Ángel Garrido parece estar siendo la estocada final a un Partido Popular que sigue intentando digerir su batacazo electoral. Más allá de los numerosos y morbosos titulares que cada día genera el tránsfuga, la dirección nacional del partido teme por los secretos que el expresidente madrileño se ha llevado a la competencia.

"El fichaje es la comidilla entre políticos y periodistas. Lo que realmente nos agobia es la información que se ha llevado acerca de la Comunidad en general y del partido en particular", aseguraba un miembro del equipo de Isabel Díaz Ayuso a El Español.

Lo cierto es que el sustituto de Cristina Cifuentes se ha marchado a Ciudadanos después de 30 años en el PP, habiendo sido secretario general de los populares madrileños y consejero de Presidencia y Justicia antes de presidir la Comunidad de Madrid.

Garrido lleva años paseándose con total tranquilidad por cualquier recoveco de Génova 13 y de la Puerta del Sol. Y ahora, se ha ido con todos los secretos hasta la sede naranja de la calle Alcalá en un momento en el que, a la espera de la batalla por Madrid, los de Rivera ya han sacado 85.000 votos de ventaja al PP en uno de sus principales feudos.

"Lo sabe todo, ya tiene la campaña hecha. El hombre que dispone de la información más valiosa del PP... está en Ciudadanos", se lamenta un miembro de la Ejecutiva regional. La estrategia de campaña para estas próximas elecciones o los trapos sucios de la inagotable corrupción de los populares madrileños, "conoce mejor que nadie nuestros puntos débiles", comenta decepcionado la misma fuente.

A la espera de que Ciudadanos vaya soltando las bombas que les ha llevado Garrido, éste ya ha comenzado los ataques contra el que ha sido su líder hasta hace dos semanas, después de que Pablo Casado le ignorase durante los actos del 2 de mayo. "El mayor caso de transfuguismo que ha habido ha sido el del propio Pablo Casado (...) que convirtió el partido en el Vox azul (...) y lo ha destruido" afirmaba con dureza.

En público, los de Rivera mantienen silencio, aunque fuera de cámara ya se frotan las manos con el que consideran "el mejor golpe al PP". Con un PP completamente desmoralizado y una Isabel Díaz Ayuso que sólo puede presumir de pequeños logros conseguidos a la sombra de Ángel Garrido, Ignacio Aguado​ solo tiene que quedarse sentado tres semanas, contemplando la desintegración de los conservadores, para sustituir a Garrido al frente de la comunidad, manteniéndole a su vera.