Los sondeos a pie de urna publicados tras el cierre de los colegios electorales en las elecciones a presidente de la región de Emilia Romaña, en el norte de Italia, apuntan a un empate técnico entre los candidatos de izquierda y de derecha. Estos comicios han sido planteados por la oposición como un plebiscito sobre el gobierno de coalición entre el Partido Democrático y el Movimiento Cinco Estrellas.

En concreto, la encuesta de Consorzio Opinio publicada por la televisión pública RAI da al candidato del Partido Democrático, Stefano Bonaccini, entre un 47% y un 51%votos mientras que la candidata conservadora, Lucia Borgonzoni, lograría entre un 44-48% de votos.

Las elecciones en Emilia Romaña tienen una especial trascendencia por ser un feudo tradicional de la izquierda, pero este domingo también se han celebrado comicios en la región de Calabria, en el sur del país, en las que la candidata de la derecha, Jole Santelli, obtendría entre un 49 y un 53 por ciento de votos frente al candidato de izquierda, Filippo Callipo, que lograría entre un 29 y un 33 por ciento de votos.

Lo que sí habría tenido un impacto indiscutible sería el llamamiento a la participación de 'Las Sardinas', un movimiento cívico y antifascista de reciente creación surgido precisamente en Bolonia, la capital de Emilia Romaña. En esa región la participación ha llegado al 59,47 por ciento, muy por encima del 31,43 por ciento de la última votación, en 2014.

En Calabria, sin embargo, la participación a las 19.00 horas era del 35,08 por ciento, menos de un punto por encima del 34,36 por ciento de hace cuatro años.

Ambas regiones están actualmente gobernadas por el centro-izquierda, por lo que el líder de la oposición italiana, el ultraderechista Matteo Salvini, ha convertido estos comicios en un plebiscito contra el Gobierno central.

Salvini, líder del partido Liga lleva semanas de intensa campaña electoral y espera lograr con su victoria desestabilizar el gobierno de coalición formado en Roma tras la aparatosa ruptura de su acuerdo de gobierno con el M5S que le llevó a ser ministro del Interior.

"Ganemos y enviemos el aviso de desalojo al Gobierno", ha declarado Salvini, mientras que la coalición se ampara en la necesidad de "hacer". "El gobierno vive de la capacidad de cambiar las cosas. De lo contrario, gana la política de la cháchara. Pero el odio no se puede comer", declaraba por su parte el líder del Partido Democrático, Nicola Zingaretti.

Por su parte, el M5S ha dejado meridianamente claro que no busca la confrontación política, ya que considera que tiene poco que ganar, en particular en un momento de reorganización interna de la formación.

La líder del partido derechista Hermanos de Italia, Giorgia Meloni, aliada de Salvini, ya ha anunciado que "si ganamos, desde el lunes pediremos elecciones anticipadas" alegando una disonancia entre la mayoría social y la mayoría parlamentaria que habilitaría al presidente Sergio Mattarella a convocar elecciones, aunque solo si lo considera útil para el país.