Nicolás Redondo Urbieta pasará a la historia de España no solo por ser el dirigente que modernizó la UGT y la homologó con los sindicatos europeos, dándole la autonomía necesaria para convertirla en una central independiente, sin perder su carácter de clase ni el ideario socialista, sino que además de ello contribuyó al desarrollo del PSOE en los años previos a la Transición. Hasta tal punto fue su contribución que antes del Congreso de Suresnes, a Nicolás Redondo se le ofreció, incluso se le pidió, ponerse al frente al del Partido Socialista Obrero Español. El sindicalista de Baracaldo prefirió seguir en la defensa de los trabajadores y en la consolidación de la Unión General de Trabajadores, de la que llegó a ser su líder desde el 18 de abril de 1976 hasta el 10 de abril de 1994 donde cedió el testigo de su relevo a Cándido Méndez como secretario general de la UGT, retirándose de toda actividad política y sindical.

Renuncia a liderar el PSOE

Y es que Nicolás Redondo fue también una pieza fundamental en el impulso al nuevo PSOE, al partido hermano. Tras la destitución de Rodolfo Llopis en el Congreso del PSOE de agosto de 1972, Redondo pasó a ser miembro de la dirección colegiada del PSOE Renovado. Es en el trascendental e histórico Congreso de Suresnes de 1974, cuando rechaza el ofrecimiento para ponerse al frente de los socialistas. Sin embargo, Redondo llegó a un acuerdo con Felipe González (el pacto del socialismo vasco y andaluz, el Pacto del Betis), para que fuera el entonces conocido como Isidoro, quien liderara el socialismo español. Un rechazo que hubiera podido cambiar la historia inmediata de la socialdemocracia española. Curiosamente, González, había sido el abogado de Redondo en la reclamación por su despido a causa de ser detenido.

Socialista de doble militancia

Nicolás Redondo siempre prefirió el sindicato. Fue una parte integrante de ese grupo de luchadores por los derechos de los trabajadores, iniciada por su padre. Su progenitor, Nicolás Redondo Blanco, se afilió a la UGT y al PSOE en 1915. Se le condenó a muerte por sus ideas, pero le conmutaron la pena por 30 años de cárcel, de los que cumplió seis en El Puerto de Santa María (Cádiz). Su madre falleció a los pocos meses de nacer Nicolás. Su lucha fue continuada por su hijo Nicolás Redondo Terreros que, con sólo quince años, se afiliaba a las Juventudes Socialistas llegando a ser secretario general del PSE-EE.

“Niño de la guerra” con dos años de su infancia en París

El de Baracaldo, tuvo una dura infancia ya que quedó huérfano de madre desde muy pequeño y con un padre represaliado. Él mismo sufrió las atrocidades de la guerra civil en carne propia. Con solo diez años, en 1937, fue evacuado junto con otros niños vascos en el buque “La Habana” que le transportó hasta Burdeos. Allí fue acogido por una familia minera de Herault de origen español. Reclamado por su familia al término de la Guerra Civil, en 1940 regresó a la Margen Izquierda y dos años después ingresó en la Naval como aprendiz de oficial ajustador. Trabajó en la factoría de Sestao hasta 1973, cuando fue despedido por su activismo sindical.

Encarcelado y desterrado

Redondo fue encarcelado numerosas veces e incluso desterrado. Redondo, obrero metalúrgico, se afilió al PSOE y a la UGT en 1945. Fue detenido y procesado por la dictadura franquista en numerosas ocasiones. En 1967 fue detenido junto a los históricos socialistas Ramón Rubial y Eduardo López Albizu y desterrado a Las Mestas.

Diputado por el PSOE y convocante de huelgas generales

Pero aunque pudo liderar el PSOE y lo rechazó y a pesar de que fue la persona que dio autonomía al movimiento sindical socialista del PSOE, siempre estuvo ligado y trabajó por el partido hermano que fundara el mismo Pablo Iglesias Posse, creador también de la UGT. De hecho, fue diputado del PSOE por Vizcaya en 1977, 1979, 1982 y 1986. En 1987 renunció a su escaño para mostrar su desacuerdo con la política laboral y social del gobierno de Felipe González, tras votar en contra de los PGE para 1988. Con CCOO, convocó la huelga general del 14 de diciembre de 1988, con un enorme éxito. También organizó dos huelgas generales más durante el gobierno socialista, en junio de 1992 y enero de 1994.