El presidente del gobierno Pedro Sánchez ha captado el nítido mensaje de apoyo a los indultos de la sociedad civil organizada al entorno del Cercle d’Economía y ha interpretado como una señal de contemporización positiva la distancia tomada por el presidente de la Generalitat, Pere Aragonés, respecto de las medidas de gracia, a las que evita criticar, sin más. En este escenario de contenida esperanza de los unos, bendecida por los obispos catalanes, de resignación contemplativa del independentismo pragmático y de desorientación irritada del otro independentismo, Sánchez ha convocado un acto solemne en el Liceu con un enunciado coherente con su Agenda del Reencuentro anunciada hace más de dos años: “Reencuentro: un proyecto de futuro para toda España”. El desdén con el que el Cercle y la CEOE obsequiaron la apuesta inmovilista de Pablo Casado habrá hecho el resto. 

Los 44 puntos de la Agenda del Reencuentro de Pedro Sánchez contemplaban aspectos de calado muy diverso para enfrentar el conflicto político; desde la apertura de la vía del diálogo al compromiso de evitar la judicialización, pasando por la regeneración democrática, la reanimación de la comisión bilateral Estado-Generalitat o el impulso a un nuevo modelo de financiación autonómica. Poco que ver con los 21 puntos presentados por el entonces presidente de la Generalitat, Quim Torra. Desde la declaración de Pedralbes de invierno de 2018 las cosas fueron empeorando hasta llegar al anuncio de los indultos para los condenados por el Tribunal Supremo.

La literalidad de la convocatoria del Liceu es un retorno emocional y conceptual a Pedralbes o al menos a aquel espíritu conciliador, ahora renovado por los indultos, el primer acto estatal de pacificación desde que el conflicto estalló hace más de una década. La coincidencia de la convocatoria con recientes apelaciones de Pere Aragonés a recuperar aquella declaración no puede ser casual, naturalmente. En Pedralbes se explicitaron con la mayor de las indefiniciones sostenibles para dar aire a todas las partes los objetivos de la mesa de negociación: solo se avanzará mediante el diálogo y hay que alcanzar una propuesta política que pueda obtener el más amplio apoyo posible.

Aquel texto recogió también sendos guiños a cada parte: la propuesta debe obtener una respuesta democrática, lo que permitió alusiones al referéndum, pero respetando la seguridad jurídica, expresión que tranquilizó a los defensores del estado de derecho. En Pedralbes estaban formalmente sentadas ante el gobierno central las dos almas mayoritarias del independentismo aunque en una correlación  de fuerzas diferente a la actual. Esto le convierte en una referencia más o menos sólida para recuperar el hilo del diálogo, congelado de hace meses.

Sin embargo, en el palacio real de Pedralbes no estaban todas las facciones independentistas, como tampoco todos los independentistas ven con buenos ojos los indultos. Algunos se concentraran a las puertas del Liceu para protestar contra lo que consideran “una farsa”, en alusión al escaso número de beneficiados por los indultos respecto de las más de 3.000 personas pendientes de la acción de la justicia. Esta es la cifra que manejan habitualmente muchos dirigentes soberanistas para subrayar la intensidad de la “represión” y exigir la amnistía. La convocatoria frente al Liceu es de Poble Lliure, uno de los partidos integrantes de la CUP, socio del gobierno de la Generalitat. La ANC, en horas bajas, también ha llamado a protestar.

JxCat mantiene un silencio prudente a la espera de acontecimientos, sin ocultar su incomodidad por una medida que romperá algunos esquemas simplistas de la situación, al tiempo que impulsa una argumentación devaluadora de la iniciativa de Pedro Sánchez. Carles Puigdemont, aprovechó la visita del presidente Aragonés a Waterloo, para expresarla con precisión al hablar de “autoindultos”. En su opinión, Sánchez con las medidas de gracia solo pretende adelantarse a la presión  de los socios europeos y a la rectificación de la justicia europea. A su lado, el presidente de la Generalitat se limitó a dar la bienvenida a los indultos si sirven para paliar el dolor de los presos.