El presidente del Partido Popular, Pablo Casado, y el líder de la formación en Galicia, Alberto Núñez Feijóo, vuelven a colisiona por las discrepancias que mantienen con respecto a la estrategia que debe seguir la formación. Casado ha reaparecido -con barba, dicho sea de paso- con motivo de la toma de posesión de Isabel Díaz Ayuso como presidenta de la Comunidad de Madrid. En la Real Casa de Correos, Casado ha reivindicado la marca España Suma, ya registrada por el PP, como marco común para PP, Ciudadanos y Vox.

Con el fantasma de la repetición electoral planeando, Casado opta por un discurso agresivo con sus socios de la derecha y la ultraderecha apostando por “algún tipo de alianza electoral” para evitar que la división favorezca a la izquierda. Así, pretende fagocitar a un Vox en caída libre y absorber al escorado Albert Rivera.

"Si hubiera nuevas elecciones, lo inteligente sería llegar a algún tipo de alianza electoral, o de acuerdo, o de estrategia para ir a las urnas, para que la proporcionalidad electoral no merme la traducción en escaños, favoreciendo a la izquierda", ha señalado el líder popular.

Sin embargo, parece que hay barones que no gustan de esta estrategia electoral. Es el caso de Alberto Núñez Feijóo.

El PP gallego ha desestimado la opción de concurrir a las elecciones autonómicas de la mano de Ciudadanos y Vox. La viceportavoz del grupo parlamentario Popular, Paula Prado, ha afirmado que el "PPdeG es el único representante del centro derecha en Galicia".

No es la primera vez que Feijóo y Casado chocan con respecto a la estrategia electoral. El barón gallego ya le cantó las cuarenta a Casado junto a Juanma Moreno Bonilla e Isabel Bonig durante un almuerzo tras el Comité Ejecutivo Nacional en el que Casado expuso sus conclusiones de los resultados del 28A.

En aquella ocasión, Feijóo atribuyó el trastazo electoral a la ultraderechización del partido. Casado negó la mayor asegurando que “el PP sigue donde ha estado siempre” y defendió que la estrategia fue buena, a pesar de los catastróficos resultados.

Pese a todo, Casado ha vuelto a virar y ahora se muestra menos agresivo y más calmado en el tono y en las formas.