El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tiene ante sí una ardua tarea para las próximas horas: convencer a sus colegas europeos de que la Península Ibérica -España y Portugal- debe tener un régimen particular en materia energética para que se puedan topar los precios de la energía. Precisamente este va a ser uno de los puntos nucleares del Consejo Europeo que ha arrancado este jueves. La energía, la agresión militar de Rusia contra Ucrania, la Seguridad y Defensa de la Unión Europea y los asuntos económicos serán los puntos del día de una cita en la que, por primera vez en mucho tiempo, la pandemia de Covid-19 pasará de puntillas.

Sánchez acude consciente de la importancia de que Bruselas escuche su propuesta. No en vano, el líder del Ejecutivo marcó en rojo este encuentro como el punto de partida para el Plan Nacional de respuesta a la crisis económica derivada de la guerra de Ucrania. Tras reunirse con todos los grupos del arco parlamentario a excepción de Vox, tomará el pulso a los países del entorno para ultimar un acuerdo marco que tiene previsto aprobar en Consejo de Ministros el próximo 29 de marzo, la otra fecha clave.

A su llegada a Bruselas, Sánchez ha abundado en que Europa debe valorar la “particularidad” de la península Ibéria en materia energética y acepte que España y Portugal puedan limitar los precios. En declaraciones a los medios, ha dicho que lo que busca es "una solución para todos" ante la crisis energética actual. En este sentido, ha incidido en que la Península tiene una interconexión "mínima con el mercado energético europeo" por debajo del 3% y ha defendido que esto es "perfectamente compatible" con otras medidas como las compras conjuntas de gas o más a largo plazo la "reforma estructural del mercado energético”.

Presionado

PSOE y Unidas Podemos llevan días negociando y el propio presidente ha urgido a los distintos ministerios ha elaborar sus propuestas para articular un documento integral; pero todo depende de que las negociaciones sean prósperas. La piedra angular del Plan Nacional es que se puedan desacoplar los precios de la electricidad y el gas y se puedan topar. Una iniciativa en la que Moncloa trabaja desde hace meses. Para hacerla asumible por los Veintisiete, Sánchez esgrimirá que la intervención del mercado eléctrico será coyuntural, acotada en el tiempo, y en ningún caso sería vinculante, sino voluntario, para los estados integrantes de la UE, de manera que no estén obligados a seguir sus pasos y hacer de la Península una suerte de isla energética con normas diferentes al resto del continente.

España lidera la propuesta junto a Portugal y cuenta con el apoyo de Francia y Bélgica. Es clave el papel de Alemania y Países Bajos, pues ambos amenazaran con frustrar los planes de Sánchez, quien estaría barajando intervenir aún sin consenso. Cabe recordar que en los últimos días fuentes de la diplomacia holandesa han cargado contra el líder del Ejecutivo español comparándolo con Don Quijote por su tendencia inclinación al intervencionismo. ”Después de mover estas ideas, ha pasado un tiempo y parece que España y otros ven que si bien sonaba simple, la realidad es más compleja y será casi imposible implementar estas medidas y lograr el efecto deseado", aseguraban.

Tras cotejar si Bruselas consiente -o no-, el Gobierno tendrá dos días para trabajar con la mayor de las premuras y cerrar los últimos flecos del Plan Nacional que verá la luz el 29 de marzo. España