la titular de Trabajo. Paralelamente al desarrollo de este nuevo proyecto político, ha sido posible apreciar un marcado cambio en la estrategia comunicativa de la vicepresidenta segunda del Gobierno, con especial notoriedad en la última semana.

Durante la rueda de prensa del Consejo de Ministros, celebrada el martes 21 de junio, Díaz explicó en su intervención las medidas acordadas en la reunión, entre las que destacan, en primer lugar, un acuerdo para dotar de 300 millones de euros a las empresas españolas, con el fin de que apliquen entre sus empleados la formación que consideren imprescindible para la implantación de los nuevos modelos laborales y productivos. En segundo lugar, Díaz hizo alusión a la Ley de Empleo, que, entre otras cosas, pretende centralizar la gestión del mercado laboral con la colaboración de las empresas, estableciendo mecanismos para que éstas informen a los servicios públicos de las vacantes de las que disponen, pudiendo así conocer, en tiempo real y con exactitud, cuál es la oferta y demanda del mercado y poder gestionarlo en consecuencia.

Sin embargo, han podido notarse sendos cambios en el tono y en la estrategia de la ministra de Trabajo a la hora de realizar su intervención, en comparación al perfil que acostumbra. Históricamente, Yolanda Díaz ha destacado por mantener un perfil estatalista, sin salirse del tiesto, agradeciendo al Gobierno el trabajo realizado y asegurándose de dejar atadas todas las negociaciones, sin darles bombo ni alzar la voz hasta poder anunciar el triunfo definitivo que las acompañe.

Esto ha cambiado en la última semana: las declaraciones de Díaz han tenido una línea más personalista, buscando sentar las bases de un perfil más directo y contundente de cara a la fundación de su marca política. A su vez, fuentes cercanas a Podemos han expresado a este medio su conocimiento acerca de este planeado cambio de guión: “Las tesis son correctas”, señalan cuando este medio pregunta acerca del cambio de tono de la vicepresidenta. Estas mismas voces sostienen que esta estrategia, más cercana "al perfil Pablo Iglesias", se producen en un momento para nada casual.

Tensiones, una vez más, en el seno del Gobierno

En relación con las medidas aprobadas en el Consejo de Ministros, Díaz publicó de forma previa a la rueda de prensa del martes varios hilos en Twitter haciendo alusión a las mismas y explicando sus puntos fuertes: entre sus exigencias, un cheque de 300 euros para las familias que peor lo están pasando, un aumento del impuesto de sociedades a las grandes eléctricas y un descuento del 50% en el abono del transporte público para contrarrestar la subida del diésel.

 

 

 

Esta “publicidad” no sentó bien a todo el mundo en el seno del Partido Socialista. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, le espetó a su compañera que lo que se aprueba durante los Consejos debe mantenerse en secreto hasta que llegue el momento adecuado y que es “muy aventurado” hablar de medidas concretas antes de tiempo. A su vez, durante la rueda de prensa, Díaz fue preguntada por estas palabras, a lo que respondió que “solo había hecho un hilo en Twitter”. Así, han podido notarse en los últimos días ciertas tiranteces entre la titular de Trabajo y otros ministros socialistas.

Las fuentes consultadas por este medio explican que por muy inocentes que puedan considerarse unos tuits, es cierto que es la primera vez que Díaz presiona desde fuera y se sale de su línea tradicional de estatalismo, secretismo y de no vender la piel del oso antes de cazarlo, lo que ha hecho crecer, al menos momentáneamente, las reticencias en el seno del Gobierno nacional. 

“No es casualidad”

Las mismas fuentes han indicado a ElPlural.com que no es ninguna casualidad que este cambio de estrategia se haya dado justo después de la derrota de la izquierda en Andalucía. Consumar una victoria en el relato, trasladando al bloque progresista que se está haciendo un esfuerzo por apoyar a los más vulnerables en un contexto de incertidumbre derivado de la inflación desmedida, es una de las voluntades del Gobierno. En el seno de la coalición no esconden su descontento al notar que las dificultades que atraviesan las familias están borrando todo el trabajo realizado, desconectando al electorado progresista y generando una "ola reaccionaria" que es necesario cortar de cara a la carrera electoral por La Moncloa en 2023.