La cita en Málaga era a las once y media pero Rivera ha aparecido por el salón del hotel “Barceló” más de media hora después. Uno de los mejores hoteles de la capital malagueña anexo a la estación del AVE  “María Zambrano” idóneo para tantos cargos naranjas que desde ayer han ido llegando a la cita de la ruptura con los socialistas de Susana Díaz tras casi cuatro años de cortejo y romance.

Con ese olor a divorcio ha resultado paradójicamente anacrónico que una hora antes, a las 11,10, saliese por la puerta del hotel una novia vestida de blanco ya que a lo que acudíamos era a la oficialización de una separación y una ruptura y no precisamente una unión nupcial de una pareja que se han querido y que hoy, según el propio Rivera, han anunciado su ruptura. Queda por ver si en un futuro habrá reconciliación y podríamos hallarnos ahora solo ante un “cese temporal de la convivencia” al puro estilo regio.

Una Málaga que amaneció hoy para tantos miembros de Ciudadanos llegados de otras provincias de España con un aspecto inaudito como era el del suelo mojado, el ambiente húmedo, lluvia persistentemente fuerte y una temperatura fresca. Eso se notaba en la imagen de algunos de los invitados “ciudadanos” que arribaban al hotel portando novísimos paraguas comprados un rato antes en alguno de los “chinos” de la zona. Al fin y al cabo se trataba de un paraguas de urgencia para una sesión urgente de su Comité Nacional. Sobre las 11,20 volvía a llover.

Allí mismo, en la puerta del hotel y en su terraza cubierta se hallaba rodeado de su equipo el portavoz municipal en el Ayuntamiento de la capital, y seguro candidato, Juan Cassá. Eran las 11,30 horas. El asturiano sabe colocarse siempre en buen lugar para el foco y para recibir el saludo correspondiente y el abrazo pertinente de cuantos compañeros pasaban obligatoriamente hacia el salón del hotel. Un portavoz que hoy ha recibido varios guiños a su candidatura desde el más alto nivel del partido. Tanto en la intervención del líder regional, Juan Marín, como en la del “Boss” Albert, el asturiano ha sido elogiado y mencionado en sus alocuciones. ¿Primarias municipales de C,S en Málaga? ¿para qué? Cassá ya está más que nominado y cooptado hoy. Y es que además de la boda mencionada y la separación política oficiada, hemos asistido a su bautizo “in nomine”. Con esos respaldos a ver quién es el guapo o la guapa que le disputa la candidatura.

Nada más llegar al cónclave los miembros de la organización daban a la prensa un acreditación muy naranja, bastante identificativa de Ciudadanos y muy potente de logo a la prensa. En realidad era tan nítida que al portarla el periodista parecía más un dirigente destacado o un miembro del staff que un simple plumilla. Por eso, harto ya de equívocos y que la gente se te dirigiera preguntándote “¿Dónde es el mitin de Albert Rivera?” y uno contestara como un autómata repetitivo “A la izquierda, arriba, en la primera planta y luego a la izquierda”, decidimos subir a dicho salón -y dejar de ser una especie de informador turístico-, ya en torno a las 11,40 horas tras abonar los dos euros del café de la terraza.

Allí, en un salón que empezaba a estar repleto de miembros de Ciudadanos, estaban los cuadros medios de provincias, parlamentarios y concejales. En un segundo espacio trasero se ubicaban militantes sin graduación y caras poco conocidas pero con rostro feliz. Estaban invitados a un acto con Albert, el gran Albert, y eso no sucede todos los días. En medio, a modo de separación neutral del espacio mitinero, una hilera de periodistas sentados en filas se extendían a todo lo ancho, como en una mesa de celebración de banquete, todo muy nupcial. Lo cierto es las personas que componían el staff organizativo destilaban tono muy cordial, atento y afable. En eso ha ganado la nueva política, en amabilidad y en alejamiento de aquellos personajes hieráticos y rudos que dirigían el servicio de orden de los actos de los partidos de antaño y que en ocasiones parecían cuerpos paramilitares escogidos entre los conmilitones partidistas más fornidos. También han incorporado a la mujer en esta labor organizativa, todo un símbolo que se agradece y se valora.

A las 11,45 horas con algo de calor ya en el salón, comienza a sonar una banda sonora de fondo que ya no nos abandonaría hasta la llegada del líder. Es un sonido de percusión, una melodía pegadiza y machacona de tambores: bum, bum, buumm y buuuummm ¿Premonición? ¿Tambores de guerra? ¿música previa a la batalla entre guerreros y tribus? ¿la “haka” de la cultura maorí mix de danza ritual y de grito de guerra o de batalla? ¿guerrero Albert versus Susana gran jefa de la tribu? Quiero averiguar la autoría del grupo musical de la sintonía. Pregunto pues no me va el puto Shazam del móvil y el madrileño compi-periodista anexo a mi bancada no sabe que es eso del “chassam” que le digo. Un voluntario naranja de la organización me dice que es un sonido propio “Made in Ciudadanos”. Bonito detalle, lo de la producción propia. ¡Estos jóvenes bien preparados mezcladores domésticos de sonido!

