El Gobierno vuelve a reinventarse. Joan Subirats ocupará la cartera de Universidades después de que Manuel Castells haya notificado su voluntad de abandonar el Ejecutivo por “motivos personales”. El sociólogo, que era uno de los impuestos por Unidas Podemos en las negociaciones para repartirse el pastel de la coalición, abandona sin previo aviso tras un paso claroscuro por el Consejo de Ministros, protagonizado por su perfil bajo, su nula proyección pública y la constante sensación denunciada por la oposición de que su cargo era totalmente prescindible -máxime teniendo en cuenta que su ministerio siempre había estado integrado en el de Ciencia y Transformación-.

“Ha sido una decisión reposada que ha tomado por motivos de salud y prescripción médica y en estrecha colaboración con su familia y que ya le comunicó al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y a la vicepresidenta Yolanda Díaz hace unos días”, explican desde el Ministerio de Universidades en una nota remitida a los medios de comunicación a la que ha tenido acceso ElPlural.com.

En la nota, el ministerio realiza un balance ciertamente positivo de la impronta que deja Castells en este mandato: “Desde su llegada al frente del Ministerio de Universidades se han realizado muchos avances para el sistema universitario español. Cabe señalar primero de todo, aquellas políticas que han sido prioridad desde el minuto uno, de democratización en el acceso a la universidad”. Algunos de estos avances, detallan, son la ampliación de las becas universitarias, tanto en cuantía como en beneficiarios, y la reducción de las tasas, eliminando el sistema de horquillas impuesto por el exministro Wert: “Son medidas que van en una única dirección: hacer del Ministerio de Universidades una institución al servicio de la gente y de quien más lo necesita. Así ha ocurrido también con la equiparación de precios de los másteres habilitantes a los precios de grado”, añaden.

En el plano legislativo, sostienen, “los avances han sido notables”. Desde Universidades ejemplifican esta sentencia con la aprobación del Real Decreto de Creación de Universidades, “que pone coto a la proliferación de iniciativas especulativas que no cumplen con los estándares de calidad para ser universidades”, y con la iniciación necesaria de reforma de la Ley Universitaria –además de otras 23 medidas legislativas en forma de Ley o Real Decreto-: “Son políticas que el propio Manuel Castells ha defendido siempre en esa labor de búsqueda de la calidad que revierta en la educación de los estudiantes y en hacer de nuestro sistema universitario un sistema más sólido de cara al futuro (…) En ese contexto es en el que se ha desarrollado el anteproyecto de la Ley Orgánica del Sistema Universitario y que sin duda seguirá su camino en manos del nuevo ministro”, sentencian.

La cara b

Manuel Castells, sociólogo y profesor de reconocido prestigio en nuestro país, generó una gran expectación cuando se conoció que era uno de los nombres sobre la mesa impuestos por Unidas Podemos al PSOE en la elaboración conjunta del Consejo de Ministros. Elegido por la delegación catalana del partido, En Comú Podem, Castells entraba en el Gobierno con la aureola propia de un prolífico teórico de los fenómenos culturales, sociales y políticos del último siglo. Sin embargo, los vítores se convirtieron paulatinamente en críticas y posteriormente en algo mucho peor en política: la nada.

De Castells se ha dicho que ha sido el ministro fantasma, a lo que él llegó a contestar negando la mayor y calificando estos comentarios, vertidos desde la oposición, de “leyenda urbana”. Además, relegó en la Secretaría de Comunicación y se mostró dispuesto a aparecer con mucha más asiduidad, si así se lo requerían desde Moncloa. “Me la trae sin cuidado”, sentenció.

Sin embargo, su falta de proyección pública, bien sea por decisión propia o porque, como él argumentaba, no era requerido por los expertos en comunicación del Ejecutivo, ha provocado consecuencias muy concretas en su imagen: el dimitido titular de Universidades es, atendiendo a las encuestas publicadas al respecto, el ministro peor valorado del Gobierno. Así se desprende de, al menos, dos estudios: una publicado el pasado mes de enero, cumplido un año de Gobierno, por Sociométrica, y otro realizado por el Centro de Investigaciones Sociológica el pasado mes de julio, en plena remodelación del Ejecutivo.

Intrahistoria de su relación con Sánchez

Pese a que Castells rellenaba el cupo morado de la coalición, lo cierto es que el sociólogo no era un desconocido para Pedro Sánchez. Tal y como él mismo explica en su último libro, Ruptura (Alianza Editorial), ambos se conocieron poco después de que el actual presidente del Gobierno fuera defenestrado por Ferraz en un movimiento orquestado por Susana Díaz y los barones territoriales tras su negativa a favorecer un gobierno de Mariano Rajoy. El “no es no” condujo a Sánchez a California, donde trató de relajarse de forma previa a la ya conocida operación retorno con la que acabó venciendo en las primarias a la expresidenta de la Junta de Andalucía, haciendo fructificar la primera moción de censura de la historia y ganando las elecciones por partida doble.

En Ruptura, Castells, que se autodefine como “amante de las causas perdidas”, explica cómo animó a Sánchez a que no se rindiese y se embarcase en “la más improbable de las aventuras”: “Yo fui testigo de esa reflexión y de su decisión final por uno de esos azares de la vida. Pedro Sánchez quiso alejarse de España por unos días para reencontrarse. Y se fue a California con su familia. California tiene ese exotismo del fin del mundo donde llegan gentes de cualquier parte y para cualquier cosa, territorio límite de la experiencia humana, del que surgen locuras creativas del más alto alcance”.

Una relación que acaba, al menos en el plano profesional, con la dimisión, pero que empezó, sin saberlo, frente a la playa de Santa Mónica: “Hablamos y hablamos, paseando entre el rumor de las olas (…) Me quedó claro que él tenía la fuerza suficiente para resistir y, sobre todo, se había dado cuenta de que no sería posible la política progresista en la que él creía sin enfrentarse a los poderes fácticos y a quienes le representaban”.

Acuerdo en la sucesión: ¿quién es Joan Subirats?

Catedrático en Ciencias Políticas, Joan Subirats da el paso a la política nacional pocos meses después de dejar las cuestiones municipales. Hasta hace unos meses concejal de Cultura y Educación del Ayuntamiento de Barcelona, su trayectoria en política se circunscribe a En Comú Podem y las movilizaciones sociales.

Al igual que el ya exministro de Universidades, Subirats es una figura política muy cercana a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ya que fue uno de sus mentores durante la creación de los comunes. Con 70 años de edad, el elegido entra en el Gobierno central habiéndose especializado en cuestiones de gobernanza, gestión y análisis de políticas públicas, además de en problemas de innovación democrática y sociedad civil.