Quienes han afirmado en alguna ocasión que el PNV está ocupando en estas últimas legislaturas el lugar de la desaparecida CiU respecto de la estabilidad del gobierno central, se equivocan de plano. A los nacionalistas catalanes les ha faltado siempre esa sutileza vaticana que caracteriza al Partido Nacionalista Vasco a la hora de ejercer su poder, en la apariencia, en el desarrollo de su estrategia y en la aplicación de las decisiones.

Son muchas las coincidencias de la derecha nacionalista de Euskadi y Catalunya en cuanto a lo territorial, la identidad nacional y el poder económico que habita detrás de las siglas de una y otra parte. A los nacionalistas catalanes les ha faltado siempre esa sutileza vaticana que caracteriza al Partido Nacionalista Vasco a la hora de ejercer el poder, en la apariencia, en el desarrollo de su estrategia y en la aplicación de las decisiones. Además, cuando CiU aún no había desempolvado la estelada, lo importante era lo importante: lengua, poder y dinero.

Acostumbrado a que sus mutaciones (empresariales, ideológicas o institucionales) sean todo menos noticia, el PNV ha situado su decisión sobre la moción de censura del PSOE al Gobierno del Partido Popular camino del alero de Pedro Sánchez y esperan que les devuelvan el balón para cogerlo a dos manos, o dejarlo pasar. Sea blanco o rojo lo que decidan, su decisión está tomada, más allá de la apariencia de duda.

PILLADOS EN EL PODER

Socialistas vascos forman parte del Gobierno presidido por el PNV y extienden ese acuerdo a Diputaciones y ayuntamientos de importancia como Bilbao o Vitoria. En todos los casos, el minoritario PSOE vasco (PSE-EE) es el apoyo necesario para que el PNV pueda gobernar sin caer en las manos de EH Bildu, que le sigue el rastro electoral con una estrategia de libro: la social. Al PNV, tener como socio de gobierno al PSE-EE le cuesta poco, y menos aún la libertad para decidir sobre el futuro de esa moción de censura.

La postura del PNV ya es conocida a través de un portavoz no solicitado: el propio PSE-EE. Su secretaria general, Idoia Mendía y otras fuentes cercanas han hecho público que el acuerdo de gobierno con los nacionalistas no incluye ninguna dependencia por ambas partes en materia “política”; que nada tiene que ver el pacto de “gestión” que mantienen para gobernar Euskadi. Al mismo tiempo, el portavoz parlamentario del PNV, Aitor Esteban, durante un paseo por la Navarra que gobierna Geroa Bai (participada por el PNV) en colaboración con EH Bildu, afirmaba sonriendo que habrá que esperar y ver.

Mendía resaltaba las discrepancias que entre PNV y PSE-EE existen en materia de autogobierno, derecho a decidir y territorio. A su juicio esas diferencias no les impedía gobernar juntos, por lo que deducía que el PNV hará lo que tenga a bien sobre la moción de Pedro Sánchez y que los socialistas vascos no tienen nada que decir. Con ser llamativa la contradicción política de compartir poder regional con quien apoya a nivel nacional al PP, no es menos clamoroso el silencio de los dirigentes del PSE-EE presentes en el Comité Federal que aprobó la estrategia de la moción para desbancar a Mariano Rajoy.

COCINAR A FUEGO LENTO

Por si había duda, una vez aprobados los Presupuestos Generales del Estado antes del mazazo de la sentencia del caso Gürtel, al presidente del PNV, Andoni Ortuzar le faltó tiempo para reflexionar extensamente  sobre el apoyo al PP (conveniencia, barrer para casa) y el abandono de su promesa de no apoyar a Mariano Rajoy mientras estuviese aplicándose en Catalunya el artículo 155 de la Constitución (cese inminente). Con el botín presupuestario en el bolsillo, importaba poco esa imagen real de dejar en la cuneta el compromiso político con los nacionalistas catalanes. Ortuzar nunca ha dejado de ser coherente.

Tampoco cuando anuncia que aún no conoce aún la oferta que traerá consigo el apoyo al PSOE en esta moción de censura. En tierra de buenos cocineros, piensa que a la moción le ha faltado “cocina”, lo que en latín viejo supondría más puesta en común previa. Si los Presupuestos aprobados contienen la amenaza de que el PP los retire en el Senado con su mayoría absoluta, como con seguridad Mariano Rajoy les ha anunciado, el PNV va a proponer acuerdos con la otra parte de sus intereses identitarios que no son el concierto ni el cupo: Euskadi como nación, por simplificar; el debate abierto en el Parlamento vasco sobre la reforma del Estatuto de Autonomía… Esa parte de la “gestión” de la que habla Idoa Mendía que no necesita del uso del Boletín Oficial, sino de mucho discurso.

IZQUIERDA ABERTZALE : “¿QUÉ ES EL PNV?”

En ese terreno quiere ganar por la mano a EH Bildu, a quien Pedro Sánchez no va a llamar ni tampoco lo esperan. La bondad es que la profesión de fe nacionalista territorial vale para un roto y un descosido. La izquierda abertzale liderada por Arnaldo Otegui intenta alzar la voz culpando a España entera de las hazañas del Partido Popular y, por ende, la necesidad de establecer un marco propio, Euskalerría. Están silenciosamente ocupados en la nada después del fin de ETA que escenificaron y no entran a valorar las decisiones y acuerdos del PNV, porque aún no están en campaña electoral.  Hasta el pacto presupuestario con el PP lo ignoran, porque también lo dan por convalidado o muerto, según unos u otros, y siguen respaldando como nuevo afán las movilizaciones de los pensionistas.

El PNV no le ha pedido permiso al PSE-EE para desmarcarse de la moción de censura, que lleva al mantenimiento de un gobierno del PP; no establece ninguna confrontación con EH Bildu porque no se sienten acusados de confraternizar con la derecha española y, respecto de Podemos, leen los periódicos de Madrid para ver los giros de la estrategia de Pablo Iglesias.

¿Cuánto y qué está dispuesto a ofrecer el PSOE al PNV a cambio de su apoyo en la moción del viernes? Ni Ortuzar ni Aitor Esteban levantan el velo, pero todo indica que la jaula del acuerdo está vacía, que el pájaro seguirá volando en los jardines de La Moncloa. Salvo que Dios les venga a anunciar una diferente mayoría parlamentaria, a la que se sumarán incondicionalmente.