En un contexto como el actual en España, lleno de incertidumbre con relación a los resultados de estas elecciones generales del 23J, los debates cobran una gran importancia. Si como la mayoría de los politólogos y estudios mantienen, un debate de ámbito nacional puede mover hacia un lado u otro entre un 4 y un 5% y, sacar del espacio de confort, aparte de los 700.000 electores indecisos o anclados ahora en la abstención, el debate de esta noche en Antena 3 entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo, pueden decidir el resultado final de las elecciones.

Así ha ocurrido a lo largo de la historia tanto en Estados Unidos, un país acostumbrado a los debates, como en Europa, donde se destacan algunos debates históricos desde la aparición de la televisión.

Tres ejemplos de debates históricos

Como ejemplo de debates electorales que marcaron la historia y fueron fundamentales y determinantes en el resultado final de las urnas, se suelen poner dos celebrados en Estados Unidos: el Richard Nixon frente a John Kennedy, por un lado, y el que protagonizaron George Bush (padre) y Bill Clinton, por otro. Como modelo europeo se suele acudir al que protagonizaron Giscard D'Estaing y François Mitterrand en Francia.

Nixon frente a John Kennedy o el triunfo de la telegenia

La friolera de 70 millones de estadounidenses, uno de cada tres norteamericanos, se congregaron ante la pequeña pantalla para ver como John Fitzgerald Kennedy hacía besar la lona al republicano, Richard Nixon. Un veterano, Nixon, frente a un joven, Kennedy, hicieron de ese debate televisivo celebrado el 26 de septiembre de 1960, tal vez el ejemplo más claro de lo decisivo e influyente que puede ser este tipo de enfrentamientos y de la importancia de la telegenia.

Nixon rechazó ser maquillado

Nixon salía con ventaja, ya que era presidente del país. Hay quien mantiene que esa confianza le traicionó al republicano que no preparó ni dimensionó justamente la importancia que iba a tener en las urnas. Un error muy grave fue que rechazara ser maquillado a pesar de que se presentó sin afeitar, lo que le mostró pálido ante las cámaras. Una anécdota curiosa derivada de esa decisión, fue que la madre del candidato republicano le llamó tras concluir el programa para preguntarle si estaba enfermo.

Derrota apabullante del republicano

En contraposición se pudo ver a un Kennedy con muy buen aspecto, con aplomo, soltura, más tranquilo y elocuente. Piel bronceada tras haber tomado el sol en la terraza de su hotel, traje perfectamente elegido y una gran telegenia hicieron que el demócrata ganase claramente el debate.

Película de Oliver Stone, “Nixon”

Estos detalles de ambos contrincantes se pueden apreciar bien en la película de Oliver Stone, ‘Nixon’, con Anthony Hopkins en el papel del entonces presidente. Reflejan con nitidez el rostro y la “antitelegenia” del republicano preso de sudores permanentes, fallos en la dicción y sumido en un enorme nerviosismo.

Las consecuencias de ese debate para los republicanos fueron nefastas: unas semanas después JFK se convertía en el presidente de los Estados Unidos.

Giscard D'Estaing vs François Mitterrand

El primer debate en la historia de las presidenciales francesas tuvo lugar en 1974. Hubo que esperar a esa fecha, cuando esta cultura política estaba asentada en Estados Unidos tras el mencionado enfrentamiento televisivo, 14 años antes, entre Kennedy y Nixon. El 10 de mayo de ese 1974 se enfrentaron el candidato popular Valéry Giscard D'Estaing y el socialista François Mitterrand en la segunda vuelta de las elecciones. Las fuerzas igualadas en esos momentos, hicieron que entre 20 y 25 millones de espectadores se sentaran frente a la televisión. Con una duración de una hora y cuarenta minutos, tuvo un formato rígido, en un escenario que se calificó como “entre pomposo y lúgubre”. En esa ocasión, los periodistas no tuvieron posibilidad alguna de hacer preguntas a los dos candidatos.

De cada debate de los calificados como históricos se recuerda algún gesto o frase. De este se subraya una frase de Giscard D'Estaing, casi al final del programa, que parece marcó el resultado de las elecciones a favor del conservador cuando el socialista lo iba ganando: “Señor Mitterrand, usted no tiene el monopolio del corazón”. Mitterrand había apelado, durante toda la dura campaña, al sentimiento y al corazón de los franceses, y esa frase pudo desarmar ese mensaje e idea fuerza.

George Bush contra Bill Clinton

Corría el año 1992 cuando se realizó el primer debate presidencial en Estados Unidos con la comparecencia de tres candidatos. Se trataba del segundo de tres debates presidenciales que enfrentaron al presidente George Bush, al entonces gobernador de Arkansas, Bill Clinton, y al empresario multimillonario e independiente Ross Perot. En contraposición al analizado debate anterior entre Nixon y Kennedy, este fue mucho más ameno, dinámico y contó con un innovador formato en el que se permitió formular preguntas tanto a los periodistas como al público asistente.

Bush con ganas de irse del debate

Como se señalaba anteriormente, de cada gran debate se recuerdan frases, errores o gestos. Este tripartito pasó a la historia por el grave error de George Bush que pudo ser amplificado al ser televisado. Y es que Bush padre no paró de mirar, de manera reiterada, su reloj durante todo el programa, lo que dio la imagen de que deseaba irse, que se sentía incómodo así como denotó debilidad. El mismo, reconocería después que estaba ansioso por que terminase el debate.

Bush, aburrido: Perot, un friki; y Clinton, contundente y agresivo

Frente a esto, Bill Clinton, el gobernador más joven que Arkansas había tenido en su historia, criticó ferozmente esta pose de inseguridad. Bush, que era el que contaba con mucha más experiencia, no supo sacarle partido a este hecho, mostrándose como un candidato aburrido y con ganas de acabar el programa. En cambio, Bill Clinton se presentó desenfadado a la vez de agresivo verbalmente y dotado de muchos elementos positivos tanto en su exposición como gestualmente. Perot no pasó de ser un friki con numerosas frivolidades en su discurso y mensaje ¿Resultado? Clinton ganó el debate y las elecciones con una mayoría absoluta. Bill Clinton ganó claramente el debate y pocas semanas después obtuvo la presidencia de los EEUU con su mayoría absoluta en las elecciones.