Inmersos en plena campaña electoral, las formaciones políticas tratan de cimentar sus opciones en nombre y forma. Llegan los días de la especulación, de los discursos y los datos partidistas que cada uno anotará interesadamente en su cuaderno. Todo hace presagiar que, por primera vez, el Gobierno que saldrá tras los comicios del 28 de abril no será monocolor. El tiempo de consejos de ministros conformados por compañeros del mismo bando ha finalizado. Albert Rivera, consciente de ello, se ha desmarcado en público de cualquier tipo de pacto con el PSOE ya que, según el líder de los naranjas, representa la alianza con el independentismo que quiere romper España.

Sin embargo, Ciudadanos ya ha afirmado con rotundidad muchas veces que no pactaría con otras fuerzas políticas. Hace cuatro años, a nivel general, ni con socialistas ni con populares: con unos lo intentó y con otros lo consiguió. En la comunidad de Madrid aseguró el mandato del Partido Popular y en la ciudad quiso sentar a Esperanza Aguirre en el consistorio. En Andalucía pactó con Susana Díaz primero y con Juanma Moreno después. Alianzas por doquier y siempre con un ‘no’ por delante en campaña.

Reuniones secretas

La última estrategia, sin embargo, es tratar de fichar a rivales de otras bancadas. Así está siendo en la Junta de Andalucía. Fuentes internas del Partido Socialista afirman a ElPlural.com que los liderados por Juan Marín están llamando a ex altos cargos socialistas para hacerse con sus servicios. El secretismo es la premisa. Desde Ciudadanos se intenta camuflar la estrategia, ya que la necesidad de contar con rivales acentúa que el equipo del que disponen es bastante reducido y que les está costando hacer frente al proyecto nacional que una fuerza política relativamente nueva -que ha experimentado un boom tan rápido- tiene que asumir.

Algunos de los líderes socialistas que han recibido la oferta naranja informan a ElPlural.com que al principio no se preocuparon en exceso. Tratar de contar con algún nombre rival no es inaudito. Sin embargo, ahora denuncian el ‘modus operandi’ utilizado por el partido de Marín que, ante la falta de efectivos, trata de convencer de forma “escandalosa” a miembros del equipo de Susana Díaz. “Uno de cada cuatro”. Esa es la cifra que nos transmite un sector del PSOE descontento con la “mala praxis” de sus rivales. Un 25% del equipo naranja conformado por miembros de filas socialistas tiempo atrás.

Sin ninguna duda, tanto Ciudadanos como Vox fueron los grandes vencedores en los comicios andaluces. Los primeros, por el gran ascenso de votos conseguidos en comparación a la legislatura que dejaban atrás. Los segundos, por su gran puesta de largo consiguiendo, contra todo pronóstico, 12 escaños que los auparon e hicieron que su bloque entrara con fuerza en la estructura de partidos.

Sin embargo, el ascenso, aunque siempre celebrado, puede pillar en fuera de juego a más de uno. Sobre todo cuando se produce de forma tan repentina. La búsqueda de nombres experimentados que puedan solventar los problemas de forma fiable deja patente que al esqueleto naranja todavía le falta soldar alguna que otra articulación.