Hace tan solo dos semanas, durante el pleno que hacía posible que se hablaran lenguas cooficiales en el Congreso, la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo en funciones, Yolanda Díaz, llegaba al hemiciclo. Tras saludar cariñosamente al portavoz del PSOE, Patxi López, se sentaba en su escaño y charlaba amistosamente con los fotógrafos que rodeaban su escaño sonriente.

Una semana después, cuando el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, se enfrentaba a su investidura fallida, la escena se repetía. De impoluto blanco llegaba a su escaño, saludaba a la portavoz de su grupo Marta Lois y al ministro Garzón y posteriormente intercambiaba palabras y fotos con la senadora Carla Antonelli. Posteriormente, se sentaba en su silla y hablaba animadamente con la vicepresidenta Calviño y el presidente Sánchez. El viernes, cuando se producía la votación final la escena se repetía y se veía a una Díaz menos sonriente. Desde entonces, el discurso de Sumar ha cambiado radicalmente.

De asegurar que habrá una investidura próximamente a comunicar al rey que Sumar está "muy lejos" de alcanzar un acuerdo con el PSOE para un Gobierno de coalición. El discurso cambiaba, el tono duro contra el PSOE subía y las caras serias se volvían la tónica. Incluso fuera de la escenografía que se crea cuando se comparece desde la sala de prensa del Congreso de los Diputados. Incluso alejada de las cámaras y los focos, la vicepresidenta se muestra seria y, a ratos, desafiante incluso con aquellos que evidencian y preguntan para entender el cambio de postura que ha tomado Sumar en apenas 72 horas.

Un cambio de postura que no terminan de entender en partidos que integran la coalición o incluso en las jóvenes bases que tiene Sumar en los territorios. "Lleva varios días dando cortes y escabulléndose de mala manera de los periodistas del Congreso", explican asegurando que es más un órdago al PSOE que una situación real. Que las negociaciones van lentas no es un secreto para nadie. De hecho, el propio PSOE confirma que quieren centrar las negociaciones en atar el sí de ERC y Junts y dejar para después a Yolanda Díaz, cuya sintonía con Pedro Sánchez es total y prevén más sencilla.

En Sumar se aplican el eslogan que se usaba en campaña de "más sabe Perro Sanxe por perro que por Sanxe" y creen que todo es una estrategia del socio mayoritario para dejar sin margen a los magentas. De hecho, en los pocos documentos que se han intercambiado hasta ahora, Sumar se queja de la falta de ambición del PSOE y de las reticencias a incluir medidas concretas que giran en torno a reivindicaciones como la subida del SMI, bajar la lista de la compra o intervenir en el mercado de la vivienda. Así las cosas, deslizan que al haber menos margen de negociación, se podría forzar a Sumar a renunciar en alguna medida, ser menos ambiciosos y así evitar polémicas desde el futurible Consejo de Ministros como ha pasado la anterior legislatura con Unidas Podemos.

De hecho, la forma de negociar del PSOE con el espacio a su izquierda ha cambiado considerablemente. Lo primero que hicieron Pablo Iglesias y Pedro Sánchez cuando se repitieron las elecciones fue negociar un programa y luego buscar apoyos. Ahora, prueban lo contrario. Este martes ha reconocido que quiere recuperar Igualdad, lo que supondría un conflicto entre Podemos y Díaz por la salida de Irene Montero y que ligan la negociación de investidura a la de los presupuestos. Fuera quedaría la financiación autonómica, aunque se quedaría como un compromiso a abordar en la legislatura para aprobar junto al PP un nuevo modelo. Aparte de los soberanistas catalanes, fuentes del PSOE explican que quieren priorizar también al PNV recordando que la posición en favor de la gobernabilidad que siempre ha tenido esta formación política y que permite su 'sí' sin el giro drástico a sus posiciones que, por ejemplo, debe hacer Junts. Por otro lado, explican, no tienen prisa y barajan la segunda semana de noviembre para la investidura para conseguir el voto afirmativo de formaciones como Coalición Canaria asegurando que quieren llegar a un acuerdo con ellos.

Una cuestión, la del acuerdo programático, a la que todo Sumar, sin distinción de partidos, alude. "En esta investidura el PSOE ha desperdiciado una magnífica oportunidad para explicar para qué quiere seguir gobernando el bloque progresista. Nosotras queremos valentía y estabilidad", ha llegado a indicar la secretaria general de Podemos, Ione Belarra. "Esta legislatura no va a ser de trámite. El PSOE no puede seguir excusándose en Junts o el PNV", ha indicado esta misma mañana la diputada de los comunes Aina Vidal en TVE. Yolanda Díaz lo resumía en un acuerdo "ambicioso" indicando que la contribución de Sumar a la política solo se entiende desde el avance de derechos.

