La fiebre de los test de antígenos se disparó a mediados del mes de diciembre en un intento de celebrar las fiestas de Navidad con todas las precauciones para evitar contagios. Sin embargo, pronto llegó un desabastecimiento generalizado que, con la explosión de positivos a causa de ómicron, provocó un preocupante colapso en la Atención Primaria.

¿A qué se debió esta situación? Con el espejismo del posible fin de la pandemia tras la quinta ola de covid-19, cuando en octubre España registraba una incidencia en torno a los 40 casos por cada 100.000 habitantes, el inmenso stock con el que contaba el país fue destinado al exterior, concretamente a Alemania, donde había una demanda más alta y la amenaza de la nueva variante comenzaba a vislumbrarse.

La perspicaz estrategia alemana

España llegó a vender 3,5 millones de test de antígenos durante las vacaciones de verano, una temporada donde estos productos fueron muy demandados debido a las múltiples movilizaciones. Entonces, el Gobierno compró las pruebas chinas de la marca Xiamen Boson Biotech, una de las más vendidas a nivel mundial. No obstante, como la vacunación siguió creciendo a buen ritmo y los contagios comenzaban a tomar una considerable senda descendente, se produjo un exceso de stock, por lo que se procedió a exportar a los países vecinos.

Alemania, junto a Polonia, fue la previsora principal de los riesgos que podría acarrear la nueva variante del virus altamente contagiosa y procedente de Sudáfrica, por lo que se hizo con un buen número de estas pruebas, las cuales se venden actualmente tanto en farmacias como en supermercados. "Nos quitamos el stock. Si hubiéramos tenido una bolita de cristal, habríamos comprado muchos más”, indicó la distribuidora Protect Line a El Periódico de España en diciembre.

El problema se agravó cuando la población española empezó a demandar los test a finales de noviembre y, con la amenaza ya global de ómicron, los vuelos desde China con el cargamento de test empezaron a retrasarse, un problema que aumentó al coincidir también con la subida del precio de los carburantes, lo que afectó directamente al precio del test que se vendían en farmacias. Dejando así en España una situación de incertidumbre aún más agravada por el incesante incremento de contagios, cuarentenas y la imposibilidad de notificar los positivos a los centros de salud.

El Gobierno compró los test a 3,1 euros

Con motivo de la exponencial subida del coste de los test de antígenos, que llegaron a costar en muchos puntos del país en torno a 10 euros, el Ministerio de Sanidad anunció este miércoles que el precio no superará los 2,94 euros, una medida que entrará en vigor a partir de este sábado y que, popularmente, ha sido criticada por llegar tarde.

En el Boletín Oficial del Estado (BOE) de este 14 de enero en el que se ha publicado el Acuerdo de la Comisión Interministerial de Precios de los Medicamentos para la venta de los test, indica que también serán “de aplicación a los tests de uso profesional para su uso con finalidad de autodiagnóstico que cuenten con autorizaciones expresas de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios para permitir la venta en farmacias”. Dicho precio es el máximo fijado y en el que ya se incluye el IVA, aunque el documento advierte que será sometido a “futuras revisiones” para atender a “la evolución de los precios de mercado”.

En paralelo, cabe destacar que el departamento dirigido por Carolina Darias compró el pasado 5 de enero cinco millones de pruebas autodiagnósticas por 15,5 millones de euros -3,1 por cada uno- tal y como se dio a conocer por el anuncio de la licitación pública del Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (INGESA), eligiendo a la marca Abbott Rapid Diagnostics Healthcare debido a que cumple "los requisitos técnicos y legales exigidos". No obstante, tan solo nueve días antes el Gobierno madrileño de Isabel Díaz Ayuso compró un millón de test a la misma empresa con un valor de 2,5 millones, un 20% más barato.

El precio de las pruebas también ha desencadenado una nueva polémica, ya que diversos usuarios han manifestado en redes sociales que la cadena de Juan Roig (Mercadona) sí que vende los test de antígenos en sus establecimientos de Portugal a 2,10 euros; sin embargo, la propia empresa ha explicado que su venta no puede realizarse en España porque la legislación vigente no lo permite, tal y como explicaban a través de sus redes sociales.

 

La situación es más diversa en cada país. En Alemania, estos test se venden a dos euros por unidad, incluso en Reino Unido se reparten de manera totalmente gratuita. Sin embargo, los productos de autodiagnóstico para detectar el virus en Francia, Italia o Bélgica tiene un precio más elevado que se encuentra entre los 6 y los 10 euros, tal y como se ha vendido en las últimas semanas en España.

Alemania elabora un listado con los test más fiables

De forma paralela y con motivo de la fiebre por estas pruebas de autodiagnóstico que se ha percibido en toda Europa, el ministro de Sanidad alemán, Karl Lauterbatch, ha tomado la iniciativa de hacer un listado de las pruebas más fiables para detectar los positivos de ómicron, una tarea que le ha encomendado al Instituto Paul Ehrlich: Evaluación comparativa de la sensibilidad de las pruebas rápidas de antígeno SARS -CoV-2.

De este modo, dicha institución y en colaboración con el Instituto Federal de Medicamentos y Dispositivos Médicos (BfArM), han evaluado un total de 245 muestras: 199 fueron aptas para detectar la sensibilidad de la variante, mientras que las 46 restantes fueron calificadas como insuficientes, aunque apuntan a que el proceso “llevará algún tiempo” y aún no está cerrado. Su evaluación final está llevándose a cabo de la mano del prestigioso Instituto Robert Koch, el que monitoriza la evolución de la pandemia en el país.

Dentro de este escenario se ponía de relieve el problema de los falsos positivos, que ha sido el caso de los test de la marcha china Genrui Sars-Cov2 que, tanto en Hamburgo como en Irlanda, empezaron a notificar un gran número de estos resultados erróneos. A modo de respuesta, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) decidió dejar de comercializarlos también en España al recibir el aviso de HPRA por “precaución”.

Actualmente, España dispone de 39 marcas de test de antígenos abiertos a la comercialización en farmacias, la mayoría de ellos de tipo nasal y procedentes de países como China, Corea del Sur, Alemania, Estados Unidos o Francia.