Encías inflamadas
Retrata, siguiendo con la odontología, a Rubalcaba y lo escribe como el “aspirante más viejo, peor parecido y con mayor fama de killer que el PSOE o el PP han presentado nunca a la Presidencia del Gobierno. El riesgo de que el electorado perciba a un Rubalcaba de encías inflamadas, caninos afilados y colmillos retorcidos disparó todas alarmas en su entorno y desembocó en el consejo de sus asesores: hay que ponerle unas fundas [en sus dientes]. Se trataba a toda costa que el estereotipo del taimado y maniobrero Fouché diera paso al, a mi modo de ver mucho más aproximado, del Ricardo III, ambicioso y sin escrúpulos que, según hace decir Shakespeare a una de sus víctimas, “cuando acaricia es para morder y cuando muerde, su diente es mortal”.
Chapucero, autodestructivo
“Ni siquiera –continúa el predicador- ha hecho falta que diera comienzo la campaña propiamente dicha para que el paladín socialista manifestara su verdadera naturaleza, tanto en su intencionalidad homicida como en su condición chapucera y autodestructiva. Habiéndolo tenido por antagonista unas cuantas veces puedo acreditar que es tan malo como se dice, pero mucho menos listo de lo que se supone”.