Frisando ya las 11,50 horas y con un retraso de veinte minutos sobre el horario previsto, buscamos rostros conocidos de la esfera nacional naranja. Un poquito de periodismo fashion y de “Sálvame” democrático no viene mal para hacer más ligera la espera. Poco o nada atisbo. Como las grandes estrellas, también los y las superstars de Ciudadanos no se dejan ver hasta el final. Solo Begoña Villacís, la “Arrimadas de Madrid”, está delante, sentada en primera fila saludando de manera continua y abrazando a compañeros por doquier. Luce un moreno de playa “5 jotas” e irradia cercanía y amabilidad. Muy guapa, guapísima. Tan amable que al acercarse este humilde redactor de la crónica para inmortalizarla con el Samsung, ella misma coge mi móvil y nos hacemos un selfie. “Mejor así ¿no?”, me dice. Y he aquí el periodista intentando huir del síndrome de Estocolmo ante una Villacís que gana mucho en las distancias cortas.

Y llega las 11,52: Franquea el frontispicio como un “Augusto César” del siglo XXI, Albert. Rivera, Albert, procedente del Fondo Norte del salón y dispuesto a cruzarlo de arriba abajo entre baños de multitudes, vítores, abrazos, besos, gritos de “Presidente, Presidente”, arrumacos, achuchones, saludos de manos con pulsera orange y frases con acento ‘granaíno’ de que “guapo, que guapoooo, lo he tocado, lo he tocadooo y me ha mirado” y toda una estela de luces de los miniflash de los móviles (como en el concierto de la noche anterior de Maluma en Málaga). Está claro, ni “arrimadas”, ni girautas ni toniscantós… el hiperliderazgo de Rivera entre las bases militantes es atronador, celestial, tanto como el ruido que precede al relámpago que se oye en la calle cuando la lluvia vuelve a arreciar como si Dios se sumase también al aplauso general.

Pero antes de que esto sucediera, que sucedió de verdad así como lo narramos, un pequeño incidente de estos que se suman a la información y que lejos de arruinar el protagonismo del acto y del personaje, hacen que la noticia se duplique, que las portadas de periódicos y ediciones digitales y los inicios de los informativos dupliquen el impacto mediático. Dos activistas de Femen, emboscadas entre la masa de gente que saludaba y vitoreaba a Rivera justo al hacer su apoteósica entrada al salón, ¡zas! se acercan al barcelonés y con una rapidez propia del rayo de la tormenta malacitana se despojan de la camiseta y le muestran cara a cara, pecho a pecho, los torsos desnudos y grafiteados con la leyenda “Mi vientre no se alquila” para protestar contra los vientres de alquiler, una medida defendida por Cs y que hoy le han reprochado voz y pecho en grito las feministas militantes.

Ese contratiempo ha durado unos 40 segundos. La respuesta de los organizadores y de la seguridad así como del propio público ha sido correctísima. Ni un mal modo, ni un pitido, ni una bronca, ni un insulto. Algo en lo que también parece que ha evolucionado la nueva política si nos atenemos a otros momentos de tensión vividos en época anteriores cuando alguien intentaba reventar un acto. La reacción de Rivera fue la de cambiar el itinerario previsto y raudo y con reflejos cruzar a los ancho y volver desde el otro extremo hacia el fondo, con naturalidad y aplomo siguiendo la “Ruta de los vítores y abrazos”, eso sí, ahora con un espontáneo “Presidente, presidente” para acallar las voces de las activistas.

Solo hay que lamentar la actitud de un policía de paisano. Tras el incidente hemos salido al pasillo a seguir la pista de las dos jóvenes. Justo al lado del salón, en un sofá del pasillo estaban sentadas. Tras solicitarle permiso a ellas para  fotografiarlas en ese momento y recibir su autorización, le hemos realizado la instantánea. Justo en ese momento un hombre se ha dirigido al autor de esa foto y de esta crónica exigiéndole que la imagen no se publicara. Algo nervioso y muy enfadado -supongo que por el incidente del salón tras llevarse a las activistas- me ha pedido mi DNI. Al no facilitárselo -uno no puede ir por la vida dando su documento nacional de identidad a cualquier extraño con vaqueros y camisa desenfadada que lo pida, no es buena costumbre- me ha enseñado, muy cabreado, su placa de agente de la Policía Nacional. Ante eso se lo he dado, ¿cómo no? Lo ha colocado sobre el mismo sofá de las Femes y lo ha fotografiado con su móvil (por una cara nada más, eso sí). O sea que me ha fichado. Y hasta tres veces me ha advertido que “no se me ocurra publicar esa foto”, “que esa foto no salga o yo mismo, personalmente, me encargaré de que te denuncien”.  Finalmente, airado, me ha espetado que “no se pueden hacer fotos a personas detenidas”. Le he contestado que estaba haciendo mi trabajo y que cómo iba saber yo que estaban detenidas. Si además se va de paisano tampoco sabes que son policías. Dios no llegó a tanto conmigo. Y si las dos jóvenes están sentadas en un sofá al lado de un salón de un acto político ¿cómo vas a saber que estaban detenidas policialmente? Un detalle para las chicas de Femes: Me han pedido disculpas por meterme ellas en este lío. Nada, nadie se ha metido en un lío cuando se trabaja.

Y luego el acto se desarrolló con normalidad, con ataques al PSOE pero no a Susana, sin apenas mención al Partido Popular -hoy no tocaba dar caña a Casado ni a Moreno Bonilla-  y con muchas referencias a Andalucía y a los orígenes malagueños de Rivera -su abuela es de Cútar, un pueblecito de la Axarquía donde gana el PP. Los tambores de guerra ya lo han anunciado. La guerra, la larga guerra electoral ha comenzado y la primera inmensa y en parte muy decisiva batalla será en Andalucía. El propio Albert Rivera lo ha reconocido: “Para ganar en España hay que ganar en Andalucía. “Al the jazz, “comienza el espectáculo”.