Boris Johnson, primer ministro del Reino Unido, está en la cuerda floja. Diputados de su propio partido, críticos con él por el conocido Partygate, han obtenido los apoyos necesarios para forzar una moción de censura interna. El proceso tendrá lugar este mismo lunes por la tarde y ha contado, ateniéndose a la normativa orgánica del partido, con el respaldo del 15% de los diputados conservadores.

El presidente del Comité 1922, Graham Brady, lo ha anunciado a través de un comunicado. “El umbral del 15% de los parlamentarios del partido piden una moción de censura contra el líder”, señalan en la misiva. Asimismo, reseñan que el alto dirigente de los tories, y a la postre primer ministro del Reino Unido, “ha sido superado” por las informaciones del escándalo que se ha bautizado como Partygate.

Así las cosas, este mismo lunes se celebrará una votación entre las 18:00 y las 20:00 (hora local), aunque los detalles están “aún por confirmar”. En el comunicado explican que los votos “serán contados inmediatamente después” de esta horquilla horaria.

Tras la publicación de la nota y en declaraciones a los medios de comunicación, Brady ha explicado que el primer ministro recibió el domingo la noticia. Además, varios tories le pidieron que la votación respetara las celebraciones por el Jubileo de Platino de la reina Isabel II, según apuntan desde la BBC.

La normativa interna del Partido Conservador establece que el mecanismo de confianza puede activarse si el 15% de los diputados tories así lo requieren. En estos momentos, dicha cifra se sitúa en los 54 parlamentarios, dado que la longeva formación ostenta 360. El último en adherirse a los ‘rebeldes’ ha sido el exministro Jesse Norman.

La votación será secreta y Johnson se marca como objetivo alcanzar la mayoría simple, con la que esquivaría la censura de sus parlamentarios. En caso de una derrota del primer ministro, se iniciará una carrera para elegir al nuevo líder del partido, de la que Johnson quedaría excluido.

El primer ministro británico deslizó la pasada semana que no sería “responsable” presentar su renuncia por el escándalo de las fiestas en el 10 de Downing Street en los momentos más críticos de la pandemia del coronavirus. En este sentido, Johnson justificó que la “gran agenda” política que tiene por delante y las “grandes presiones económicas” derivadas de la guerra en Ucrania, le obligan a mantenerse en el cargo.

 

Oportunidad para Johnson

El primer ministro británico deslizó la pasada semana que no sería “responsable” presentar su renuncia por el escándalo de las fiestas en el 10 de Downing Street en los momentos más críticos de la pandemia del coronavirus. En este sentido, Johnson justificó que la “gran agenda” política que tiene por delante y las “grandes presiones económicas” derivadas de la guerra en Ucrania, le obligan a mantenerse en el cargo.

Desde el gabinete presidencial restan importancia a la moción de censura, pero celebran que esta sirva como un escenario para “defender su postura” ante sus propios diputados. El primer ministro del Reino Unido pide unidad a los suyos y les recuerda que, cuando el partido ha estado cohesionado, los tories han sido una fuerza política “formidable”. De este modo, desde el entorno de Johnson advierten de las nefastas consecuencias para la imagen de los conservadores si se posterga el final de esta cuita interna.

Asunción de responsabilidades

La moción de censura de los tories a su jefe se celebrará dos semanas después de la publicación de un informe sobre el Partygate. El texto, remitido desde la vicesecretaría de la Oficina del Gabinete del Primer Ministro, instaba a depurar responsabilidades al propio Johnson. Sin embargo, el líder conservador pidió disculpas ante el Parlamento y la ciudadanía para sofocar las llamas y la rebelión interna, que durante meses se gestó en las entrañas del partido.

En las 37 páginas redactadas, Sue Gray, vicesecretaria de la Oficina del Gabinete, evitó las alusiones directas al primer ministro, aunque subrayó que “mucha gente estará conmocionada ante la escalada del comportamiento que tuvo lugar en el corazón del Gobierno”. Por ello, estimó que dirigentes de tan alto nivel han de “asumir la responsabilidad por esta cultura de alcohol y fiestas” en los meses más duros de la pandemia.