Un cabreo evidente que traspasa a todos los partidos de la coalición y que no llega a los territorios. "A nosotros nos han dicho siempre que dan por hecho la investidura. No nos trasladan un cabreo con el PSOE. De hecho, había más silencio a principios de septiembre", indican fuentes de Sumar sobre el estado de las negociaciones. De hecho, quitan hierro a las declaraciones de Díaz indicando que hasta ahora no es posible el acuerdo: "Sus declaraciones se sacaron de madre. Acuerdo va a haber con todas las formaciones, pero es verdad que el PSOE no ha querido negociar hasta ahora. Llevamos desde el 23J pidiendo al PSOE un acuerdo de gobierno, pero han ido dando largas hasta ahora. Es normal que vayan lentos y Yolanda tenga que presionar".

Misma posición tiene el PSOE, que explica que si hay algún problema, se superará y no dan mucha veracidad a que Díaz diera un 'no' al PSOE a Felipe VI en la ronda de contactos. De hecho, señalan que quizás fue una sobreactuación para la prensa y que se hizo “un Pablo Iglesias”. Además, rebajan lo filtrado por Sumar con respecto a los ministerios y que es algo que valorarán más adelante. 

Por lo pronto, la que más quemada ha salido de la futurible investidura ha sido Yolanda Díaz. El PSOE ha dejado sola a la vicepresidenta en conseguir una amnistía. Se cuentan con los dedos de una mano las declaraciones públicas que han hecho cargos del PSOE al respecto y han dejado que caiga todo el foco mediático sobre Díaz en negociar con Puigdemont. Ni siquiera durante la investidura de Feijóo cuando coincidía que ERC y Junts presionaban desde el Parlament catalán para pedir un referéndum. Óscar Puente, diputado socialista, evitaba pronunciar la palabra amnistía en todas sus intervenciones.  

Además, Feijóo aprovechó sus intervenciones para cargar contra la "amalgama" de partidos que suponen la coalición. De hecho, aseguraba mirando a los magentas que "cuanto más se les conoce, menos gente les vota" y que era "el grupo mixto plus Sumar". Por su parte, Podemos, que aseguraba que Díaz no les había dejado intervenir en el debate, que faltaba "ambición" y que se echaba de menos "la voz propia" de los morados. De hecho, su portavoz en la Cámara Baja, Javier Sánchez Serna, pedía "marcar más autonomía" respecto al PSOE, para no acabar "convertidos en comparsas del bipartidismo".

El mensaje de unidad que lanzan desde la dirección de Sumar y que, en la práctica, carece de contenido alguno convive con el de formar un Ejecutivo con el PSOE, aunque amenaza con hacer temblar los cimientos. Movimiento Sumar, Podemos, Izquierda Unida, Más País, Más Madrid, Compromís, Chunta Aragonesista y Mes Mallorca convivien con diferentes fuerzas y los mismos recelos a la hora de tener el peso que cada uno considera que merece.

Movimiento Sumar, el partido instrumental de Díaz, está a punto de arrancar el proceso de constitución de su partido y asipiran a ser una especie de faro en el espectro a la izquierda del PSOE. Sin embargo, Izquierda Unida ha pedido ya en boca de Alberto Garzón que sea un partido más de la izquierda y rechazan quedarse al paraguas de Díaz.

Por otro lado, Podemos está en el ecuador de un cambio en su hoja de ruta y reivindicarse como fuerza política. De hecho, difieren con Sumar e IU y creen que no se puede crear el "frente amplio" del que habla Alberto Garzón que trascienda a un acuerdo electoral.

Con respecto a las fuerzas que no son de ámbito estatal, la que puede tener más suerte en el reparto ministerial es Más Madrid. Aparte de renovarse internamente y encarar cuatro años con Isabel Díaz Ayuso con mayoría absoluta, son de los partidos que mejor relación tienen con Yolanda Díaz. Una situación que no cambiará siempre que la vicepresidenta respete que son una fuerza regional por y para Madrid. No obstante, como el resto de partidos de Sumar, reclaman que se empiece a trabajar en el engranaje de la coalición y democratizar las decisiones más allá del núcleo duro de Yolanda Díaz. La otra voz que reclama voz propia para su comunidad es Compromís, que rechaza cualquier frente amplio. 

En cualquier caso, de lograr un Gobierno la segunda semana de noviembre, el trabajo de Díaz será centrarse en decidir qué es Sumar, para qué sirve y a quiénes acabará acogiendo bajo su paraguas a diferencia de lo que opinan los otros  21 diputados que no responden directamente a Díaz.