Horas después de declarar por los 34 delitos que se le imputan relacionados con el soborno y chantaje a Stormy Daniels, actriz porno con la que mantuvo relaciones sexuales extramatrimoniales en 2006 y a la que trató de silenciar, Donald Trump se ha dirigido a sus feligreses desde su residencia de Mar-a-Lago, en Florida. Convirtiendo su esperada declaración en un recital del victimismo, y ahondando en su mensaje de la conspiración por el que dice sentirse perseguido, el exmandatario y de nuevo candidato a la Casa Blanca no ha dudado en recitar la ristra de investigaciones a las que ha tenido que hacer frente: desde su connivencia con el Kremlin y su presunta relación para que Trump alcanzase la presidencia hasta los dos impeachments de los que salió indemne.

No obstante, la declaración de ayer frente al juez de la Corte Suprema era otra cosa. Una imagen histórica por, probablemente, la causa menos pomposa de todas las que persiguen al expresidente en su dilatada y controvertida trayectoria como político y empresario. Donald Trump se convirtió en el primer expresidente de los EEUU que tuvo que declarar en calidad de imputado por una investigación penal. Al líder de los republicanos se le imputan 34 delitos relaciones con el pago a la actriz porno Stormy Daniels, con quien mantuvo relaciones sexuales durante la campaña de 2006: más de una treintena de acusaciones realizadas por la Fiscalía y que este martes el juez Juan Merchan leía detenidamente al mandatario.

Para Trump, como el mandatario tuvo oportunidad de decir tres horas después de salir del juzgado a sus correligionarios desde Palm Beach, el caso no es más que la “mayor injerencia” de la historia en un proceso democrático. Un proceso llevado a cabo por “la izquierda radical” que, a su juicio, “debería ser desestimado de inmediato”. “El único delito que he cometido es haber defendido sin miedo a nuestro país frente a quienes intentan destruirlo”, denunció.

Y el expresidente no es el único que defiende que desde Washington se está orquestando esta conspiración judicial. De hecho, su equipo legal lo tiene claro. Cabe recordar que en EEUU sobornar a alguien con dinero para que guarde silencio no es nada ilegal, por lo que el chantaje a Sotrmy Daniels debería quedar en nada. No obstante, y es aquí donde radica el kit de la cuestión, sí se puede considerar delito si el pago se realiza para encubrir otro delito, que es lo que se está investigando y lo que el fiscal Bragg deberá probar.

Según los expertos, no lo tendrá fácil, ya que hay varias vías de defensa bastante claras en el alegato de la defensa del expresidente: la primera, y probablemente la más certera, no es otra que reconocer el pago, alejar fines espurios como que se estaba hablando sobre cómo malversar electoralmente a algunos candidatos y simplemente indicar que se abonaron 130.000 dólares con el fin de que su esposa Melania no se enterase. “El estado de Derecho ha desaparecido en este país. Si en vez de Donald Trump estuviéramos hablando de Fulano de Tal, este caso nunca hubiera llegado a los tribunales. No con estas bases”, defienden los abogados del expresidente.

El mitin de Palm Beach

Lo recibieron con aplausos. Como un rock star. Protegiéndose del sol con las gorras rojas con el logo MAGA (Make America Great Again) serigrafiado. Trump tenía que dar explicaciones, pero, como era de esperar, dio un mitin y el pistoletazo de salida a una carrera electoral en la que las encuestas empiezan a serle desfavorables, especialmente si el gobernador Ron de Santis decide dar el paso y presentarse a las primarias republicanas.

“Somos un país en declive y ahora la izquierda radical quiere interferir en nuestro proceso electoral”, recalcó Trump. “Ellos no siguen la ley, [porque] el sistema de justicia de EE UU ya no tiene ley y se usa para ganar elecciones”, prosiguió, ganándose así una sonora ovación de los presentes.

Posteriormente, e insistiendo en la culpa del actual inquilino del Despacho Oval, Joe Biden, ha llegado a afirmar que si los estadounidenses juntan a los cinco peores expresidentes de la historia de norteamericano y los juntan “no serían capaces de provocar la destrucción que está ocasionando Joe”.

"Hay una gran nube oscura sobre nuestro país, pero no tengo ninguna duda de que haremos a Estados Unidos grande otra vez", ha sentenciado.