El PP llegaba a la sesión de control con una batería de preguntas sobre el caso Koldo. Alberto Núñez Feijóo ha lanzado la primera piedra contra Moncloa, aludiendo a su “silencio cómplice” y reprochándole la falta de explicaciones sobre la trama de las mascarillas que envuelve a cuatro departamentos ministeriales. Sin embargo, apareció la figura de Isabel Díaz Ayuso para poner al líder de la oposición ante su espejo. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, agitó el fantasma de Casado y reclamó a su interlocutor valentía y “coherencia” para pedir la dimisión de la baronesa conservadora tras las informaciones que arrinconan a su pareja.

Los duelos entre Gobierno y oposición estaban telegrafiados en esta sesión de control. Caso Koldo hacia la bancada azul, Isabel Díaz Ayuso hacia la popular. Así ha sido desde el primer momento, cuando Alberto Núñez Feijóo arrancaba el pleno afeando a Pedro Sánchez su “silencio cómplice” sobre la trama de las presuntas mordidas del exasesor de José Luis Ábalos. “El que calla otorga”, resumió el líder de la oposición, acusando al jefe del Ejecutivo de ”tapar” toda la red de comisiones.

Feijóo incluyó en el mismo saco hasta la polémica de Delcy Rodríguez, vicepresidenta de Venezuela, a quien recibieron en Barajas “los cabecillas de la trama”. “Ha pedido tantas explicaciones siempre y no ha ordenado que su partido y su gobierno que hagan lo mismo”, ha afeado el jefe de la oposición, quien remarcó que ha eludido responder “lo que sólo Sánchez puede contestar”. Por ello, preguntó al presidente del Gobierno por la extensión que pueda abarcar la trama Koldo.

El gallego reclamó mayor “prudencia” al presidente del Gobierno, ante el aluvión de escándalos que albergan desde “fiestas sórdidas, pasando por armas, ferraris o chivatazos”. Urgió a Sánchez no encender el ventilador, porque cuanto más potencia le da, “más acredita su desesperación”, así como a ofrecer explicaciones aprovechando que tiene la palabra en sede parlamentaria. Así, le otorgó la responsabilidad de elevar el tono en el debate, por lo que le prometió una “oposición implacable, como la que hizo hace cinco años”. “Esta es su trama de corrupción”, remató.

Valentía y coraje

La retahíla del caso Koldo regresó a la bancada conservadora revertida ahora con telas madrileñas. Sánchez no desaprovechó la oportunidad que le brindó el momento y, tras precisar que su Administración colabora con la Justicia, rinde cuentas en las Cortes Generales -en alusión a la comisión de investigación-, apremió a Feijóo a dejar a un lado la “ley del embudo” y abrazarse a la “coherencia”. Aireó el hostigamiento conservador a la exdirectora de la Guardia Civil, María Gámez, tras un caso de corrupción de su pareja que, a la postre, fue archivado.

Por ello, Sánchez, agitando el fantasma de las guerras intestinas entre Génova y Sol, exigió a Feijóo que reclamara la dimisión de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, “aunque eso le cueste el puesto como al señor Casado”. “Le exijo la dimisión de la presidenta de la Comunidad de Madrid después de lo que hemos conocido. Exíjale responsabilidades políticas”, continuó el jefe del Ejecutivo, al tiempo que abonaba la tesis de que esa valentía revestiría de “credibilidad y ejemplaridad” la lucha contra la corrupción.

La bancada conservadora saltó al unísono, abucheando e interrumpiendo el discurso del presidente del Gobierno, provocando que Francina Armengol llamara la atención a sus señorías de la derecha. Momento que Sánchez aprovechó para poner en marcha “un ejercicio”. “Imagínese que soy un alto cargo de la Xunta y durante cinco años desarrollo una relación de estrecha amistad con un capo del narcotráfico. Comparto mesa y mantel, vacaciones, hotel, viajo a Canarias, a Ibiza, a Portugal. Usted estaría pidiendo mi dimisión, como es lógico, pero no lo hace porque fue usted quien tuvo esa amistad”, recordó, ahondando en que con ese historial, al contrario que en Génova, no hubiera llegado “ni a concejal de pueblo”.

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