La ley electoral valenciana sólo puede cambiarse según el Estatuto de Autonomía con dos tercios de los 99 diputados, es decir, que es obligatorio un acuerdo entre derecha e izquierda para cualquier reforma.

En 2015, el PP valenciano perdió su poderosa mayoría absoluta sólo obteniendo 31 diputados, tres por debajo de la cifra que le permitía bloquear esta reforma. Esto ha posibilitado que se abra una oportunidad única en la región para reformar la ley electoral y acabar, entre otras cosas, con el, para muchos, injusto mínimo del 5% de los votos necesarios para conseguir representación parlamentaria Es ahora o nunca.

La Comisión Parlamentaria que ha estudiado la reforma se ha estado reuniendo entre abril de 2016 y el mismo mes de 2017. En ella, se ha visto la sintonía entre PSPV, Compromís, Podemos, Ciudadanos y los no adscritos, suficientes para sacar adelante la reforma, pero se deben poner de acuerdo en los pormenores, tal y como recoge la revista valenciana El Temps.

Acabar con el 5%

Los partidos más a favor de la reforma se han planteado como objetivo principal acabar con el mínimo establecido del 5% a nivel autonómico para conseguir representación en Les Corts, norma muy criticado en las últimas elecciones de 2015 cuando Esquerra Unida se quedó fuera del Parlament pese a conseguir casi 107.000 votos.

La propuesta es rebajar este límite al 3% como está en otras comunidades, pero hay que ponerse de acuerdo en si su aplicación será en el total de votos a nivel autonómico o en cada provincia.

Compromís no lo tiene claro, pero cree que no será problema llegar a un consenso, desde los socialistas apuestan por un doble límite autonómico y provincial que limitaría los conocidos como “cantonalismos”, agrupaciones políticas con mucha fuerza en una zona muy concreta de la región, pero inexistentes en el resto, idea que ven bien desde Ciudadanos. Podemos rechaza este doble límite y pide sólo una barrera provincial sobre los votos emitidos y no sólo entre los válidos.

La propuesta desde el PP es más pintoresca, aunque fue presentada ya por Alberto Fabra en la anterior legislatura. Consistiría en que un tercio de los diputados fuesen elegidos por distritos uninominales, es decir, más o menos un diputado por comarca donde fuese elegido el más votado y el resto por el método actual y con un límite del 3%.

Reparto de escaños por provincias

Un tema más espinoso, y cuyo debate seguramente no se abra, es el de la proporcionalidad del número de escaños que corresponden a cada una de las tres provincias valencianas y el número de habitantes de cada una. El eterno debate en el sistema electoral español.

En la Comunidad Valenciana, la circunscripción de Castellón elige un diputado por cada 17.300 electores, disponiendo de 24, frente a Alicante que elige uno por cada 35.600 votantes y Valencia con uno por cada 48.600.

El Estatuto impide avanzar hacia la circunscripción única o, al menos, hacia una redistribución de escaños más equitativa si no se reforma. La Ley Orgánica del Régimen Electoral Central (LOREG) también acota los márgenes de cambio en este asunto.

Hay una fuerte división en este aspecto entre los partidos. Por un lado, PSPV y Compromís no quieren abrir este melón por el bien de llegar a conseguir el consenso en el resto de compromisos. Ciudadanos, como en el resto de España, sí está por la labor mientras el PP recuerda que la formación naranja ha conseguido más apoyos en las grandes ciudades a costa de los suyos y que quitar escaños a Castellón, pese a la mucha sobrerrepresentación, no haría ninguna gracia.

El voto preferente para acercarse al ciudadano

Las reformas electorales también se han planteado durante los últimos años para acercar a los políticos a los ciudadanos, especialmente en un sistema tan encorsetado como el español. A este respecto se ha propuesto la opción del voto preferente, algo que podría salir ahora adelante con la reforma valenciana.

El voto preferente consiste en que las listas de los partidos seguirán siendo cerradas, el voto para para una en concreto, pero los electores podrían dentro de ella seleccionar a tres candidatos, nunca el número uno, que escalarían posiciones en la lista y que podrían entrar en el Parlament pese a no haber conseguido su candidatura el número de diputados en el que se encontraban en la lista.

La idea fue propuesta por varios comparecientes en la comisión de Les Corts y recibió el apoyo de los partidos de izquierdas como una manera de lo antes mencionado, de acercar a los políticos de una lista a la ciudadanía y no quedarse en conocer al número uno o al candidato a la presidencia de la Comunidad.

Apoyo a la paridad

La paridad entre hombres y mujeres en Les Corts es un objetivo casi alcanzado, ya que actualmente el 43% de sus señorías son mujeres y varios partidos ya han apostado por las listas cremallera. Imponerlas es plato de buen gusto de PSPV, Compromís y Podemos, pero no tanto de Ciudadanos, aunque está abierto al diálogo.

Nada de ser concejal y diputado

También está creando debate la nueva incompatibilidad que se quiere añadir a la ley electoral, la de no poder ser diputado de Les Corts a la vez que concejal o alcalde de un municipio. PSPV y Compromís apoyan la medida pese a que varios de sus diputados actuales se verían afectados por ella y tendrían que decidir a qué cargo presentarse en las próximas elecciones. Mientras, el PP lo califica de "barbaridad" y de "cuestiones de partido".

Además de estos puntos, en la reforma se discutirá sobre ayudas económicas a los partidos para celebrar primarias, enviar conjuntamente la propaganda electoral para reducir costes y ahorrar papel, o la celebración obligatoria de debates electorales.

Según el entusiasmo de los partidos del Pacto del Botánico, podríamos estar a pocos meses de conocer una nueva ley electoral en España que podría abrir la puerta a que otras regiones diesen el paso.