Por orden de Vladimir Putin, las tropas militares rusas iniciaron una invasión en suelo ucraniano el pasado 24 de febrero. Desde entonces la escalada bélica ha sido diaria, los bombardeos incesantes y la respuesta por parte de Occidente limitada a cuestiones económicas y diplomáticas. La sociedad ucraniana resiste atrincherada mientras buena parte de su ciudadanía, temerosa por el avance ruso, trata de huir a través de los diferentes corredores humanitarios que su propia defensa organiza para que mujeres, niños y ancianos crucen la frontera y salgan del peligro.

Durante las últimas horas, en el decimocuarto día de guerra, el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, ha denunciado que Rusia ha bombardeado un hospital de maternidad en la ciudad de Mariúpol con niños "bajo los escombros"; mientras, la amenaza nuclear sigue latente, por lo que las autoridades han procedido a desconectar la central de Chernóbil de la red eléctrica, una medida cautelar que viene precedida del incendio en Zaporiyia, ciudad que alberga la planta nuclear más grande de Europa.

Uno de los rostros más debastadores de la invasión es el de las dos millones de personas que han tenido que abandonar sus hogares ante la amenaza de los bombardeos. Los civiles tratan, contra la inexistencia de una logística segura que les permita avanzar de forma ordenada, llegar a la frontera con Polonia, Hungría, Moldavía y Rumanía. El número de refugiados es astronómico, y las oenegés advierten de que Europa se enfrenta a una de las mayores crisis de refugiados de su historia cercana. Por el momento, y ante la premura de los acontecimientos y el incesante goteo de refugiados, los países miembros de la UE tratan de articular redes de acogida sólidas y fiables, pero el proceso burocrático está siendo costoso y queda mucho pòr avanzar en la equidad que deberá primar a la hora de proporcionar techo, residencia y trabajo a los ucranianos que salen de su país. La gran mayoría de ellos son mujeres y niños, ya que los hombres, bajo la Ley Marcial, están obligados a defender a su país con las armas. 

Este contexto ha obligado a España a redoblar sus esfuerzos, tanto en materia nacional como internacional, trazando un plan de choque tanto social como económico que permita seguir avanzando en la recuperación y capeando las consecuencias derivadas de la guerra con el mayor acierto posible. Frente a una guerra que se prevé larga, mortífera y de enormes dimensiones económicas y sociales, estas son las líneas maestras que se conocen por el momento del plan de actuación del Gobierno de España.

Una acogida a contrarreloj

Más de 1.000 ciudadanos ucranianos ya han sido acogidos dentro del sistema de acogida español, según ha informado este miércoles el secretario de Estado de Migraciones, Jesús Javier Perea, quien también ha adelantado que se acogerán a "muchas más" personas, aunque no ha podido adelantar una cifra aproximada: "No se trata únicamente de traer a personas sino de darles una vida en España en tiempo récord. Más que dar techo y cobijo, necesitamos darles futuro", ha prometido.

La Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), por su parte, ya está realizando labores de planificación para prepararse para la gran llegada que se espera en las próximas semanas. Desde la FEMP ya especifican que uno de los mecanismos principales será la articulación de una red de voluntariado en la que familias españolas presten sus hogares y sus bienes para ayudar de primera mano a las familias que huyen del terror sembrado por Putin, una iniciativa que llevan a cabo en consonancia con otras asociaciones y organizaciones comprometidas con la causa. Asimismo, cabe celebrar que el Gobierno central anunció este martes que regularizará a todos los ucranianos residentes en España en situación irregular, facilitando su integración a nivel socioeconómico. 

Una oportunidad que pasa por Argelia

Con el precio del gas y la energía en máximos históricos, agravado por una inflación inasumible a largo plazo para muchas familias europeas, España tiene ante sí una oportunidad de erigirse como un actor principal en el nuevo orden mundial resultante de la reestructuración del mercado de suministro energético. El propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, está manteniendo conversaciones fluidas con su homólogo argelino, Abdelmayid Tebune, a fin de conocer si es posible incrementar la importación de gas proveniente del país africano y así posicionarse como uno de los países capacitados para dirigir el posterior abastecimiento europeo. Argelia es el tercer país del mundo que más gas exporta, siendo España e Italia sus principales destinos. 

