El gasoducto del Midcat se ha convertido en el epicentro de un tablero geopolítico en el que, además de Bruselas, clave para la financiación de un proyecto maltrecho y paralizado sine die tiempo atrás, hay tres actores implicados que dirimirán si esta vez los pirineos se convierten en el puente de paso de energías con salida prefijada en la península ibérica y destino Alemania. Al margen de emisores y receptores, altamente implicados en la puesta en marcha de un gasoducto que consideran clave para la reconversión del mercado gasístico y la menor dependencia de Rusia, es en Francia donde se depositan todas las miradas.

Si hasta el momento el presidente de la República se había mostrado tajante en su negativa, considerando que la potenciación del Midcat implicaría un coste demasiado elevado y unos plazos que de ningún modo revertirían la grave crisis energética que afronta el Viejo Continente, las presiones ejercidas por España y Alemania empiezan a surtir su efecto con un claro retroceso en la postura francesa puesto sobre la mesa por Bruno Le Maire, ministro de Economía: “Cuando nos lo piden formalmente presidentes amigos, como son Olaf Scholz y Pedro Sánchez, estamos en la obligación de examinar su demanda”, ha explicado. “España y Alemania son socios muy próximos a Francia, de forma que cuando hacen una propuesta la examinamos”, ha reiterado el dirigente, que ha recordado que el proyecto del Midcat es un tema que viene de atrás, indicando que la infraestructura fue un tema candente en el pasado y abandonado por falta recíproca de implicación en 2019.

Estas declaraciones se han producido apenas cuatro horas después de que el canciller alemán y el presidente español se dirigiesen a la prensa de forma conjunta en el Palacio de Meseberg, a unos 70 kilómetros de Berlín, tras la celebración de un Consejo de Ministros al que Pedro Sánchez ha sido invitado de forma directa por su homólogo, Olaf Scholz, en una nueva evidencia de las fructíferas relaciones que unen a ambos mandatarios en su condición de grandes estandartes de la socialdemocracia europea.

El encuentro ha servido para hablar de distintas problemáticas que afectan al Viejo Continente, así como de los negocios y las preocupaciones compartidas por ambos países, pero la capacidad española de exportar gas argelino, además de la alta capacidad regasificadora de nuestro país -que cuenta con el 30% de las plantas totales de la Unión Europea-, ha sido lo que más interés ha despertado. Ambos mandatarios no han rehuido las preguntas sobre la negativa de Emmanuel Macron, pieza central en este triunvirato: “No podemos permitir que España sea un cuello de botella. Eso es lo que tenemos que resolver, ya sea por Francia o por Italia”, ha asegurado Sánchez. Más escueto, Scholz ha defendido la creación del gasoducto como primer paso de un plan de mayores y necesarias dimensiones: “La gran tarea es la creación de una gran red eléctrica en Europa y también gasista”.

El líder del Ejecutivo español no se ha quedado ahí, indicando una de sus premisas fundamentales durante esta legislatura en Europa: la colaboración entre países miembros y la solidaridad son piezas fundamentales del futuro de la Unión. Por ello, y pese a que el plan no cuenta con el respaldo del conjunto de la coalición -en Unidas Podemos creen que el Midcat no es más que un “deseo” alemán que se ha comprado a pies juntillas-, el presidente insiste en la necesidad de la puesta en marcha de nuevos gasoductos que conecten la totalidad del territorio afectado: “Si esas interconexiones no se desarrollan al ritmo adecuado, en la estrategia RePower EU también se traza otra interconectividad con Italia. La Península Ibérica está abierta a ayudar a todas”, ha defendido el líder del Gobierno español.

El diseño del Midcat ya se había planteado en reuniones anteriores, tal y como ha reconocido el presidente del Gobierno, pero no han llegado a cumplirse los objetivos propuestos. “Los objetivos no se han cumplido. Ahora mismo las interconexiones energéticas de la Península Ibérica con Europa están por debajo del 3%, muy lejos de los compromisos que asumimos todos con la Unión Europea”, ha criticado.

Teresa Ribera agradece el cambio de postura

La vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, ha considerado que el cambio de opinión del Gobierno francés, mostrándose abierto a estudiar el avance en un nuevo gasoducto con España a través de los Pirineos, supone "un paso adelante muy importante": "Lo más destacado es que se ha producido un movimiento en la buena dirección y pone de manifiesto el movimiento europeísta de Francia", ha argumentado Ribera. 

Pese a reconocer que hasta el momento no había tenido oportunidad de hablar con ningún miembro del Gobierno francés, la vicepresidenta ha ahondado en que la interconexión a través de Francia sería mucho más "fácil y directa" que el paso marítimo por Italia. Según Ribera, el Midcat podría ser una realizada en el entorno de 2023.

Además, la titular de Transición Ecológica ha indicado que los proyectos que se desarrollen para reforzar las capacidades de Europa en materia energética deben "ser viables a lo largo de varias décadas, estar preparados para el hidrógeno y contar con financiación comunitaria". "Tiene que ser una infraestructura que no acabe en callejón sin salida", dijo.

Una situación límite

El cónclave que ha unido a Sánchez con su homólogo alemán este martes, que tendrá su segunda ronda el próximo 5 y 6 de octubre en la cumbre hispanoalemana en Madrid, no se ha circunscrito a hablar del hipotético gasoducto. La Unión Europea está en una situación límite, tal y como reconoció este lunes la presidenta de la Comisión, Ursula Von der Leyen, y los Veintisiete están citados el próximo 9 de septiembre para abordar una escalada de precios que ha batido todos los récords.

Será entonces cuando los ministros de Energía deban dar el visto bueno a un plan conjunto de contingencia que está siendo debatido a contrarreloj y con la celeridad de un contexto que apremia: “El sistema fue desarrollado bajo circunstancias completamente diferentes y para propósitos muy distintos a los actuales. Por esto es que estamos trabajando en una intervención de emergencia y en una reforma estructural en el mercado de la electricidad", señaló Von der Leyen.

España, de hecho, ya lleva tiempo trabajando tiempo en su propio plan de contingencia, cimentado, en primer término, con el plan de ahorro energético que vio su luz verde definitiva el pasado jueves en el Congreso de los Diputados pese a la negativa de las derechas. De hecho, este plan, en el que primar dos grandes medidas (la limitación del uso del aire acondicionado y la calefacción y el apagado de los escaparates) está siendo copiado por países como Francia, Italia o Alemania.

No es la única medida adoptada y peleada por el Ejecutivo que cuenta con el aval de los socios europeos: dentro de ese plan de contingencia que prepara la UE, la excepción ibérica y el desacoplamiento del precio del gas sobre la factura eléctrica empieza a contar con la envidia del resto de países implicados en la negociación. El propio ministro de Energía de Francia ha indicado que es una “urgencia absoluta” que toda Europa apueste por imitar el modelo ibérico.