La política europea siempre suena lejana y difusa, pero a menudo, mucho más de lo que imaginamos, trata de los territorios más próximos, de conectar personas. Es el caso del informe sobre la Agenda Territorial 2030 aprobado recientemente con un respaldo mayoritario en el Parlamento Europeo.

Hay que disipar la niebla y explicar las claves de un texto que impulsará un progreso más integrado de las regiones y las comarcas de la Unión Europea.

La agenda territorial es una herramienta fundamental para el desarrollo de los diferentes territorios, que incluye un conjunto de medidas diseñadas para el futuro de cada uno de ellos, que ha contado con la participación de la ciudadanía, de entidades locales y que cuenta con el apoyo de los representantes públicos. Todos hemos escuchado hablar de las agendas urbanas que corresponden a las ciudades o municipios. Las agendas territoriales son el equivalente para áreas más extensas, que incluyen núcleos urbanos y sus territorios circundantes.

Se da la situación de que en la Unión Europea las agendas urbanas están bastante desarrolladas, en parte porque la concesión de fondos europeos está ligada a la existencia de estos planes. La situación es diferente en el caso de las agendas territoriales. Por eso, desde el Parlamento Europeo proponemos que la obtención de fondos se vincule a la existencia de agendas territoriales.

El núcleo de nuestro enfoque es simple, pero profundo: las ciudades no son islas. Durante décadas, los fondos FEDER han impulsado el desarrollo urbano, centrando recursos en las ciudades. Sin embargo, debemos potenciar un aspecto crucial: los núcleos urbanos no existen en el vacío. Están inmersos en territorios más amplios donde la vida y la actividad económica fluyen y se entrelazan con el entorno urbano.

La eurocámara reconoce la necesidad de expandir nuestra perspectiva, considerando el desarrollo territorial en su conjunto. Propone que los fondos no solo se centren en las ciudades y núcleos urbanos, sino que también beneficien a las áreas circundantes, abarcando regiones más amplias. Esto es vital para proyectos que trascienden los límites municipales, como el combate a la despoblación rural.

La interdependencia urbano-rural es un pilar de nuestra propuesta. Buscamos un equilibrio en las inversiones, reconociendo que el territorio depende de lo urbano, pero lo urbano depende del territorio. Esta conexión es fundamental para establecer una cohesión territorial que promueva la sostenibilidad y el crecimiento integrado.

Enfatizamos la importancia de la participación local en la gestión de los fondos. Proponemos que los municipios y entidades locales tengan voz activa en la planificación y aplicación de recursos, favoreciendo un enfoque de gestión desde abajo hacia arriba.

Demandamos un vínculo directo entre la adopción de agendas territoriales y el acceso a fondos europeos. Al igual que con las agendas urbanas, las regiones que cuenten con una agenda territorial bien definida deberían tener prioridad en la asignación de recursos europeos.

Los proyectos que se contemplan en una agenda territorial incluyen esquemas de movilidad regional, servicios públicos, infraestructuras y otros planes de desarrollo a largo plazo. Esto asegura que los beneficios de los fondos europeos no sean temporales, sino que formen parte de una estrategia sostenida de desarrollo y mejora continua que, además, vayan evolucionando según varíen las necesidades.

Con la Agenda Territorial 2030, estamos sentando las bases para un futuro donde el desarrollo no esté limitado por fronteras municipales. Estamos promoviendo una Europa más cohesionada, donde cada territorio, urbano o rural, contribuye y se beneficia del crecimiento colectivo. Este enfoque integral es un paso decisivo hacia una Europa más unida, integrada y próspera.

Las ciudades no son islas. Y desde las instituciones europeas debemos impulsar el crecimiento integrado y sostenible de todas sus regiones. Más allá de la niebla, trabajamos por los territorios locales.

Marcos Ros
Miembro del Grupo de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas en el Parlamento Europeo