La elección de Enrique Arnaldo, candidato propuesto por el Partido Popular para el Tribunal Constitucional, se consumó este jueves tras una polémica votación en el Congreso de los Diputados. El Gobierno de coalición se tragó el sapo. A disgusto, pero se lo tragó. Arnaldo amenaza con ser el integrante del Alto Tribunal con más máculas en su expediente, lo que puso en un compromiso a PSOE y Unidas Podemos, que llevan días haciendo ímprobos ejercicios de contorsionismo para justificar su voto favorable. Tal cariz ha adquirido el asunto que el exvicepresidente segundo y exlíder morado, Pablo Iglesias, se ha visto obligado a salir a escena.

En un artículo publicado en el diari Ara, Iglesias ha defendido que la elección entra en los márgenes de la “normalidad democrática española”. El exsecretario general de Podemos dice comprender y compartir “las reticencias y la náusea moral” que suscita el letrado; pero alega razones de autodefensa: "Cualquier barrera democrática que se pueda erigir ante la eventual voluntad política reaccionaria de las altas magistraturas del Estado parece una medida de autodefensa razonable".

Iglesias admite que los candidatos del PP al TC -Arnaldo y Concepción Espejel-, siempre despertarán "la sospecha de connivencia con los corruptos o de corrupción directa"; pero al igual que el PSOE, justifica que los órganos constitucionales caducados deben.

El Gobierno de coalición espera que este pacto desbloquee las conversaciones con el PP para renovar también el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). En este sentido, Iglesias ha tenido a bien adelantarse a las previsibles críticas a Yolanda Díaz: "¿Acertaría pactando la renovación del CGPJ con la derecha, ya que el PSOE ha renunciado a cambiar el sistema de elección para evitar el veto del PP? Yo creo que sí".

El motín de los díscolos

El diputado socialista Odón Elorza fue una de las voces discordantes del argumentario oficial distribuido por Moncloa y por el PSOE. Hace unos días decía que votaría a Arnaldo “con la nariz tapada”. Al parecer, el hedor era tal que sucumbió. En un mensaje publicado en su cuenta oficial de Twitter, explicó que se reunió con la dirección de su grupo parlamentario para trasladarle su posición: “He efectuado con responsabilidad el voto telemático en el que no he apoyado al Sr. Arnaldo, en defensa del prestigio y la dignidad de las instituciones del TC y Congreso”, sostuvo.

Y no fue el único. Arnaldo obtuvo 11 votos menos de los previsibles, por tanto, hay 11 parlamentarios que se desmarcaron. Los socialistas han asumido tres de ellos. Uno sería Elorza, perfectamente consciente de lo que votaba; y los otros dos fueron el exministro José Luis Abalos y el diputado Mariano Sánchez Escobar. Ambos se saltaron la disciplina de voto involuntariamente. Ábalos no siguió adecuadamente el procedimiento y quedó registrado como voto en blanco, mientras que Sánchez se equivocó en unos apellidos, emitiendo un voto nulo.

Por su parte, Unidas Podemos asume que en su grupo parlamentario ha habido al menos un voto díscolo. Fuentes parlamentarias apuntan a las diputadas Gloria Elizo, vicepresidenta tercera del Congreso, y la canaria Meri Pita, portavoz de Política Territorial, que firmaron un artículo criticando la elección de Enrique Arnaldo y Concepción Espejel como candidatos del PP al TC al considerarlos inadecuados por su afinidad con los populares.

Fuentes parlamentarias socialistas han informado de que ya están investigando el caso de Elorza y tomarán una decisión en los próximos días, que a buen seguro será una multa económica. Por contra, los morados no indgarán, amparándose en que la votación era secreta.