Este viernes arranca de forma oficial la campaña electoral de cara a los comicios del 10N​. Los partidos llevan tiempo preparándose para esta nueva maratón de mítines, debates y actos de campaña para conseguir sumar adeptos a la causa y hacer que su postura en esta legislatura fallida se vea refrendada con el apoyo popular.

Sin embargo, a nadie se le escapa que llevamos tiempo en campaña. La política puesta al servicio de un juego clientelar donde cada parte trata de conseguir el trozo más grande del pastel. Mensajes públicos y estrategias privadas se debaten cada día en el centro de operaciones de cada formación, reuniendo a líderes y asesores en torno a una aspiración común.

Pero las estrategias no siempre son merecedoras de elogios por el buen hacer propio. Restar credibilidad al rival es clave, y en el PP lo tienen claro: si de cara a los comicios del 28 de abril abrieron en plena calle Ferraz la agencia Falcon Viajes, ahora cuelgan carteles de descrédito hacia Pedro Sánchez y Pablo Iglesias.

Tal y como ha revelado eldiario.es, varias calles de ciertas capitales españolas amanecieron este fin de semana con carteles que fomentaban el rechazo a PSOE y Podemos: “No contéis conmigo” o “Yo no voto” eran algunos de los mensajes inscritos en ellos.

Esta cartelería no venía firmada por nadie, pero el medio previamente mencionado ha podido saber que el autor es Josep Lanuza, trabajador de Aleix Sanmartín, asesor político repescado en esta nueva cita por Pablo Casado tras su periplo popular en Andalucía de la mano de Juan Manuel Moreno Bonilla. El juego sucio ya ha empezado.

Al servicio de Sanmartín, Lanuza ha creado grupos de falso apoyo a Más País desde los que criticar a morados y socialistas. El propio Íñigo Errejón ha denunciado esta actuación "mafiosa" del Partido Popular.

Del perfil bajo a la guerra sucia

Sanmartín es un viejo conocido de la comunicación política. Tras cambiar de aires y sumarse a las filas del PP, se encargó de orquestar la campaña del presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla.

El mensaje a transmitir estaba escrito. Presentando a Bonilla como un líder sin aspavientos, la campaña se redujo al perfil bajo y la moderación (nótese el cambio de Pablo Casado). Muchos fueron los que no entendieron la estrategia, basada en someter al pueblo andaluz a un referéndum continuo: ¿Susana Díaz sí o Susana Díaz no?

Poco importó la forma de hacerlo, pero la pregunta tenía que llegar por activa a por pasiva, aunque fuese necesario pedir el voto a una vaca o soltar un discurso a las puertas de un puticlub.

Experto en campañas y con una contrastada trayectoria internacional tras de sí, el asesor de Pablo Casado y su equipo han cambiado el modus operandi: perfil bajo y moderación de cara al público, barro de trincheras y ataques mezquinos cuando se baja el telón.