Fernando López Miras ha observado atónito como la extrema derecha ha impedido su nombramiento como presidente regional de Murcia. A pesar de que el PSOE se impuso en los comicios, la aritmética es favorable a los intereses de los populares. El PP y Ciudadanos suman 22 escaños, quedando a un único voto favorable de la mayoría absoluta de la Cámara. Vox, por su parte, cuenta con cuatro regidores que no han cedido a las presiones y han aceptado la disciplina de voto de su formación.​ Pese a ello, el líder popular no se rinde: "Aquí no termina ninguna negociación, aquí empiezan todas". 

Uno de los feudos más consagrados de los populares, gobernado de forma ininterrumpida durante 24 años, sigue en el aire a la espera de que naranjas y ultras se entiendan. Finalmente, Vox ha dado el toque de gracia al pacto de sus dos homólogos, reticentes a que su firma se viera empañada por la de la extrema derecha. Ciudadanos ya lo anunció, Vox también. "¿Cuál es el obstáculo que nos encontramos? El eje Madrid-París. Hoy saldremos de aquí sin Gobierno, pero no es culpa del grupo Ciudadanos en Murcia. Ellos han demostrado estar por encima de su dirección nacional", ha alegado Juan José Liarte, líder de los de Abascal en el parlamento murciano, para defender su voto negativo. 

En el Ayuntamiento de Madrid se llegó a un acuerdo. Se prometió a los de Javier Ortega Smith mando en plaza y puestos en concejalías de gobierno, tal y como ha ido informando ElPlural.com. Sin embargo, las promesas quedaron en agua de borrajas cuando llegó el momento de formar el Ejecutivo municipal.

Ciudadanos ha sufrido el desgaste de posar junto a Vox. Rivera lo sabe y los ataques le llegan sin cesar desde todo tipo de frentes. La oposición española, sus socios europeos y sus propios dirigentes claman contra una hoja de ruta que blanquea los ideales de una formación nacionalpopulista que no cede en sus pretensiones.

Mientras tanto, Rivera y su núcleo fuerte tratan de esquivar las balas atrincherados en un argumento que se repite sistemáticamente, independientemente de quién sea el rostro visible, frente a las cámaras: “Es falso que hayamos pactado con la extrema derecha. Solo llegamos a acuerdos con nuestro socio preferente: el Partido Popular”. Sin embargo, las palabras se pierden cuando los tres logos copan la cabecera de un documento compartido en Andalucía, la Mesa de la Asamblea de Madrid integra a dirigentes de Vox y en Palencia se destapan escritos con las firmas de sus dirigentes sobre el papel.  "Nuestra hoja de ruta está plasmada en el documento firmado junto al Partido Popular. Es lamentable ver que el egoísmo se adueña de nuestra región", ha insistido la líder naranja Isabel Franco. 

Ahora, y pese a la insistencia de un PP en horas bajas, las negociaciones se han roto. Los naranjas tratan de esconderse de sus propias decisiones mientras la pléyade de Abascal se cansa del qué dirán y pide respeto a sus votantes.

Por ahora, los votantes del bloque ven cómo las ínfulas particulares de sus líderes se han cobrado su primera víctima. Murcia mira a Madrid; Madrid mira a Murcia.