El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ha aprobado este viernes la prórroga del mandato de la Misión de Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental (MINURSO) durante un año más, hasta octubre de 2026. La resolución, presentada por Estados Unidos, no solo renueva la presencia del organismo en el territorio, sino que vuelve a poner sobre la mesa el respaldo internacional al plan de autonomía impulsado por Marruecos para la antigua colonia española, un texto que ha sido recibido con satisfacción por Rabat y con un rechazo frontal por parte del Frente Polisario.

La votación se saldó con once votos a favor y tres abstenciones - las de Argelia, China y Rusia -, sin ningún voto en contra. El resultado refleja el apoyo mayoritario del Consejo de Seguridad a la propuesta marroquí, que ha ido ganando terreno diplomático en los últimos años gracias al impulso de Washington y al reconocimiento de varios países europeos y árabes.

El representante estadounidense ante la ONU, Mike Waltz, defendió la resolución como un “esfuerzo genuino y constante por incorporar las propuestas de todos los miembros”, y subrayó que el objetivo de Washington es “respaldar una solución mutuamente aceptable” al conflicto saharaui, enquistado desde hace casi medio siglo.

“Exhortamos a todas las partes a que aprovechen las próximas semanas para sentarse a la mesa y participar en conversaciones serias, utilizando la propuesta de autonomía de Marruecos, que es creíble y la única solución justa y duradera a esta cuestión”, afirmó Waltz tras la votación. Con este mensaje, Estados Unidos deja claro su alineamiento con la tesis de Rabat, que considera que la autonomía bajo soberanía marroquí es la única vía posible frente a la independencia que defiende el Frente Polisario.

El Polisario rechaza “legitimar la ocupación”

Desde los campamentos de Tinduf (Argelia), el Frente Polisario respondió con dureza a la decisión del Consejo de Seguridad. En un comunicado difundido por la agencia saharaui SPS, la organización reafirmó su disposición a participar en un proceso de paz “constructivo”, pero dejó claro que no lo hará sobre la base de “propuestas que busquen legitimar la ocupación ilegal del Sáhara Occidental por parte de Marruecos”.

El pueblo saharaui tiene un derecho inalienable, innegociable e imprescriptible a la libre determinación y a la soberanía sobre su patria”, señaló el texto. El movimiento independentista advirtió además de que “las posturas unilaterales que sacrifican el Estado de derecho, la justicia y la paz en aras de beneficios políticos a corto plazo solo agravarán el conflicto y pondrán en riesgo la estabilidad de toda la región”.

El Polisario recordó también que el pasado 20 de octubre presentó al secretario general de la ONU, António Guterres, una nueva versión de su propuesta de 2007 para retomar las negociaciones con Marruecos, en la que insiste en la necesidad de incluir la autodeterminación como elemento central de cualquier solución. “Seguimos dispuestos a participar en negociaciones directas con la otra parte sobre esa base”, insistieron.

Sin embargo, lamentaron que la resolución aprobada “contiene elementos que vulneran el estatus internacional del Sáhara Occidental como territorio pendiente de descolonización”, además de “socavar los cimientos del proceso de paz auspiciado por Naciones Unidas”.

Rabat celebra un “nuevo y victorioso capítulo”

En el otro extremo, el Gobierno marroquí celebró lo que considera un respaldo definitivo a su estrategia diplomática. El rey Mohamed VI se dirigió al país en un discurso solemne en el que proclamó que Marruecos abre un “nuevo y victorioso capítulo” en el proceso de consolidación de la “marroquinidad” del Sáhara Occidental. “Tras 50 años de sacrificios, abrimos un nuevo capítulo en la consagración de la identidad marroquí del Sáhara, con el objetivo de poner fin definitivamente a este conflicto artificial mediante una solución consensuada basada en la Iniciativa de Autonomía”, declaró el monarca.

El discurso no fue casual. Se produjo coincidiendo con el 50 aniversario de la Marcha Verde - la movilización impulsada por Marruecos en 1975 para ocupar el territorio saharaui tras la retirada española -, una efeméride cargada de simbolismo que Rabat ha utilizado para reforzar su narrativa de “reunificación nacional”.

Mohamed VI destacó que la resolución de la ONU llega en un contexto en el que cada vez más países reconocen o apoyan de facto la soberanía marroquí sobre el Sáhara. Entre ellos, el monarca citó a Estados Unidos, España, Francia y el Reino Unido, además de la Unión Europea, que - según dijo - “han ampliado su reconocimiento económico” al fomentar inversiones en las llamadas “provincias del sur”.

“Estamos viviendo un momento crucial y un punto de inflexión decisivo en la historia moderna de Marruecos. A partir de ahora habrá un antes y un después del 31 de octubre de 2025”, sostuvo el rey, quien afirmó que el país se encamina hacia “una unidad plena desde Tánger hasta La Güera”. Pese al tono triunfalista, Mohamed VI trató de mostrarse conciliador. “Marruecos mantiene su compromiso con una solución que preserve la dignidad de todas las partes, sin vencedores ni vencidos”, afirmó, subrayando que “estos avances no son un trofeo” y que Rabat “no busca avivar antagonismos ni dividir”.

Llamamiento a la reconciliación y mensaje a Argelia

En la parte final de su discurso, el monarca lanzó un mensaje dirigido a los refugiados saharauis y al Gobierno argelino. Invitó a quienes viven en los campamentos de Tinduf a “aprovechar esta oportunidad histórica para reunirse con sus familias y contribuir al desarrollo de su patria en un Marruecos unido”. “Todos los marroquíes son iguales y no existe diferencia alguna entre quienes han regresado de los campamentos y sus hermanos que residen en el resto del territorio nacional”, aseguró.

Además, tendió la mano al presidente argelino, Abdelmayid Tebune, con quien mantiene tensas relaciones diplomáticas desde hace años. Mohamed VI propuso “un diálogo sincero y fraterno entre Marruecos y Argelia” para superar diferencias y “sentar las bases de nuevas relaciones basadas en la confianza, la fraternidad y la buena vecindad”.

El rey aprovechó su intervención para reconocer el papel de varios países en la consolidación de la posición marroquí. Hizo “una mención especial” a Estados Unidos y, en particular, al expresidente Donald Trump, cuya administración reconoció oficialmente la soberanía marroquí sobre el Sáhara en 2020 a cambio del restablecimiento de relaciones entre Rabat e Israel.

También tuvo palabras de gratitud hacia España, el Reino Unido y Francia, así como hacia los países árabes y africanos que “han expresado de manera consistente su apoyo incondicional a la identidad marroquí del Sáhara”.

Un conflicto de medio siglo sin resolución

La resolución de la ONU supone un nuevo giro en un conflicto que se prolonga desde 1975, cuando España se retiró del territorio sin concluir el proceso de descolonización. Desde entonces, Marruecos controla la mayor parte del Sáhara Occidental, mientras el Frente Polisario —con el respaldo de Argelia— mantiene el gobierno de la autoproclamada República Árabe Saharaui Democrática (RASD) en el exilio y administra algunos territorios del este.

A lo largo de las décadas, los intentos de la ONU por organizar un referéndum de autodeterminación han fracasado por la imposibilidad de acordar el censo y las condiciones de la consulta. La MINURSO, creada en 1991 para supervisar el alto el fuego, se ha convertido en una misión permanente sin resultados tangibles en la resolución política del conflicto.

El actual enviado especial de la ONU, Staffan de Mistura, ha intentado en los últimos años reactivar el diálogo, pero las posiciones siguen irreconciliables. Marruecos defiende la autonomía como punto final, mientras el Polisario exige la independencia.

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