Distinguidas artistas ejercieron la prostitución en sitios y palacios de lujo a cargo de la dictadura. El franquismo las utilizó para obtener esenciales informaciones de Estado de sus eventuales amantes. Señoras, mujeres destacadas y artistas a sueldo del Estado, sirvieron para complacer a autoridades extranjeras durante el franquismo. Explica de entrada algo que es de sobra conocido. Nada extraño si se tiene en cuenta que el periodista y escritor almeriense, Joaquín Abad, autor del libro, recientemente publicado, Las putas de Franco, mantiene que la prostitución ha sido usada a lo largo de la historia como una técnica de espionaje, ya que las personas involucradas en ella tienen acceso a información valiosa.

Autoridades del régimen y ricos industriales también fueron clientes

Muchas, muchísimas mujeres, incluso afamadas artistas, durante el franquismo, ejercían la prostitución, no en lugares cutres, o en barrios bajos, sino en palacetes de lujo, dependientes de algunos ministerios que utilizaban a hermosas damas que se alquilaban para complacer a mandatarios extranjeros en sus visitas a España. Por supuesto, que también las llamadas “autoridades del régimen” y muchos ricos industriales eran sus clientes. Los responsables de que el sistema funcionara dependían de ciertos militares de alto rango. Ellos y sus esposas eran los encargados de concertar citas con señoras de postín en determinadas ocasiones. En este libro, de ficción, claro, según su autor, describe cómo eran sus historias, con muchos nombres supuestos, por razones obvias. Cómo estas artistas se prostituían por razones de estado y como tal eran recompensadas, no sólo con grandes sumas de dinero, también se las promocionaba para que fueran contratadas por las empresas cinematográficas de la época.

Abad aporta sitios, fechas, anécdotas, cargos de las personas implicadas, pistas sobre los responsables de los ministerios de Gobernación, Justicia y Asuntos Exteriores de los años 50, 60 y 70 del siglo veinte.

Prostitución institucional

Se recoge el uso de esta red de “prostitución institucional” ligados al abastecimiento de petróleo a España por parte del gobierno iraní de del Sha Reza Palhevi a comienzos de la década de los 50. También se aborda la adquisición de terrenos cercanos a Torrejón de Ardoz y Morón de la Frontera con el objetivo de instalar la que serían las primeras bases americanas en España. Otro aspecto narrado es la compra de trigo y carne argentina a la Argentina de Juan Domingo Perón y Evita. Y es ahí donde el libro recoge la utilización de prostitutas de lujo que se ofrecían a los responsables de esos países para que informasen positivamente al regresar “complacidos” a su país de origen.

Joaquín Abad es periodista, editor y director de prensa escrita. Fue director, durante 17 años, de La Crónica de Almería y dirige el semanario de sucesos El Caso desde 1987. Ha trabajado entre otros medios en Arriba, El Alcázar, Diario de Avisos, Personas y la Agencia Pyresa.