La Justicia brasileña ha pedido al Ejército que desmantele en un plazo de “24 horas” los campamentos en los que los bolsonaristas se han refugiado tras el asalto de este domingo a las sedes del Congreso, el Supremo y el palacio presidencial. Un intento de golpe de Estado que ha consternado al país, dividido y fracturado en un clima de máxima polarización, y del que el actual presidente, Lula da Silva, responsabiliza al líder de la oposición, el ultraderechista Jair Bolsonaro.

Por el momento, este asalto a las instituciones se ha saldado con la detención de cerca de 300 bolsonaristas, aunque el balance aún crece a medida que avanzan las horas. El magistrado Alexandre de Moraes, tras la petición realizada por el Supremo al Ejército, ha indicado que es necesario proseguir en las detenciones de todos aquellos que hatan ungido y participado en una noche terrorífica para las voluntades demócratas del país carioca.

“Nada justifica la existencia de campamentos de terroristas, financiados con la complacencia de autoridades civiles y militares de forma totalmente subversiva y sin respeto alguno hacia la Constitución", ha sostenido el magistrado, invitando a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado a redoblar esfuerzos parra arrestar a “todos aquellos manifestantes que aún queden en las calles”.

Además, el Supremo brasileño ha advertido a los altos mandos del Ejécito y del resto de cuerpos policiales de que serán juzgados en caso de no actuar firmemente para desmantelar cualquier atisbo de rebelión por parte de los bolsonaristas aún desplegados en estos campamentos.

Bolsonaro niega su vinculación

El expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, actualmente en Florida, ha negado estar detrás de este intento de golpe de Estado a través de sus redes sociales. En un corto tuit, el mandatario ultra ha indicado que él “siempre” ha cumplido con la Constitución, por lo que ha repudiado estos “saqueos e invasiones” que “escapan a la regla”.

Además, y consciente de que este asalto está perpetrado por sus seguidores, alimentados por el fantasma del fraude electoral que él mismo indicó, ha “repudiado” las acusaciones que lo vinculan “sin pruebas” con lo acontecido.

Mucho más directo ha sido el presidente de la nación, Lula da Silva, quien no tiene dudas de que este tipo de situaciones vienen precedidas del discurso de su rival: “Aprovecharon el silencio del domingo, cuando todavía estamos formando gobierno, para hacer lo que hicieron". En este sentido, ha recordado que hay "varios discursos" de su predecesor, Jair Bolsonaro, en los que "alienta" la toma de los distintos poderes. "Esta también es su responsabilidad y la de los partidos que lo apoyaron", sentenciaba.

Lío en España

Tras lo sucedido en Brasil, y con toda la izquierda repeliendo el intento de golpe de Estado de los seguidores de Bolsonaro, un tuit desató la polémica. Fue el de Cuca Gamarra, quien indicaba al presidente que si eso sucediera en España se quedaría en un delito de desórdenes públicos -algo totalmente falso, ya que sería juzgado como rebelión al existir violencia-.

Por su parte, el líder del Ejecutivo, Pedro Sánchez, ha alertado de que la mayor amenaza actual a las democracia la constituye "el resurgir de movimientos ultra dispuestos a arrollar con todo". "Los métodos los conocemos y se repiten milimétricamente", ha subrayado, señalando entre otros el "uso sistemático de la mentira" para captar adeptos y "envenenar la convivencia" así como "el ataque de las instituciones democráticas y la legalidad democrática".