Tras todo lo ocurrido con la exhumación de Franco, un ex teniente coronel del Ejército saca a la luz un informe que aseguraba que el dictador se había quedado sin, apenas, piezas dentales durante su último año de vida.

Según el informe, divulgado por la Fundación Francisco Franco, el caudillo tuvo problemas bucales desde la Guerra Civil, algo que ha ido arrastrando hasta sus últimos días.

Tras varias infecciones graves en algunos de sus dientes, de hecho, en 1962, a Franco le faltaban 14 piezas. Y por si fuera poco, una caída le terminó de destrozar la boca.

En agosto de 1962, mientras pescaba en el Azor (San Sebastián), Franco se sufrió una fuerte caída que le llevó a darse con la boca en una barandilla, dañando fuertemente su dentadural. Tras ese momento ya tenía pocas piezas, hasta que llegó 1971, otra infección bucal grave le dejaría, prácticamente sin piezas.

Solamente tenía siete piezas dentales originales y con las enfermedades bucales que le iban apareciendo, sus piezas se encontraban en peligro de extinción, de las que en 1973 solo quedaban tres piezas.

En 1974, Franco sufría un nuevo problema bucal, junto a los de salud que acarreaba, un riesgo tan difícil que tuvieron que retirarle dos de los tres dientes propios que le restaban. La única pieza dental que ya le acompañaría hasta la sepultura. 

Según este informe, Franco tenía un dolor dental casi anual. Tras retirarse sus muelas por una infección en África, su boca no hizo más que empeorar hasta sus últimos días, cuando a la tumba solamente pudo llevarse, tan solo, una pieza dental propia