Andrés Bódalo, el líder del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT) y exconcejal de Jaén en Común, cumple tres años y medio de condena por  golpear con los puños y dar varias patadas al socialista Juan Ibarra, entonces teniente alcalde de  Jódar, durante una protesta sindical. Se sentó en el banquillo junto a otras 17 personas pero de todos ellos sólo condenaron a cuatro. Él recibió la pena más alta. 

¿En qué situación se encuentra?

Este martes sale por primera vez de la prisión de Jaén donde se encuentra desde el 30 de marzo de 2016, gracias a un permiso penitenciario de tres días concedido por el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria de Jaén.

A finales de enero de 2017, la Audiencia Provincial de Jaén rechazó concederle el tercer grado y en marzo la Junta de Tratamiento le negó un permiso penitenciario que, según el procedimiento habitual, se concede antes de dar el tercer grado. La defensa recurrió ante el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria, que ahora ha fallado a su favor.

Petición de indulto

Bódalo solicitó un indulto al Gobierno, una petición que encontró respaldo parcial de la Audiencia de Jaén y que está pendiente de la decisión del Gobierno. Esta petición de indulto está respaldada por el Ayuntamiento de Jaén, que aprobó el pasado mes de febrero sumarse a ella. El PP se abstuvo y PSOE votó a favor además de Jaén en común.

Su compañero del sindicato, Diego Cañamero, viajó a Roma para entregar una carta al papa Francisco pidiéndole que intercediera a favor del indulto Bódalo.

¿Por qué una condena tan dura para una agresión?

Si el agredido, Juan Ibarra, no hubiera sido teniente alcalde de Jódar en el momento de la agresión, todos se habría saldado como un delito leve y multa. Sin embargo, al ser una autoridad, se le aplica el artículo 550 del Código Penal que recoge penas muchos más duras: entre uno y cuatro años de prisión.

En su caso, además, se tuvo en cuenta la reincidencia. Bódalo había sido condenado por lanzar "manotazos y patadas" a agentes de Policía cuando intentaban desalojarlo de la Consejería de Agricultura en una protesta de 2005.

También había sido condenado por una pelea con miembros de la extrema derecha que intentaban boicotear una conferencia de un diputado de Amaiur en Jaén y por un asalto violento a una heladería de Úbeda durante la huelga general de 2002. En este último asalto participó con una decena de sindicalistas que aceptaron de forma conjunta la condena por amenazas, daños y el derecho de los trabajadores.

Un recurso fuera de plazo que le llevó directo a prisión

Bódalo niega haber agredido al edil socialista y quiso recurrir ante el Tribunal Supremo la condena de la Audiencia Provincial de Jaén. Su procuradora, Bárbara Egido Martín, no presentó a tiempo el recurso de casación y, por tanto, no fue admitido.

La defensa de Bódalo alega irregularidades en su identificación. Sólo lo hizo un policía municipal que no pudo ratificar en el juicio porque había fallecido. En el atestado se hablaba de un “puñetazo en la barriga” cuando, en realidad, la lesión estaba en el costado.

Entre las personas que le han visitado en prisión está Diego Cañamero y Pablo Iglesias. Los diputados de Podemos exhibieron en el Congreso de los Diputados carteles pidiendo la libertad del que fuera cabeza de lista por Jaén de la formación en las elecciones del 20D de 2015.

En esas elecciones, Bódalo no consiguió el escaño por muy poco. Posteriormente, en las elecciones del 27J de 2016, le sustituyó en el puesto número uno Cañamero, que sí consiguió convertirse en diputado, gracias en gran medida al pacto con IU para concurrir juntos.

Abuelo a los 35 

Bódalo siempre lleva una gorra negra en homenaje a Che Guevara. Se casó muy joven y tuvo tres hijos. Uno de ellos le hizo abuelo cuando Bódalo tenía 35 años.