El Gobierno de España confirmaba este miércoles a primera hora que el líder opositor Leopoldo López, su mujer Lilian Tintori y su hija se encontraban en la residencia del embajador de España en Caracas (Venezuela) después de abandonar la embajada de Chile.

De este modo se confirmaba lo que ya era un secreto a voces: el político venezolano tras ser liberado -fue condenado a casi catorce años de cárcel por incitar a la violencia en el marco de las revueltas opositoras de 2014-, abandonaba las manifestaciones y buscaba asilo en la embajada de nuestro país.

Un polémico perfil

López, descendiente lejano del libertador Simón Bolívar y millonario de cuna -parte de una familia de clase alta y muy adinerada-, nunca ha ocultado su deseo de ser el futuro presidente del país.

Con ­­46 años de edad­­ y formación como economista en elitistas universidades como Harvard y Princeton, López lleva toda la vida en política.

A su regreso a Venezuela, después de sus años de estudiante en Estados Unidos, crea Primero de Justicia, pero por disputas internas abandona este proyecto político, junto a varios compañeros, lo que le lleva a Un Nuevo Tiempo, formación que también acabará abandonando.

López no encuentra su lugar en el espectro político venezolano hasta 2009, cuando crea Voluntad Popular, el tercer partido del que formó parte.

López llegó al poder en el año 2000 como alcalde del municipio de Chacao, de clase media alta.  Sus buenos resultados en las urnas hicieron que López despuntara como uno de los principales líderes de la nueva oposición venezolana.

Con las protestas antigubernamentales que desembocaron en un intento de golpe de Estado el 11 de abril de 2002, López detuvo al entonces ministro de Interior, Ramón Rodríguez Chacín, por lo que fue procesado, aunque eludió la acción de la Justicia gracias a la amnistía concedida por Chávez.

En los años siguientes, López denunció una persecución política. En 2008, la Contraloría General impidió que López llegara a someterse al examen de las urnas tras postularse como alcalde de Caracas acusándole de malversación de fondos por una subvención que PDVSA concedió a una fundación liderada por su madre cuando López trabajaba para la petrolera estatal, entre 1996 y 1999.

De hecho, la administración venezolana le inhabilitó para ejercer cualquier cargo público.

La inhabilitación llevó a López a unos años de asueto en los que cedió el protagonismo al que fuera su compañero en Primero de Justicia y durante la intentona golpista de 2002, Henrique Capriles, que asumió el liderazgo de la recién nacida Mesa de Unidad Democrática (MUD).

Capriles estuvo cerca de arrebatar la Presidencia a Chávez y a su sucesor en el cargo, Nicolás Maduro, pero estas derrotas con sabor a victoria solo sirvieron para ahondar en las diferencias de la coalición opositora: un sector moderado liderado por Capriles y uno radical encabezado por López.

Años más tarde, cuando la oposición volvió a echarse a las calles en el marco de una crisis económica, López aprovechó la ocasión para situarse de nuevo en la primera línea política, enarbolando la bandera del cambio inminente.

El 12 de febrero de 2014, encabezó la multitudinaria marcha por Caracas por el Día de la Juventud y animó a los estudiantes a avanzar hacia la Fiscalía para exigir la liberación de los manifestantes detenidos en las últimas semanas.

La columna fue interceptada a las puertas de la Fiscalía. Tres personas murieron ese día, dando el pistoletazo de salida a varios meses de protestas que se saldaron con 43 muertos.

Las autoridades venezolanas señalaron a López como autor intelectual de los disturbios frente al Ministerio Público y emitieron una orden de busca y captura en su contra que le llevó a esconderse durante una semana, en la que se especuló con su huida. López finalmente se entregó el 18 de febrero.