Si este pacto se materializa próximamente, nuestro país tendría una oportunidad clave en términos económicos, ya que España cuenta con una capacidad de almacenamiento que equivale a un tercio del total del continente. Otra ventaja competitiva con la que cuenta España son sus seis plantas regasificadoras -de las 20 con las que cuenta el viejo continente-. Una logística que permitiría a España representar el 30% de la capacidad de almacenamiento de gas natural licuado -GNL-, según datos de Enagás, y el 27% de la capacidad de regasificación, como recogen los datos de Gas Infrastructure Europe.

España, dispuesta a enviar más armas a Ucrania

Otro de los compromisos y responsabilidades a los que se ha comprometido Sánchez en esta guerra ha sido el envío de armamento a Ucrania. Este miércoles la ministra de Defensa, Margarita Robles, no ha descartado el envío de más material ofensivo, siempre en función de sus necesidades y de "las disponibilidades" de España. El pasado fin de semana ya salieron de nuestro país cuatro aviones A-400M del Ejército del Aire cargados con material para entregar a la resistencia ucraniana. Se trató de un total de 1.370 lanzagranadas contracarro, 700.000 cartuchos de fusil y ametralladora, y ametralladoras ligeras, todos ellos propiedad del Ejército de Tierra. 

A pesar de que no se daban las circunstancias actuales, durante el año 2021 España destinó 900 millones de euros a las misiones de las Fuerzas Armadas en el exterior, las más costosas destinadas a las operaciones de la OTAN en despliegues en el Mar Negro y el Mediterráneo, lo que supuso un coste fue de 160 millones en 2021.

De la misma manera, Sánchez ha advertido de que se debe reforzar la seguridad en el ciberespacio, aumentando su nivel de alerta al 3, afectando así a los medios de vigilancia en las redes básicas, especialmente las procedentes de Rusia y Ucrania, y se ha creado el comité de ciberseguridad dentro del comité de crisis del presidente del Gobierno, dirigido por el Centro Criptológico Nacional.

Diplomática interna y externa

El papel del Gobierno de España en el exterior ha sido muy cuestionado en los últimos meses, máxime después de recibir varios desplantes por parte del presidente de los EEUU, Joe Biden. La oposición ha arremetido con dureza y contra sus socios, pero, sin embargo, el papel de nuestro país en el exterior está saliendo muy reforzado en los últimos días a nivel internacional. El mensaje del presidente está siendo claro: España es un país fiable para la OTAN. De hecho, tanto es así que nuestro país ha sido elegido como encargado de organizar la Cumbre de la Alianza Atlántica que tendrá lugar este 2022. 

Pero el Gobierno no solo ha tenido que incrementar su diplomacioa a nivel externo, con un esfuerzo diario de los plenipotenciarios en las negociaciones con los homólogos europeos, sino que ha tenido que reorganizarse internamente y reconducir las malas vibraciones que desembocaron después de que Ione Belarra, líder de Unidas Podemos y ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, dejase caer que el PSOE era un "partido de la guerra". Posteriormente, la parte morada del Ejecutivo rectificó, y tras un alto al fuego entre socios, la escenificación de la paz llegó con Pedro Sánchez e Irene Montero entrando juntos a un acto a las puertas del Día Internacional de la Mujer el pasado lunes 7 de marzo. 

Malestar con la oposición

Con este escenario como telón de fondo. y ante los constantes llamamientos a la unidad realizados por el Gobierno, en Moncloa han sentado muy mal las palabras pronunciadas este miércoles en el Congreso de los Diputados por Cuca Gamarra, portavoz del partido en sustitución del caído Pablo Casado. Concretamente, la popular ha acusado a Sánchez de utilizar la guerra, al igual que hizo con la pandemia, en su propio beneficio. 

Lo que me faltaba por escuchar. ¿Estoy utilizando la guerra para qué? ¿La pandemia para qué? Un respeto al Gobierno de España, que se está enfrentando a una pandemia y a una guerra sin el apoyo del principal partido de la oposición”, ha contestado Sánchez, que, además, ha tenido que escuchar como buena parte de la derecha española le conminaba a deshacerse de los integrantes de Unidas Podemos en el Consejo de Ministros. “Los españoles no nos meceremos que el Gobierno tenga a quienes desestabilizan a España y apoyan a Putin. Tome decisiones y expulse ya de su Gobierno a Unidas Podemos”, ha urgido Gamarra.