El expresidente y candidato a dirigir Brasil, si vence en las urnas este domingo, Luiz Inácio Lula da Silva, contrajo matrimonio el 18 de mayo pasado con Rosangela da Silva, cariñosamente conocida como ‘Janja’ y de la que se enamoró cuando él estaba preso.

Dos veces viudo

No es la primera vez que Lula pasa por el altar. El líder del Partido de los Trabajadores contrajo matrimonio por primera vez en 1969 con Maria de Lourde, trabajadora de telar. Esa relación finalizó trágicamente al fallecer solo un año después, por errores médicos tras una hepatitis y una anemia, justo cuando intentaba dar a luz al primer hijo de Lula, que falleció también.

Lula fue padre de una hija, Lurian, fruto de su unión en 1971 con quien entonces era su novia hasta 1974, la enfermera Miriam Cordeiro. Ese mismo año se casa con Marisa Letícia Rocco, el gran amor de su vida, adoptando al hijo de ella, Marcos Cláudio Casados durante treinta años, tuvieron tres hijos: Fábio Luís, Sandro Luís y Luís Cláudio. Marisa Letícia. En 2017, Marisa Letícia sufrió un derrame cerebral que le provocó su fallecimiento. En alguna ocasión, Lula responsabilizó de la muerte de su pareja a la enorme presión mediática y judicial que sufrieron ambos por las falsas denuncias de corrupción.

Un código QR para acceder a la boda

Lula vive ahora un momento de alegría sentimental con su actual pareja, Rosangela da Silva, de la que ha dicho sentirse enamorado “como si tuviera 20 años, como si fuese mi primera novia…”. Se casó en una ceremonia íntima cinco meses antes de las elecciones. “Me casaré de la forma más tranquila posible y haré la campaña feliz”, dijo poco antes de dar el paso. Los novios pidieron a sus 200 invitados que guardaran la mayor discreción con respecto al enlace matrimonial. Como anécdota, el lugar donde se celebró la boda solamente lo conocieron los invitados en la víspera y a través de un código QR que llevaba impreso la tarjeta.

Conocida como Janja por el apodo de sus amigos y nacida en Sao Paulo, tiene 56 años, 21 menos que el expresidente. Socióloga, feminista y militante de izquierda en el mismo partido que su marido, una “petista con carné” afiliada al PT desde 1983.

Romance oculto hasta 2019

Conoció a Lula a finales de 2017, en el transcurso de un encuentro de activistas y artistas de izquierda. Janja incrementó el acercamiento al ser una entusiasta y fervorosa seguidora y acompañarle en numerosas caravanas electorales por Brasil. Algo que le ha supuesto un importante aprendizaje y que la ha hecho ganar más protagonismo tanto en su precampaña presidencial, como en los actos tanto de la primera como de la segunda vuelta. El romance entre esta mujer, de permanente y amplia sonrisa y el líder de la izquierda latinoamericana, fue ocultado hasta mayo de 2019, tras llevar Lula más de un año en prisión.

La aspirante a primera dama tras las elecciones del próximo 30 de octubre es licenciada en Sociología por la Universidad Federal de Paraná. Durante 20 años trabajó en la empresa de energía Itaipú Binacional en Curitiba al sur de Brasil.

Estuvo casada y no tiene hijos

A pesar de que Janja ha incrementado cada vez más el protagonismo en la agenda del aspirante presidencial acompañando al contrincante de Bolsonaro a viajes nacionales e internacionales, reuniones con empresarios o conferencias de prensa, sin embargo, sigue manteniendo con su discreción su vida personal. Se sabe que estuvo casada hace más de una década y que no tiene hijos. Tiene sólidas convicciones políticas, buena cabeza para el análisis electoral y posee un gran compromiso con el feminismo, la causa LGBTQIA+ y la militancia negra. En el entorno del expresidente se cree que ha sido su compañera quien ha refrescado el mensaje y el programa incorporando objetivos como los de raza, las políticas de género y la defensa del medioambiente.

Resignificar el rol de primera dama

En un acto en Rio de Janeiro, Janja reveló sus intenciones en relación con resignificar el papel de primera dama. Su idea, de ganar las elecciones Lula, es dirigir esa responsabilidad a temas prioritarios para las mujeres, como la inseguridad alimentaria o la violencia doméstica. En esa luna de miel permanente en la que parece que vive Luiz Inácio Lula da Silva, solo falta que el día en el que se abran las urnas, las papeletas de los brasileños le aúpen a la presidencia de Brasil. Sería la felicidad completa.