Diciembre de 2021, Zoriana Puhach (9 años) llega a casa de los Labrador para pasar una vacaciones de lo más especiales. La situación de su familia no es fácil en Ucrania, donde atraviesa problemas de distinto índole, entre ellos económicos. Sin embargo, la inocencia infantil se mezcla con las navidades y la buena acogida de la que será su familia durante un mes para hacer de su estancia en España algo único que espera repetir pronto. Lo que Zoriana  no sabe es que en apenas 20 días después de abandonar el que considera su segundo país no solamente ella, sino también su madre y sus hermanos, buscarán el modo de salir de Chérnigov, una ciudad ya asolada por los bombardeos.

“Ella y los niños más pequeños llegaron aquí muy contentos. Nos veían su tabla de salvación. Pero la madre venía tan tocada que no te podías ni acercar a ella. Yo tampoco, y eso que a mí me conocía porque les había ayudado anteriormente económicamente y demás”, relata a ElPlural.com Rocío Labrador, cuyos brazos llegan hasta Ucrania: “El padre se tuvo que quedar allí, pero yo le envío dinero. También al abuelo, que sufrió un accidente y tuvieron que operarle”.

Tres meses huyendo de los bombardeos

Ella y otros padres comienzan a acoger menores de Ucrania en navidades como parte de un programa temporal. Se los llevan a esquiar, de vacaciones… pero todo se complica el 24 de febrero de 2022.  Rocío sabe que tienen que redoblar esfuerzos y traer de vuelta a “sus niños”, pero no es tarea fácil. Las comunicaciones permanecen colapsadas, la histeria se apodera de todo un país y la vida cambia de un momento a otro, a todo el mundo, pero muy concretamente a Ucrania. “Resultó muy difícil sacar a Zoriana. De hecho, fue de las últimas en salir. Finalmente, lo logramos en mayo”, apunta Rocío. “Todo este tiempo estuvieron sin luz, sin comida, escondiéndose de los bombardeos…”.

Para facilitar la misión dentro de lo posible, funda junto a otros compañeros Unimos Fronteras, una organización sin ánimo de lucro que opera a raíz de la invasión de Vladimir Putin. Ahora, además, colabora con la ONG Rescate, quien también ha hablado con este medio. “Primero ayudamos en evacuaciones, también estamos favoreciendo que lleguen a Ucrania ambulancias…”, resume Rocío sobre sus líneas de actuación.

La adaptación, complicada en adolescentes y adultos

Los cinco -la madre y sus cuatro hijos- aterrizan en España. Rocío, en conversación con este medio, celebra que hayan podido llegar después de los meses tan duros que han pasado mientras anima a quienes lean este artículo a participar de cualquier programa de acogida. Es fácil sentir la emoción en sus palabras: “Es una experiencia muy positiva y la adaptación de los niños es brutal. A mí todavía me alucina lo rápido que se hacen al idioma”.

Con todo, evidencia la diferencia existente entre salir de tu país temporalmente por motivos de ocio, e incluso laborales, y hacerlo a marchas forzadas por algo que no tiene nada que ver contigo y que te trastoca todos los planes. Y eso, solventa, lo tienen más interiorizados los adolescentes y los adultos, más si cabe cuando, como en el caso de la familia Puhach, no pueden venir todos.

Sus intenciones, sin embargo, caen un poco en saco roto tanto con la madre como con la mayor de las niñas. La primera quiere volver a todas luces, mientras que la segunda está en una edad “complicada” y “no termina de adaptarse en el colegio”. “Yo las entiendo, una por los años que tiene y porque está allí su padre. La otra poque está allí su marido, pero todavía es muy arriesgado (…) Pero comprendo lo duro que debe ser dejar atrás tus raíces hasta no saber cuándo”, lamenta. “Yo lo vi muy claro el verano pasado, cuando sacábamos varios billetes de autobús con destino a Kiev. Se nota que el miedo ha pasado un poco con respecto al principio. Yo les he prometido que cuando puedan volver yo misma les pagaré los billetes”, acentúa con un toque de optimismo.

Rocío y su familia, así como otros compañeros, se han ocupado prácticamente de todo desde febrero. En este sentido, una de las fundadoras de Unimos Fronteras y colaboradora de Rescate nos explica que al principio estuvieron en su casa Zoriana (9 años) y Yaroslava (14), y que buscó otro hogar “cerca” para Olesia (madre), Ilusa (6) y Uliana (5). Sin embargo, tampoco resultó sencillo: “Todas las familias nos hemos dado cuenta de que cuando viene la madre es un poco más complicado, intenta ‘interferir’ mucho, por así decirlo. Algo que es normal, otra parte”.

Cuando puedan volver, yo misma les pagaré los billetes

Como motivo de esto, toman la decisión de lo mejor es que vivan todos juntos. Y aquí es donde entra Rescate. “Se fueron primero a Guadalajara y después a Madrid, pero ambas casas son de la ONG”, estima. “Aunque para mí el vínculo que se ha formado desde que Zoriana llegó por primera vez a casa es muy fuerte y  se va a mantener con toda la familia, incluso cuando vuelva a Ucrania. Que ojalá sea pronto”.

*La historia, contada en primera persona, refleja lo duro de cualquier guerra, y es que un año después hay cuestiones que se escapa a quienes no son expertos en la materia, pero evidencian que absolutamente nada justifica un conflicto bélico como el que desde hace 365 días sufre el este de Europa. Rocío, y especialmente, Zoriana y su familia ponen voz y rostro al sufrimiento y la solidaridad. ElPlural.com agradece la participación de todas ellas directa o indirectamente, así como de la ONG Rescate.