A veces se suele criticar la parsimonia de la Justicia, pero, como se verá, las cosas de palacio van despacio. El registro que ha realizado la Guardia Civil en la sede del PP de Madrid, dentro de la sede de la calle Génova, junto a otras cuatro intervenciones tiene su origen, curiosamente, en otro registro. Éste ocurrido el 27 de octubre de 2014, en “una vivienda unifamiliar de (…) 3 plantas”, según constaba en el acta de “entrada y registro” en la casa de Francisco Granados, ex secretario general del PP de Madrid y antigua mano derecha de Esperanza Aguirre.

El registro, dentro de la Operación Púnicaque explicó ELPLURAL.COM, se hizo con material tecnológico como para montar una franquicia de MediaMarkt:

“Una tablet Samsung con una pegatina que pone SENADO, un Portátil negro HP Pavilion, modelo DV6000, un disco duro IBM de 30gb, un disco duro marca samsung de 12 gb, un portátil Toshiba, un iPad, memoria USB con el logotipo Universidad Rey Juan Carlos, de color gris, aún otro iPad, 7 memorias USB, un pcMac, un portátil Sony Vaio de color rojo”.


Todo escrito a mano en el acta por un Funcionario del Cuerpo de Gestión Procesal y Administrativa que se hizo acompañar de cinco agentes de la Guardia Civil. Y sin embargo, en una burla a la obsolescencia programada, la clave está en dos pequeñas libretas manuscritas: “Una agenda  de color negro con el anagrama Moleskine, foliado desde la 1 a 123″ y “una agenda de color morado con anotaciones manuscritas, foliada y sellada del folio 1 al 71″.

Esas dos libretas, según fuentes judiciales, son las que contenían la supuesta contabilidad B del Partido Popular, la versión castiza de los papeles de Bárcenas. Ahí se recogía, según dichas fuentes, el detalle del funcionamiento económico de la trama y sus vinculaciones con el Partido Popular. Toda una estructura para enriquecerse Granados y compañía, pero también, presuntamente, financiar a la formación madrileña.

Sin embargo, para llegar a este punto ha hecho falta otro escalón, una especie de piedra de Rosetta en forma de David Marjaliza, quien habría ayudado a traducir los apuntes de su antiguo socio, Granados. Desde otoño de 2014, el juez Eloy Velasco comenzó a interrogar a los implicados en la trama. En total, 222 entrevistas que fueron liberadas del secreto de sumario en el verano de 2015. ¿Todas? No, todas menos una. La que le realizó a Marjaiza y que duró más de seis horas.

En realidad, era su segunda cita con el juez. En la primera, se negó a contestar, pero en la segunda, el 25 de junio de 2015 y la que no escuchó nadie, Marjaliza tiró de la manta. Desde las 11:00 horas de la mañana hasta pasadas las 20:00 horas de la tarde, con sólo una pequeña pausa para comer, el exsocio de Granados estuvo cantando con una actitud, según fuentes judiciales, de "colaboración plena".

El resultado de dicho cambio de actitud llegó unos meses después, un día antes de la Nochevieja de 2015, cuando David Marjaliza salía de la cárcel. Para ello tuvo que desembolsar 100.000 euros de fianza -no muy elevada- y contó con facilidades en el pago, porque el juez aceptó una finca para completar el dinero en efectivo del que disponía.

Al día siguiente, antes de comerse las uvas en libertad, Marjaliza hablaba con La Sexta y confirmaba que había colaborado y eso le había permitido estar en libertad: "Una vez que te pillan hay que colaborar con la Justicia". Incluso llegaba a poner una cifra a su "colaboración plena": hasta en 10 ocasiones había ayudado a la Audiencia Nacional en su investigación.