La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, se ha desplazado este lunes a la isla de Sicilia para celebrar la detención de Matteo Messina Denaro, el capo principal de la Cosa Nostra. Así, ha propuesto que el 16 de enero sea festivo en Italia para recordar a aquellos que "sacrifican su existencia" en la lucha contra la mafia.

"Me gusta imaginar que este puede ser el día en que se celebre el trabajo de los hombres y mujeres que llevaron a cabo la guerra contra las mafias. Y es una propuesta que voy a hacer", ha asegurado Meloni a los medios de comunicación al pisar tierra en la isla situada al sur del país.

Tras su llegada Meloni ha guardado un minuto de silencio justo al resto de autoridades frente a la Stele de Capaci (estrella de Capaci), el monumento que conmemora el asesinato de los dos magistrados antimafia Paolo Borsellino y Giovani Falcone, la esposa de éste, Francesca Morvillo, y ocho agentes de su escolta.

 

Messina Denaro es considerado el cerebro de esa operación, que colocó explosivos en la autopista por la que circulaban las víctimas el 23 de mayo de 1992.

"Es un día de celebración para nosotros porque podemos decirles a nuestros hijos que la mafia puede ser derrotada", celebró Meloni.

La primera ministra aseguró que el arresto da esperanza para que los ciudadanos "sigan creyendo que el Estado puede dar mejores respuestas". "Haremos todo lo posible para que nunca tengan que encontrarse en la desesperación de tener que hacer algo que nunca quisieron hacer", añadió.

Un hito histórico

Matteo Messina Denaro es considerado como uno de los últimos grandes padrinos de la Cosa Nostra y prófugo de la Justicia desde hace tres décadas. Las autoridades lo han localizado en una clínica de Palermo, adonde había acudido a someterse a un tratamiento, según el comandante de los Caribinieri, Pasquale Angelosanto. Messina había acudido con un nombre falso para recibir una sesión de quimioterapia, según la Rai.

Un centenar de efectivos han participado en esta delicada operación, en la que Messina no ofreció resistencia a los agentes. El capo ha sido trasladado a una ubicación segura previo paso a su llegada a un centro penitenciario de máxima seguridad, en línea con los protocolos para este tipo de arrestos.

No en vano, estaba considerado el prófugo número uno de Italia, en la medida en que simboliza las prácticas de una mafia que ha marcado algunas zonas del país durante décadas. Su actividad delictiva se remonta a la década de los ochenta, cuando no había cumplido 30 años, y sobre él pesan dos cadenas perpetuas.

La última de ellas deriva de su conexión los asesinatos en 1992 de los jueces Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, en dos tragedias históricas de la lucha de las autoridades italianas contra el crimen organizado durante la década de los noventa.

Aunque esta condena subraya que el mafioso no tuvo ningún papel en la ejecución de los atentados que acabaron con la vida de los jueces -las masacres de Capaci y Via D'Amelio-, sí concluye que el mafioso ofreció ayuda para vigilar a los magistrados en el momento en que el gran responsable de los ataques, Salvatore Riina, decidiera lanzar las operaciones.

El fiscal Paolo Guido, uno de los responsables de la causa, ha celebrado que esta operación "es el resultado de años de investigaciones" y deriva de una labor de coordinación "difícil y compleja" entre distintas instituciones.

Para el fiscal de Palermo, Maurizio De Lucia, responsable junto a Guido del caso, la operación tiene una "importancia histórica" y supone saldar una deuda con los "mártires" que han perdido la vida en Italia, como ha explicado a la radiotelevisión pública.