La población chabolista de Madrid ha quedado desprotegida y con pocas esperanzas de salir del agujero de miseria en que están sumidos, por la política de reducción de medios humanos y la indiferencia de la Comunidad de Madrid y su Instituto de Realojamiento e Integración Social (IRIS) que de forma paulatina ha ido dejando de lado estos asentamientos, ha cerrado seis centros de promoción comunitaria que proporcionaba salidas laborales o no adjudican viviendas a las familias afectadas. Para completar la situación, se ha despedido a los profesionales que más años llevaban en el servicio y que habían ganado la confianza de unos vecinos de trato muy difícil.

Despido de 15 trabajadores
El despido, sin ERE de por medio, de 15 trabajadores sociales ha sido la gota que ha colmado el vaso de una situación que empeora por momentos. El IRIS fue creado por la Comunidad de Madrid en 1998, para dar respuesta al problema del chabolismo. En la actualidad solo actúa en dos núcleos chabolistas, el Ventorro y el Gallinero. No se presta atención alguna a asentamientos como Río Guadarrama en Móstoles con 121 familias censadas, o la Cañada Real con, al menos, 7.700 personas. Hasta hace unos años existía un convenio suscrito con el Ayuntamiento para ofrecer atención social a todos los asentamientos chabolistas dispersos por la capital pero al día de hoy, ya no.

Sin atender los conflictos del IVIMA
Otro de los servicios que ya no realiza el IRIS y de importancia vital para la convivencia entre vecinos era la acción de 15 profesionales en mancomunidades de vivienda pública del IVIMA en Madrid, en los lugares con mayores conflictos como son Madrid Sur o Triángulo del Agua en el Puente de Vallecas, Embalse del Vellón en Vallecas Villa, Camino Alto de San Isidro, Comuneros de Castilla, Paseo 15 de Mayo o Tejares en Carabanchel, La Ventilla en Arganzuela o Vandel en Moratalaz.

Población muy variada
Este trabajo es vital para garantizar que la relación entre ciudadanos que han recibido una vivienda de este tipo, funcione bien. Aquí se realojan de forma dispersa mujeres maltratadas, gitanos, inmigrantes, personas en riesgo de exclusión social, junto con otros ciudadanos que han solicitado y obtenido una vivienda pública por lo que es muy importante mediar y resolver los posibles problemas para facilitar la integración de las personas con más dificultades. Se trata de una población joven con un promedio de edad de 40 años.

Abandonados a su suerte
En abril de 2012 Esperanza Aguirre, entonces presidenta de la CAM y Ana Botella, alcaldesa de Madrid, debían renovar este acuerdo. “Parece que hubo algún problema de protagonismo o político, pero lo cierto es que el Ayuntamiento no se adhirió y la Comunidad retiró todos los efectivos de esas promociones”, explicaron a ELPLURAL.COM en medios cercanos al Consistorio. Como resultado, los vecinos quedaron abandonados a su suerte y los conflictos en curso, avanzando. Hacerse con la confianza de las personas que se encuentran en estas situaciones, lleva años. Al desaparecer de pronto los profesionales que entienden y son capaces de reconducir las cosas, cunden la desesperanza y el escepticismo. ¿Cómo creer al siguiente que venga… si es que viene?

Acuerdo para realojar
El los principal objetivos del IRIS es el de realojamiento. Para tal fin, el organismo adquiere viviendas privadas y las utiliza para realojar a los chabolistas. En 2008 se firmó con el Ayuntamiento de Madrid un convenio para el realojamiento de las familias residentes en los barrios de tipología especial del Cañaveral y Mimbreras; y los barrios chabolistas de Santa Catalina y del Ventorro. IRIS y Empresa Municipal de la Vivienda Social EMVS, acordaron un tope de inversión de cerca de 110 millones de euros de los cuales casi 55 millones serían aportados por la EMVS.

El Ventorro sin viviendas
El convenio contemplaba la desaparición de estos barrios en el año 2011. “A fecha de hoy, y tras un desarrollo dentro de los plazos previstos, los vecinos del Ventorro continúan esperando respuesta a pesar de haber solicitado su realojamiento casi cien de las familias que se verían afectadas”, explican fuentes cercanas al Instituto. Los pagos se deben realizar hasta el año 2014 incluido y comprenden la acción de 30 trabajadores sociales.

Pisos para otros
Lo más llamativo, dicen, es el cambio de dirección en las adjudicaciones: “La última vivienda entregada a una familia chabolista se realizó en 2011. Desde entonces el IRIS ha adjudicado 278 viviendas a familias solicitantes de vivienda pública de la Dirección General de Vivienda y Rehabilitación, que no tiene nada que ver con estos asentamientos ni se entiende bien como se puede realizar el proceso presupuestario. A ello hay que añadir la falta de atención a grandes núcleos chabolistas como Río Guadarrama o Cañada Real, uno de los cometidos de la entidad”.

Cierre del programa de empleo
Especialmente doloroso fue el cierre en octubre del 2012 del programa de empleo dirigido a la búsqueda de la inserción laboral de colectivos desfavorecidos, que durante más de una década venía prestando el IRIS. Desde los seis centros de promoción comunitaria situados en barrios donde se realizaba el acompañamiento a 2.350 familias realojadas en altura, los trabajadores sociales mediaban en la búsqueda de puestos de trabajo con resultados modestos pero constantes. En el camino, señalan, quedaron compromisos adquiridos con la Fundación Secretariado Gitano, a través de la firma de un convenio de colaboración en materia de empleo.

Externalización y clausura
Entre otros datos señalan que “entre 2008 y 2010 se invirtió casi un millón trescientos mil euros en la externalización del servicio de inspección del IRIS (SIVIRIS). Al día de hoy no hay rastro de él. O el servicio de asistencia vecinal (ASIVECAM), externalizado en parte desde 2008 con un coste cercano a 1.900.000 euros, y clausurado en septiembre de 2012”. La plantilla del IRIS suma ahora un centenar de trabajadores. La mitad se dedica a la adquisición de viviendas y la gestión de reformas y alquileres.

Familias a la deriva
Tras los despidos, el personal de atención social ha mermado considerablemente. Aun así, la página oficial de la Comunidad madrileña afirma: "Los profesionales del IRIS desarrollan un modelo único de trabajo que aborda en su integridad el fenómeno de la exclusión social. Un proceso que da una oportunidad a las familias para dejar atrás una vida de exclusión social y convivir en un entorno más normalizado". Bueno, pues ya no.