El serial de la factoría del comisario retirado José Manuel Villarejo ha colocado a María Dolores de Cospedal en una posición de notable debilidad. Las últimas grabaciones, en las que se desprende que ella y su marido, Ignacio López del Hierro, contrataron los servicios de Villarejo para espiar a Javier Arenas, podría ser la puntilla. De hecho, las crónicas de El Mundo y La Razón ya enseñan la puerta de salida a la exsecretaria general del Partido Popular.

“Quien lo ha sido todo en política y está de salida debe medir si sigue sumando”. Esta reflexión la recoge el diario La Razón en sus páginas, citando a “un miembro del núcleo duro de la cúpula popular”.

Según el citado periódico, Casado estaría maniobrando para que Cospedal evalúe hasta qué punto su permanencia podría estar lastrando a la formación. Asimismo, da por hecho que “la candidatura europea está ya absolutamente descartada, y en estos momentos Cospedal solo es miembro del Comité Ejecutivo del PP y diputada”.

La Razón precisa que la presión aumenta por las incipientes citas electorales. La primera de ellas, en Andalucía, donde el líder del PP ya comenzó a marcar distancias.

En su crónica, El Mundo destaca que las palabras de Casado en las que aseguraba que su “único” compromiso es con los afiliados es un aviso a navegantes. “No se siente atado”, reza el artículo.

Y es que, las grabaciones de Cospedal y su marido suponen una oportunidad para Casado de librarse de la hipoteca que contrajo con la exministra de Defensa por su apoyo en el Congreso. Sin su apoyo no hubiera ganado, lo que provocó un alto porcentaje de cuota de poder que cristalizó en una Ejecutiva con afines a Cospedal e incluso, en el nombramiento de Dolors Monserrat como portavoz parlamentaria.