El peronismo resiste en las urnas, al menos en primera vuelta. Su candidato a las elecciones presidenciales, Sergio Massa, ha ganado en las urnas con el 36,7% de los votos, frente al 30% del ultra Javier Milei y cerca del 24% de Patricia Bullrich.

A sus 51 años y tras varios bandazos políticos, ha logrado el milagro en el país albiceleste, donde todas las quinielas daban como favorito al ultranacionalista Milei. Lo ha hecho, además, como ministro de Economía de un territorio en el que la inflación alcanza niveles del 140%, lo cual da da todavía más valor a esta primera victoria, que espera rubricar en segunda vuelta.

Trayectoria política de Sergio Massa

En lo personal, Massa es hijo de padres italianos está casado con Malena Galmarini, madre de sus dos hijos.

Ya en el aspecto meramente político, comenzó pronto y su iniciación vino de la mano de Unión de Centro Democrático (Ucedé), de ideología neoliberal.

Siendo todavía joven, se sumó al Gobierno personista de Carlos Menem, más próximo al thatcherismo y que daría un vuelco ya en 2001, bajo el mando de Néstor Kirchner. Aquí el movimiento, camaleónico, experimentó un viraje hacia la izquierda y dio rienda suelta a una agenda progresista en la que Massa encontró un hogar. Eso sí, durante un tiempo.

En 2013 se independiza de la formación después de que su responsable lo nombrara jefe de ministros. El distanciamiento fue tal que que Wikileaks reveló que Massa no había tenido palabras amables para Kirchner, a quien tachó de "psicópata". Tampoco para su esposa, con quien rompió en el mismo año y a quien derrotó en las urnas. Como a las mejores estrellas de rock, no le iría demasiado bien en solitario.

Por años, en 2002, con la llegada del peronista Eduardo Duhalde como presidente interino después de la crisis de 2001, Massa se situó al frente de la Administración Nacional de Seguridad Social (Anses), órgano responsable de uno de los principales presupestos del Estado.

Permaneció en este puesto hasta 2007 a pesar de haber sido elegido dipiutado nacional por primera vez en 2005, en el primer gobierno de Kirchner. pero renunció para mantenerse en el organismo. 

Durante poco tiempo perteneció al partido del norte del Gran Buenos Aires, Tigre, pero no estuvo ni un año en él y en 2008 ascendería a la jefatura de Gabinete de la presidenta. 

En 2009 integra la lista de diputados nacionales que encabezaba el ya expresidente en Buenos Aires como "testimonial" -eso es, que tenía los votos necesario y el beneplácito democrático, pero que no iba a ocupar el cargo-. La lista pierde los comicios y Massa vuelve a Tigre. En estos momentos las diferencias con el kirchnerismo se agravan.

Kirchernismo

Como se ha dicho, el peronismo se mueve en uno u otro sentido en función del momento, y después de 2013 tocaba lidiar con una ruptura prácticamente total que que había sufrido con Mauricio Macri, de derechas, al frente.

Massa vuelve por aquel entonces como dirigente de Frente de Todos (rebautizado después Unión por la Patria, siglas bajo las que se ha presentado a las urnas), cuya intención pasa precisamente por esa unión de las partes en un movimiento. Sus idas y venidas le costó recibir el apodo de "ventajita", que se lo puso precisamente Macri.

Ejercicio de resiliencia

No se puede decir que Massa no haya dado ejemplo de resiliencia o resistencia, más allá de que se le pueda acusar de oportunista. Así es precisamente como lo define el periodista Diego Genoud, encargado de escribir su biografía.

El informador apunta en sus textos que la imagen de Massa se encontraba "entre las peores", pero que los valores mencionados así como su "capacidad extraordinaria" lo volvieron a colocar en el lugar que él quería. 

Últimos años

A partir de 2020, la persona que ha frenado a Milei en las urnas fue primero presidente de la cámara de diputados para situarse después, ya en 2022, al frenre del ministerio de Economía. 

Conocedor de las trifulcas internas entre Alberto Fernández y su vicepresidenta, demostró cuanto menos valentía al responsabilizarse del que fuera seguramente el departamento más complejo de digerir debido a los problemas derivados de él, no solo una inflación desorbitada, sino también un déficit fiscal que parecía imposible de revertir, una deuda externa e interna más que extrema y una pobreza superior al 40%.

Las molestios personales dieron paso a la profesionalidad y Massa encontró el apoyo de Cristina Kirchner, aunque no consiguió controlar la inflación ni el precio del dólar. Ha sido precisamente el aspecto económico el que ha centrado su carrera a la Casa Rosada, en medio de una sequía histórica, corridas cambiarias y negociaciones constantes con el Fondo Monterio Internacional (FMI)

En el ámbito internacional, amplió contactos con China habiendo mantenido también conversaciones con Estados Unidos (EEUU).