El gesto de la bancada de Unidos Podemos absteniéndose en la primera votación de la investidura de Pedro Sánchez ha permitido que socialistas y morados retomen las negociaciones. El tiempo corre. El PSOE ha aplazado la reunión de su Ejecutiva convocada para este miércoles porque la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, tiene previsto reunirse con Pablo Echenique y llevar a buen puerto las negociaciones. Sobre la mesa hay un nombre que ya ha recibido el beneplácito de ambas partes: Irene Montero -precisamente, quien votó 'no' por haberlo hecho de manera telemática a las 09:00 horas-.

Después de que el secretario general de Podemos diera un paso atrás renunciando a entrar en el Consejo de Ministros, Montero se erigía como el ariete morado. La propia Carmen Calvo insinuó que ocuparía una de las vicepresidencias del nuevo Ejecutivo de Sánchez o, al menos, un cargo de especial relevancia.

Así, Irene Montero se convertirá en la punta de lanza de uno de los dos partidos que conformarán el primer Gobierno de coalición desde la Segunda República, siempre y cuando se logre un acuerdo.

Su CV.

La bisoña portavoz parlamentaria ha protagonizado una carrera meteórica. En 2011 terminó su Licenciatura en Psicología en la Universidad Autónoma de Madrid, donde cursó un Máster de dos años en Psicología de la Educación. Al concluir, comenzó a trabajar en un proyecto de tesis doctoral, en cuyo marco llegó a obtener una beca-residencia en Harvard, la excelente universidad estadounidense (considerada entre las mejores del mundo). Sin embargo, renunció a la beca para enrolarse en el proyecto de Podemos.

Con respecto a su experiencia laboral previa a su entrada en Podemos, fue de cajera en un Saturn, según su currículum del portal de Transparencia de Podemos.

Su integración en la formación llegó tras las elecciones europeas en las que Iglesias y compañía dieron la campanada consiguiendo cinco eurodiputados. Montero conoció a Rafael Mayoral en la PAH (Plataforma de Afectados por la Hipoteca), y éste, que ya frecuentaba Podemos, fue quien la introdujo en la órbita morada.

Su carrera en Podemos

Nada más poner un pie en Podemos fue designada responsable de Movimientos Sociales y jefa de Gabinete del secretario general. Desde entonces su camino ha estado ligado a Iglesias, y el de Iglesias al suyo. Literalmente.

Tras Vistalegre II, punto de inflexión del partido que se saldó con la purga de Íñigo Errejón, Montero fue catapultada y sustituyó al entonces portavoz en el Congreso. Sus primeras semanas pasaron llanas, sin intervenciones sobresalientes, pero sin errores. Y así, llegó su momento.

Durante el discurso con el que abrió la moción de censura presentada por su grupo parlamentario contra Mariano Rajoy, Irene Montero brilló con luz propia con un discurso marcado por la denuncia de la corrupción del PP y la trama gürteliana. Hay quien entonces afirmó con rotundidad que había nacido una estrella. No obstante, como toda estrella brillante, hay quien intentó empañarla.

Fue Rafael Hernando, quien con un comentario machista, provocó las lagrimas de la portavoz parlamentaria: "Hay quien dice que estuvo mejor la señora Montero que usted, pero no diré yo esto porque si no, no se que voy a provocar en esa relación".

Su relación personal con Iglesias

Hay quien, pese a contar una dilatada y admirable formación académica, se empeña en reducir su carrera a ser la novia de Pablo Iglesias. Tiempo ha que ambos mantiene una relación, de hecho viven juntos en un chalet (polémico chalet) situado en Galapagar y es madre de dos mellizos, con un tercer hijo en camino. Esto ha provocado que en más de una ocasión políticos, opinólogos y periodistas deslizaran la idea de que Montero estaba donde estaba por ser “la novia de”.

Ha hecho de la lucha por el feminismo una bandera. Tanto es así que su reaparición pública tras su baja por maternidad fue en un acto con mujeres denominado No estáis solas, yo sí os creo, en relación al caso de La Manada.

Su discurso contiene alocuciones simples pero incisivas, alternando un tono contenido con uno acelerado y subido de decibelios. Ahora, podría tener que intervenir también en el Consejo de Ministros de Sánchez. Si hay acuerdo, claro está.