El Partido Popular ha pisado un buen charco con una de sus últimas propuestas. El pasado sábado, Pablo Casado anunció su Ley de Apoyo a la Maternidad durante la clausura de la Convención de Familia e Igualdad del PP en Cartagena. Y una de las medidas que se enmarca en esta iniciativa es la no expulsión de mujeres en situación irregular que entreguen a sus hijos en adopción. En otras palabras: si una mujer inmigrante que está de manera irregular en el país entrega en adopción a su hijo no será expulsada.

La iniciativa no solo ha causado un gran revuelo, es que no se habla de otra cosa. Se trata de una medida indecente que coquetea con la extorsión y, como consecuencia, las redes sociales se han inundado de comentarios criticando la ley de Casado.

Desde el PP se desmarcan. Aseguran que “es falso que el PP proponga no expulsar a mujeres en situación irregular a cambio de que entreguen en adopción a sus hijos”. En declaraciones a ElPlural.com, Génova insiste en que “esto es, literalmente, una barbaridad”.

“Lo que sí sería una barbaridad es utilizar los datos que hay que facilitar en un proceso de entrega en adopción como excusa para tramitar el expediente de expulsión de esa mujer. Y eso es lo que queremos evitar por razones humanitarias y por la protección del menor y la madre. Nuestra propuesta es ampliar al ámbito estatal esta medida que con éxito ya existe en la Comunidad de Madrid desde hace tiempo”, argumentan.

Este mismo razonamiento lo han trasladado a las redes sociales, donde a través de un tuit, persisten: “Es falso que el PP proponga no expulsar a mujeres en situación irregular a cambio de que no entreguen a sus hijos. Planteamos garantizar la confidencialidad en los procesos y que la entrega voluntaria de un bebé no tenga consecuencias negativas para la madre”.

Lo cierto es que no importan las palabras utilizadas. La medida es indecente. De hecho, cabría preguntarse si habría alguna manera posible de comunicar esta Ley de una manera positiva. En el PP, por lo visto en las redes, no lo han conseguido. En consecuencia, parece razonable preguntarse: ¿Pudiera ser que no ha habido una forma positiva de comunicar la ley porque es indecente y no tiene nada de positivo?