Argentina seguirá conteniendo la respiración. El actual ministro de Economía, Sergio Massa, y el ultranacionalista Javier Milei se disputarán la presidencia de la Casa Rosada en una segunda vuelta el próximo 19 de noviembre. Ninguno de los dos máximos aspirantes a la gobernabilidad consiguió superar el ansiado 45% de los apoyos este domingo, por lo que las elecciones argentinas quedan enmarcadas en una segunda vuelta que, no obstante, se presenta con una tendencia mucho más desfavorable para el ultranacionalismo de Milei, quien, según las encuestas y las sensaciones que se desprendían de sus propios comentarios, creía estar mucho más cerca del poder que del rechazo y la concentración en el voto que finalmente ha sufrido. 

El peronismo está vivo. El actual ministro de Economía cuenta con una popularidad distorsionada, tiene sobre la mesa un historial de indicadores económicos suficientes para derribar país, pero el miedo juega a su favor: Massa cuenta con el punto a favor de ser la única salida a un futurible país gobernado por un Milei que se veía como ganador tras su fuerte marejada en las PASO. No obstante, el candidato de Unión por la Patria ha obtenido el 36,44 por ciento de las papeletas (8,9 millones de votos), mientras que Milei, candidato de La Libertad Avanza, ha conseguido el 30,11 por ciento de los votos (7,4 millones). En tercer lugar, con un 23,86 por ciento (5,8 millones de votos), ha quedado la candidata de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich, antigua ministra de Seguridad durante la etapa presidencial de Mauricio Macri.

Argentina decidía este domingo, y volverá a hacerlo de una forma más cerrada y sin opciones alternativas el próximo 19 de noviembre, entre dos opciones: un gobierno de concentración, ofrecido por Massa, o la ira de Milei. La búsqueda de soluciones en un contexto desfavorecedor, caldo de cultivo perfecto para el surgimiento de populismos, o la furia del voto anticasta representada en el ascenso de popularidad de Milei, del nacionalismo extremo, del autoritarismo, de la extrema derecha. 

Finalmente, Buenos Aires ha sido el dique de contención de La Libertad Avanza. Ha sido precisamente en la capital argentina donde Milei ha encontrado más resistencia, más miedo, más formación. Donde sus exacerbadas declaraciones han sido peor acogidas: Massa se ha impuesto de forma contundente en la provincia de Buenos Aires, con una diferencia de más de 17 puntos porcentuales.  

En las elecciones argentinas, donde acudir a las urnas es obligatorio, han participado el 77,6 por ciento de los argentinos. Únicamente el 1,9 han votado en blanco y 0,8 han votado nulo, según datos de la Cámara Nacional Electoral. 

La alegría de Massa 

Sin desmentir su sorpresa, y visiblemente satisfecho, el candidato de Unión por la Patria se ha presentando como el futuro presidente de un Gobierno de contención. En su discurso, Massa ha agradecido a los votantes la consolidación del cambio de tendencia, los 15 puntos extra respecto a las PASO y la entrada en un "nuevo tiempo para la democracia". 

De alguna manera, los argentinos manifiestan, abrazan este sistema, como un sistema para elegir a quienes gobiernan", ha remarcado, haciendo hincapié en los derechos conseguidos. "Estoy convencido de que este no es un país de mierda, como dicen, es un gran país", ha expresado.